Un estudio de la Fundación SM y UNIR muestra una juventud ambientalmente concienciada y muy preocupada por el cambio climático. Sim embargo, revela una escasa confianza en las medidas adoptadas por las instituciones públicas y las empresas para frenar los problemas.

El estudio ‘Jóvenes y Medioambiente’ se presentó recientemente en Madrid. Es una investigación impulsada por la Fundación SM y realizada por los investigadores Isabel Lema Blanco, profesora de Educación Ambiental en UNIR, y Juan María González-Anleo y Ariana Pérez Coutado, ambos de la Fundación SM.

El estudio presenta los resultados de una encuesta online realizada a 1.500 jóvenes residentes en España con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años y que constituye el único estudio publicado sobre esta temática con una muestra poblacional representativa de la juventud española por rango de edad, sexo, edad, clase social y tipo de localidad de residencia.

Los resultados del estudio muestran una juventud ambientalmente concienciada y muy preocupada sobre el impacto del cambio climático. Sim embargo, muestran escasa confianza en las medidas adoptadas por las instituciones públicas y las empresas para frenar problemas como el cambio climático, reflejando relevantes niveles de apatía o ecoansiedad.

La juventud española aboga por promover más información y formación sobre temas ambientales, endurecer las leyes y cambiar los estilos de consumo y la forma en que consumimos, como fórmulas más efectivas para combatir los problemas ambientales.

La mayoría de los jóvenes encuestados muestran una alta predisposición a adoptar estilos de vida sostenibles, pero no saben cómo hacerlo. Por ejemplo, la mitad de ellos afirma desconocer cuál es la repercusión en el medioambiente de los productos que compran, y el 82% demanda más educación en los centros educativos sobre el cambio climático, la contaminación y las consecuencias ambientales de nuestro consumo.

El 82% de los jóvenes encuestados demanda más educación en los centros educativos sobre el cambio climático, la contaminación y las consecuencias ambientales de nuestro consumo.

El ámbito del consumo es de especial interés para ellos, pues muchas de sus decisiones diarias tienen una relevancia ambiental, y un alto porcentaje de estos jóvenes ha comenzado a adoptar modelos de consumo consciente en la alimentación o, esporádicamente, en la compra de moda o tecnología:

• El 63% de los jóvenes consume con frecuencia alimentos de producción local/regional, y casi el 70% de los jóvenes encuestados compra en tiendas ecológicas o de comercio justo.
• Aunque la compra de moda sostenible y tecnología producida de manera justa es más ocasional, el 45% afirma haber optado por este tipo de productos en alguna ocasión, y el 30% lo hace a menudo o siempre.
• El 60% tiene siempre conductas sostenibles relacionadas con el reciclaje y el 57,9% dona su ropa o calzando a conocidos y ONG.
• El 71,9% de los jóvenes afirma que el hecho de que un producto sea coherente con sus valores personales influye bastante o totalmente su decisión de compra.

La percepción de autoeficacia y la identidad ambiental son dimensiones psicosociales que son determinantes en las conductas de los jóvenes, especialmente en el consumo de alimentos sostenibles y de comercio justo, moda ecológica y tecnología producida de manera ética.

Uno de los resultados más interesantes de este estudio es la importancia que adquieren dos dimensiones psicosociales como predictoras del consumo sostenble: la percepción de autoeficacia (Bandura, 1997) y la autoidentidad ambiental (Whitmarsh & O Ńeill, 2010) en la conducta proambiental.

Por ejemplo, los jóvenes que se ven a sí mismos como consumidores sostenibles consumen con mayor frecuencia comida ecológica y productos de comercio justo, así como son los que compran con mayor frecuencia moda sostenible y tecnología producida de forma sostenible y ética. Por contra, aquellos que puntúan bajo en la escala de autoidentidad, son los que, porcentualmente, desarrollan un consumo menos consciente y responsable, puntuando significativamente más alto en la respuesta “nunca”.

Asimismo, un fuerte sentido de autoeficacia ambiental está directamente relacionado con la adopción de estilos de consumo de alimentos ecológicos y moda sostenible. Ello es así porque la percepción de que las propias acciones tiene un impacto real en la mitigación del cambio climático y conduce a elecciones más sostenibles en el ámbito alimentario.

Sin embargo, ciertos comportamientos individuales climáticamente relevantes, como las preferencias alimentarias (ej. el consumo de carne) o las opciones de transporte, están profundamente arraigados en contextos sociales y culturales, así como condiciones políticas, económicas o estructurales que dificultan su adopción de consumo, como por ejemplo, la limitada accesibilidad percibida a los productos ecológicos o de comercio justo, por razones económicas o de comodidad (Lema-Blanco et al., 2023, Lema-Blanco, 2022).

Para superar la brecha entre las actitudes ambientales y la acción proambiental, no es suficiente con proporcionar más información al público, porque, aunque ésta pueda incrementar su preocupación por el medio ambiente o por el cambio climático, en general, sigue creyéndose que la solución a los problemas socioambientales está fuera del control del individuo o incluso de la comunidad.

Aumentar su sentimiento de autoeficacia: los resultados de este estudio apuntan a que, para lograr un mayor compromiso individual y colectivo en la lucha contra el cambio climático, es preciso fortalecer la creencia de que ellos tienen un papel clave y necesario y de que su impacto es eficaz.

En conclusión, las instituciones educativas pueden y deben jugar un papel destacado a la hora de promover comportamientos proambientales entre los jóvenes, a través de la transferencia de conocimientos y valores, y, especialmente desarrollando estrategias educativas que pongan el foco en aumentar el sentimiento de autoeficacia de los jóvenes, enfatizando el impacto en la acción local como responsable y solución para los problemas globales, pues si los jóvenes no se perciben a sí mismos como parte de la solución, es improbable que experimenten sus acciones locales y personales como capacidad de impacto sobre lo global.

(*) Isabel Lema Blanco es profesora de UNIR. Coordinadora de la materia de ‘Sensibilización en Educación Ambiental’ del Máster Universitario de Educación Ambiental para el Desarrollo Sostenible, y docente en el Máster Universitario en Docencia Superior Universitaria. Investigadora posdoctoral en el Grupo de Investigación Persona-Ambiente de la Universidade da Coruña. Presidenta del Instituto de Estudios e Investigación Psicosocial “Xoán Vicente Viqueira”.

Referencias:

– Bandura, A. (1997). Self-efficacy: The exercise of control. Freeman.

– González-Anleo, J.M., Lema-Blanco, I. & Pérez Coutado, A. (2023). Jóvenes y Medio Ambiente. Fundación Santa María-Ediciones SM. ISBN: 978-84-118-2187-2. https://zenodo.org/records/10591234
Fundación SM (2024). Web. https://oji.fundacion-sm.org/

– Lema Blanco, I. (2022). Educación Ambiental y Participación Pública: Análisis de los Procesos Participativos «Bottom-Up» como Instrumentos de Aprendizaje para la Transformación Social. Tesis Doctoral. Universidade da Coruña, España. http://hdl.handle.net/2183/30088

– Lema-Blanco, I., García-Mira, R. & Muñoz-Cantero, J.M. (2023). Understanding Motivations for Individual and Collective Sustainable Food Consumption: A Case Study of the Galician Conscious and Responsible Consumption Network. Sustainability, 15, 4111. https://doi.org/10.3390/su15054111

– Whitmarsh, L., & O’Neill, S. (2010). Green identity, green living? The role of pro-environmental self-identity in determining consistency across diverse pro-environmental behaviours. Journal of environmental psychology, 30(3), 305-314. https://doi.org/10.1016/j.jenvp.2010.01.003

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