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El impacto de la tecnología en el sector legal: datos, procesos y empleos

Una innovación mal utilizada en los despachos de abogados puede ser contraproducente, avisa Eduardo Galocha, director académico del Máster en Legaltech de UNIR.

La digitalización es una realidad cada vez más sencilla de implementar.

La transformación digital, un concepto que va más allá de la mera digitalización, está multiplicando la eficiencia en los despachos de abogados y las asesorías jurídicas. Distinguir las virtudes de los problemas que plantea este cambio digital es una de las necesidades que marcarán el futuro del mundo. Eduardo Galocha analiza cómo la tecnología puede garantizar la seguridad en los datos en el sector legal.

Es uno de los muchísimos temas que derivan de una revolución digital ya presente entre nosotros. Y que el Máster en Legaltech de UNIR desarrolla y ofrece a sus estudiantes, entre otros contenidos, a través de docentes que son profesionales en activo y mediante métodos flexibles y personalizados.

¿Cómo se emplea blockchain en la protección de datos?

La información contenida en una cadena de bloques se encuentra únicamente seudoanonimizada, lo que implica que la persona titular de los datos personales que puedan formar parte de tal contenido pueda ser identificada. Por lo tanto, a dichos datos personales se les aplicará la normativa de protección de datos.

Pues bien, el principal problema entre la normativa actual en materia de protección de datos personales y la tecnología blockchain reside en la divergencia de sus propuestas. Si bien ambas buscan dar más control al individuo sobre sus datos personales, la forma en la que lo hacen parece ser incompatible.

Por un lado, la normativa de protección de datos parte de la base de que toda organización se rige por un sistema centralizado en el que el responsable del tratamiento de dichos datos personales tendrá control total sobre los mismos, dentro del marco legal. Es decir, que siempre podrá acceder, modificar o suprimir los datos personales que trata.

Por otro lado, blockchain se fundamenta sobre la premisa de la descentralización o distribución de su gestión. No hay nadie capaz de tomar decisiones unilaterales sobre los datos que se encuentran registrados en la cadena de bloques. Los interesados o titulares de dichos datos personales tendrán una mayor dificultad para poder ejercer efectivamente sus derechos de supresión, oposición y limitación del tratamiento en el caso de datos personales registrados.

Aunque aún existen muchas dudas sobre el tratamiento de datos personales en blockchain, sobre todo en el caso de las redes públicas, se han establecido una serie de recomendaciones por parte tanto de los operadores como de algunas autoridades en materia de protección de datos.

Por ejemplo, utilizar blockchain solo en casos absolutamente necesarios, minimizar el tratamiento de los datos personales o recomendar con antelación que se evalúe el número mínimo de validadores necesarios para evitar el control por parte de un grupo de más del 51% de la capacidad de validación de blockchain. O que, además, se garanticen e implementen las técnicas necesarias para evitar posibles errores.

¿Cómo se debería diseñar un protocolo para la protección de los datos personales tratados por una empresa?

La entrada en vigor del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) en Europa en 2016 supuso una transformación en la gestión de la información personal que utiliza una empresa. Se trata de un cambio de mentalidad que empieza por la dirección y que debe considerar al respeto a la privacidad de los clientes y de los empleados como un elemento fundamental de las políticas corporativas y que debe reflejarse en los procesos, la tecnología y la documentación interna.

Todos los departamentos de la empresa y sus trabajadores, dependiendo del grado de exposición, se ven afectados.

legaltech galocha

El robo de un móvil o un portátil o la vulnerabilidad en las descargas de documentos, softwares o correos electrónicos suponen una grave amenaza para la protección de los datos de la organización. Todavía más con el auge del trabajo en remoto tras la pandemia, que expone más a las empresas a hackeos o a incidentes de seguridad.

Para afrontarlos, es imprescindible diseñar un eficaz protocolo de seguridad. Unas medidas que han de partir de un pormenorizado examen de las necesidades de cada empresa. Hay que analizar qué datos se quieren proteger y cómo, y reconocer las posibles amenazas, como robos, errores humanos o fallos informáticos.

También habría que seleccionar las medidas de seguridad que mejor se adapten al tamaño y las características de la empresa y que garanticen la protección de los datos, la continuidad del negocio en caso de algún problema en la gestión y la custodia de esa información confidencial.

Por otro lado, también se habrá de impartir la formación necesaria y elaborar un buen plan de comunicación, porque estas medidas no serán efectivas sin todos los implicados no las conocen.

¿En qué consisten los smart contracts? ¿Y cómo influyen en ellos la tecnología blockchain?

Los smart contracts o contratos inteligentes surgen de la combinación de dos líneas de desarrollo tecnológico: la contratación electrónica y la criptografía. No hay consenso a la hora de establecer una definición universal sobre qué son realmente.

