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ChatGPT, inteligencia artificial y educación: herramientas para una docencia del siglo XXI

Christian Andrades, experto en EdTech y fundador de la plataforma educativa Kumubox, habla en UNIR de las distintas posibilidades y características de ChatGPT y la IA para mejorar la experiencia educativa de los estudiantes y personalizar el aprendizaje.

Christian Andrades, durante la openclass de UNIR.

¿Cómo usar ChatGPT y la inteligencia artificial en tu aula?” fue un taller de carácter práctico que acercó a los más de 1.300 inscritos las enormes posibilidades de la inteligencia artificial como herramienta educativa para personalizar el aprendizaje, y que el docente pueda adaptar los contenidos académicos a cada estudiante o a cada grupo.

La IA permite que casi cualquier cosa, por pequeña que parezca, resulte útil para impartir docencia en un aula. “Practicas lo mismo que con un libro de texto tradicional, pero completamente adaptado al alumnado”, añadió Christian Andrades a los asistentes a la openclass organizada por UNIR el pasado 3 de julio.

Son herramientas que, además, automatizan en cuestión de segundos tediosos procesos, sobre todo burocráticos, y aportan visiones ricas y distintas en todo tipo de áreas de estudio. Pero antes hay que saber utilizarlas.

Herramientas para un trabajo conjunto

El experto invitado por UNIR repasó las características más generales de este nuevo mundo que, aunque reciente, ya es una realidad incuestionable. La IA automatiza, agiliza y facilita los procesos más improductivos de cualquier trabajo. El experto afirmó que, por ejemplo, tan solo un 6% del trabajo diario en la enseñanza infantil corre el riesgo de automatizarse.

El porcentaje de posibilidades de automatización aumenta conforme los educandos son mayores. La elaboración de informes interminables y urgentes, o de situaciones de aprendizaje, son un tipo de tareas obligatorias que afronta un docente, y que un buen uso de la IA puede solventar. Christian Andrades citó otras profesiones que comparativa y objetivamente sí corren serios riesgos de automatización: la contabilidad, por ejemplo, alcanza un 100% de posibilidades.

Sin embargo, Andrades insistió en que el aspecto humano de la docencia siempre será importante y que la creatividad de un maestro o de un profesor prevalecerá sobre la IA en la enseñanza académica de las nuevas generaciones.

“Es un trabajo conjunto”, recalcó el docente. Los profesores deben saber lo que quieren conseguir de estas herramientas, y emplear distintos tipos de IA para obtener una serie de contenidos distintos y aplicables en un aula. Pero después sigue interviniendo la pericia profesional, porque será necesario seleccionar materiales, editar textos o comprobar la fiabilidad de las fuentes empleadas por la IA; y luego, aplicarlas a los niños y niñas.

“Los docentes trabajan unas 50 horas semanales, pero pasan menos de la mitad de ese tiempo en interacción directa con sus alumnos (…). No se trata de perder la creatividad: es una herramienta, una ayuda”, subrayó el experto en tecnología educativa (EdTech).

Otros grandes miedos que planean sobre estas tecnologías es la posible pérdida del pensamiento crítico o la vulneración de la privacidad de, en este caso, los alumnos. Andrades entiende, sin restarle importancia a estas reservas, que es una cuestión de adaptación y de conocimiento puro y duro del medio y de la herramienta.

Un docente es precisamente la figura profesional y humana ideal para no perder esa capacidad crítica, y para fomentarla entre los estudiantes. “Somos como guías para los niños”, ilustró el ponente.

Es entonces más inteligente aprovechar sus innegables virtudes y las capacidades que brindan, emplearlas para los fines adecuados y enseñarlas debidamente a los alumnos, antes que simplemente ignorarlas. Porque, como pasó durante los comienzos de internet, los propios estudiantes utilizarán estas aplicaciones tarde o temprano, y ya son una realidad al alcance de sus manos.

En cuanto a la gestión de la privacidad, el fundador de Kumubox entiende que se plantean las mismas condiciones que, por ejemplo, con las redes sociales. Convendría no añadir en ninguna aplicación de este tipo información sensible o datos personales, o cualquier asunto que sencillamente no se quiera mostrar.

