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El sociograma es una técnica muy útil para los trabajadores sociales puesto que facilita su labor y les permite ver de forma simple las relaciones que existen entre los miembros de un grupo.
Durante el ejercicio de sus funciones, los trabajadores sociales hacen uso de diferentes técnicas dirigidas a lograr determinados fines. En cuanto a los test sociométricos, uno de los más conocidos por los profesionales del sector es el sociograma, una herramienta que brinda numerosas ventajas y tiene una amplia utilidad.
El sociograma es una herramienta creada en el siglo XX por el psiquiatra rumano Jacob Levy Moreno. Al idear el término, Levy dio al sociograma propósitos exploratorios y diagnósticos, es decir, esta herramienta sirve para identificar, evaluar y medir dinámicas de grupos y con ese fin se sigue empleando en la actualidad.
Así, el sociograma puede definirse como una técnica que refleja gráficamente las relaciones sociales que existen entre los integrantes de un grupo. En estos lazos personales pueden apreciarse diferentes vínculos sociales e identificarse, a su vez, liderazgos entre los miembros de ese determinado grupo, individuos aislados o subgrupos.
Esta técnica sociométrica cumple dos funciones clave:
- Función descriptiva: se trata de definir el organigrama interno del grupo. Es decir, su estructura afectiva (quién lidera, qué relaciones existen entre los miembros, roles definidos…).
- Función explicativa: consiste en asociar esa organización interna con el tipo de funcionamiento que tiene el grupo. Tales como: principios, preferencias, influencias externas.
Tipos de sociogramas
Antes de hacer un sociograma hay que explicar los tipos de sociogramas que existen, que se diferencian por el tipo de análisis que precisa cada uno de ellos:
- Sociograma egocéntrico. Representa la relación de los diferentes miembros del grupo con un integrante en concreto, al que se le denomina ego. Esta persona se simboliza con una estrella. Por ejemplo, si se quiere hacer un mapa de relaciones sociales de una clase, el ego se equipara con la figura del líder de este contexto concreto.
- Sociograma de red. Da visibilidad sobre las relaciones entre un grupo de casos o individuos.
Estos dos tipos de sociogramas son las dos categorías principales que clasifican esta técnica. Dentro de ellas pueden integrarse otros modelos como:
- El sociograma perceptivo o personal, que muestra la estructura emocional de un miembro de un grupo en un entorno social concreto, por ejemplo, la escuela.
- El sociograma del momento, que consiste en reflejar las relaciones sociales de un grupo en un instante concreto.
- Diagramas de roles, como su propio nombre indica es un sociograma que representa los roles existentes en un grupo.
Cada uno de estos modelos proporciona una información diferente que se utiliza para lograr ciertos objetivos. No obstante, es fundamental hacer un sociograma correctamente para que el trabajador social lo interprete como es debido y logre su cometido gracias a los datos presentes en esta técnica.
¿Cómo hacer un sociograma?
Lo primero a tener en cuenta para saber hacer un sociograma es que esta herramienta se compone de vértices y aristas. El conjunto de vértices está conectado por esas aristas o líneas.
Por un lado, los vértices representan los casos analizados. Adoptan diferentes simbologías: triángulos, círculos, estrellas, etc. y van acompañados del nombre, letras o números para diferenciar a cada integrante. Por otro lado, las aristas o líneas son utilizadas para informar sobre el tipo de relación que tiene cada miembro dentro del grupo.
Para llegar al plano gráfico, el trabajador social deberá proveerse de información sobre el grupo evaluado:
- Convocará a los integrantes y deberá saber qué utilidad va a tener el sociograma. A estos se les pregunta sobre sus preferencias sociales dentro de un grupo.
- Establecerá las relaciones entre los miembros del grupo. Identificando los individuos que representan un rol importante, los usuarios aislados o los denominados camarillas o subgrupos dentro de un grupo.
- Señalará el tipo de relaciones (afectiva, conflictiva…) y añadir más datos sobre las conexiones sociales y personales de los miembros, con el fin de hacer el sociograma lo más completo posible.
El papel del sociograma en Trabajo Social
El sociograma en trabajo social es un instrumento altamente eficaz para el especialista porque permite relacionar el nivel afectivo y emocional con el selectivo y ordenado que se desarrolla siempre dentro de un grupo.
De manera que el trabajador social, al gestionar la problemática de un colectivo vulnerable o de un grupo de pacientes concreto, obtiene una imagen certera y muy útil de su contexto social y de las estructuras de las relaciones de ese grupo. Así, podrá asociar determinados comportamientos, valores o ideales con las conexiones que se dan dentro de un grupo.
Entre los distintos puntos que se estudian en Trabajo Social se encuentran este tipo de técnicas sociométricas porque facilitan la labor de estos profesionales y les permiten medir las relaciones sociales entre miembros de un grupo de una manera eficaz y sencilla.
Dentro de las distintas ramas del Trabajo Social, destaca la labor de los trabajadores sociales en centros de menores, de atención a la drogodependencia, residencias de mayores, etc. A la hora de intervenir en cualquiera de estas áreas especializadas, el profesional hace uso de determinadas herramientas, siendo el sociograma una de las más utilizadas y populares a través de la acción participativa y con grupos.
Por ello, el sociograma en Trabajo Social ejerce un papel clave, porque aporta muchos beneficios a este sector. Gracias a su interpretación, el experto puede mejorar la conducta o determinados comportamientos sociales. También, puede ser utilizado para resolver conflictos internos que a simple vista y sin el sociograma no hubiera sido posible.
En definitiva, el sociograma ayuda al trabajador social a hacerse una idea de las relaciones que existen en un grupo, y diseñar, tras su análisis, un plan de acción que se dirija directamente al asunto o asuntos que han de resolverse.
La figura del trabajador social es clave para promover el cambio en la sociedad y gestionar los problemas de los colectivos más vulnerables. Por eso, es fundamental que este profesional cuente con una formación superior que le capacite para poder emplearse como trabajador social.
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