Se tiende a identificar estos contratos con formatos que usan la tecnología blockchain, pero lo cierto es que conforme a un patrón de neutralidad tecnológica podemos considerar como smart contract cualquier acuerdo que cumpla esta pauta usando otra fórmula tecnológica.

Sin embargo, buena parte de los contratos inteligentes termina apoyándose en la tecnología de bloques, ejecutando el pago en criptomonedas, como el bitcoin o el ether, porque es necesario en casi todos los supuestos programar la ejecución de un pago que no dependa de una orden posterior de una de las partes.

La definición más usual de smart contract es la que los cataloga como aquellos acuerdos productores de efectos jurídicos cuya peculiaridad esencial es que son “autoejecutables” por estar total o parcialmente recogidos en secuencias de código, y en los que la ejecución del contenido no depende de la voluntad de las partes, sino que tiene lugar de manera automática, una vez se dan las condiciones acordadas por aquellas.

¿Cómo se pueden digitalizar los procesos en los despachos y asesorías jurídicas de empresa?

Tradicionalmente, el sector legal ha sido considerado como una actividad reacia a innovar en estos aspectos, pero la realidad del mercado ha cambiado radicalmente esta postura en los últimos años.

En primer lugar, el tipo de trabajo que los clientes demandan a los abogados ha variado. Ahora necesitan no solo servicios de alto valor y conocimiento jurídicos, sino también servicios de menor coste, pero con excelencia operativa.

Una de las principales tendencias actuales en despachos y asesorías jurídicas es la transformación digital. Su adopción está modificando determinados aspectos relacionados con la gestión y el negocio de los servicios jurídicos.

En este nuevo escenario, resulta necesario para los despachos y asesorías jurídicas, sea cual sea su estrategia, posicionamiento y tamaño, revisar sus procesos operativos e identificar aquellos donde la tecnología pueda aportar una mayor eficiencia para contrarrestar las presiones de los clientes en torno a precios y tiempos de respuesta.

Afortunadamente, casi todas las necesidades que detectamos en los despachos y asesorías jurídicas ya tienen una respuesta legaltech, por lo que la digitalización es una realidad cada vez más madura y sencilla de implementar.

Ante todo, para asumir este proceso de cambio, lo primero que debemos hacer es analizar estratégicamente los procesos o actividades que se quieren digitalizar o sistematizar y cuál es el presupuesto con el que se cuenta. Solo entonces se podrá realizar un proyecto de implantación de tecnologías.

¿Qué papel queda para la labor humana en estos nuevos entornos más tecnológicos?

En un informe de la prestigiosa consultora McKinsey, se indica que hasta un tercio de los empleos actuales serán desplazados antes del año 2030 por los efectos de la automatización y del desarrollo de la IA. Y que entre 75 y 375 millones de trabajadores deberán de adaptar sus conocimientos para optar a nuevos empleos.

Este proceso va a afectar con más intensidad a las economías del denominado primer mundo, donde hay un mayor nivel de desarrollo tecnológico y donde el coste de mano de obra es más alto y, por lo tanto, es más rentable la automatización.

La digitalización es una realidad cada vez más madura y sencilla de implementar.

 

Comienza una revolución tecnológica que promete no solo alterar la estructura de nuestra economía, sino también remodelar el tejido social de manera radical. El proceso de transformación llegará a todas las empresas, y de manera masiva, porque son muchos los frentes abiertos que están modificando los modelos de negocio: digitalización, robótica, ingeniería genética, energías verdes, vehículos autónomos…

Y, además, simultáneamente esto afectará inevitablemente al empleo, tanto en relación al tipo de perfiles como al número de estos.

Ante esta situación, debemos centrarnos en los elementos diferenciadores que como humanos podemos aportar y en los que somos superiores a las máquinas, como en la capacidad de comunicación, de creatividad, de empatía, de negociación, de inteligencia emocional, así como la ética, cualidades de las que carece una máquina.

Por ello, los empleos que serán reemplazados por las máquinas serán aquellos en los que se requiere poco uso de estas cualidades. Pero, quizá, todo ello sea positivo ya que se tratará, en la mayor parte de los casos, de trabajos rutinarios, repetitivos, aburridos, deshumanizantes y hasta peligrosos.

Así piensa en torno a estos temas Eduardo Galocha, abogado con más de 25 años de experiencia y actual director de la asesoría jurídica de Atlántica Agrícola. Miembro de, entre otras organizaciones, OdiseIA (Observatorio de la inteligencia artificial) y del Grupo de Trabajo sobre el Metaverso en AMETIC (Asociación del sector de la industria digital en España), forma parte de un cuerpo de docentes expertos y de gran reconocimiento laboral.

Contenidos como esta transformación digital del sector legal, las metodologías y tecnologías más disruptivas para la innovación legal, el gobierno del dato en pos de la seguridad o todas las herramientas disponibles para profesionales del área, se encuentran en el Máster en Legaltech de UNIR.

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