Un uso responsable y adecuado de ChatGPT

ChatGPT es una aplicación de inteligencia artificial abierta en forma de chat desarrollada el año pasado. Es de una sencillez impresionante, y conserva la información que el usuario aporte en cada una de las conversaciones que puede crear, sin mezclar unas con otras para poder preservar la intimidad.

Bebe de prácticamente toda la información disponible en internet. Fuentes como Wikipedia, OpenSubtitle, Common Crowl, BooksCorpus o incluso The New York Times son algunas de ellas. Emplea asimismo otras más controvertidas, como Reddit, un foro abierto para publicaciones de todo tipo.

A partir de ahí, esta IA es capaz de saber cómo habla la sociedad en internet. Refleja el comportamiento lingüístico de literalmente todo el mundo porque maneja una cantidad ingente de tonos de voz, de vocabularios o de estructuras dialogadas o textuales, hasta que finalmente reproduce respuestas humanas.

Un problema que afrontan los ciudadanos, y los docentes en particular, es la costumbre de formular las consultas a Google de manera parca: “Ideas para clase de Lengua y Literatura” puede resultar útil en este motor de búsqueda, pero no en ChatGPT.

La interacción con esta IA debe asemejarse al contacto que se tendría con un ser humano muy inteligente, de mucha experiencia y maravillosamente creativo. Pese a sus capacidades, solo ayuda si la petición le orienta correctamente, si se aportan instrucciones concretas y, por lo tanto, se reducen ambigüedades.

Las ideas fundamentales estriban en la contextualización, la claridad y la concreción: cuanto mejor sea el texto de instrucción (prompt), mejor respuesta se obtendrá, porque la app responde en función de lo que se le facilita. Andrades planteó algunas cuestiones teóricas necesarias para generar prompts eficientes:

  • Identificar el objetivo del texto.
  • Aclarar el tipo de texto: abierto (más de una respuesta) o específico, creativo o práctico.
  • Plantear palabras clave.
  • Determinar el tono a emplear: formal, informal…
  • Asegurar el alcance: número de palabras, líneas o párrafos, tamaño ideal, presencia de bullets
  • Facilitar ejemplos de lo que se quiere. ChatGPT podrá ofrecer algo mucho más cercano a ese modelo.

Andrades ilustró la experiencia de usuario con un ejemplo categórico: “Vivo en Madrid, pero soy de Cádiz. Soy jefe de estudios del Departamento de Idiomas. Doy clases de inglés a sexto de Primaria. Me gusta diseñar materiales educativos. Me gustan las series de fantasía. Quiero aprender sobre cómo motivar a mi alumnado”.

En este caso, un docente plantea a ChatGPT información muy valiosa: lugares de residencia y de procedencia, cargo, competencias, gustos profesionales y personales y, sobre todo, una necesidad que demanda una solución.

También puede recibir datos sobre estudiantes en una clase para que, en función de sus gustos o de sus calificaciones, entre otras muchas variables, agrupe un aula en equipos y diseñe contenidos ajustados a las necesidades de cada uno.

O crear un cuento desde cero, de distintas extensiones, al estilo que queramos (el Roald Dahl más ingenioso, por ejemplo), escrito con un tono aventurero, enmarcado en el género fantástico y cuya moraleja final subraye la importancia de la gestión emocional.

Siguiendo ese ejemplo, un docente puede incluso pedirle a ChatGPT que elabore un cuestionario de comprensión lectora sobre el cuento, o cinco dinámicas de naturaleza práctica y de una hora para trabajar con los niños las principales ideas de la pieza.

Es más, hasta se le puede pedir que adapte algún fragmento de El Quijote para convertirlo en un texto más accesible, bajo un léxico actual (no necesariamente coloquial), o marcar cada verbo que sirva posteriormente para abordar los verbos desde un tratamiento didáctico. Puede hasta alterar el final de la gran obra de Cervantes. Y todo tras una espera de apenas unos segundos.

 


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