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El lenguaje corporal en la política es un elemento de la comunicación no verbal fundamental, especialmente a la hora de lograr que un mensaje cale entre la población.
El lenguaje corporal en política puede ser la clave del éxito en muchos candidatos o cargos electos. Su importancia es mayor de la que algunos colectivos le conceden, ya que representa una herramienta complementaria que dota al discurso o mensaje del orador de una fuerza mucho mayor de la que inicialmente podría tener solo a través de la oratoria.
El lenguaje corporal forma parte del lenguaje no verbal o de la comunicación no verbal política. Junto con la imagen del candidato puede aportar gran parte de la información ante un escenario comunicativo. Así pues, la carga que supone el lenguaje corporal en la transmisión de un mensaje es impresionante. En política, si cabe, lo es más, porque refuerza, debilita o contradice el discurso emitido.
Por ejemplo, el político puede estar lanzando un discurso muy relevante y delante de centenares de cámaras, pero si lo hace nervioso o con un tono totalmente plano no logrará persuadir de la misma manera que si mantiene una entonación airosa, firme y gesticulando y apuntando aquellos mensajes más importantes durante su oratoria.
Se entiende por lenguaje corporal todo aquello que se transmite a los interlocutores a través de la postura, los gestos o los movimientos de una persona. Por ejemplo, la forma más fácil de detectar que alguien no está satisfecho con un resultado es gracias a su expresión facial, a la mueca que previsiblemente realice tras conocer que ha fallado en su objetivo, así como la tristeza, ¿quién no se enoja ante una desgracia y lo muestra en su cara?
La mirada muchas veces también lo dice todo en este sentido, pero también un elemento de lenguaje corporal clave es la entonación con la que se digan las cosas. No es lo mismo lanzar un mensaje en un tono convencional que hacerlo gritando o de mal humor. Cambia la percepción del mensaje y previsiblemente cómo cale este en la persona a la que va dirigido.
Por lo tanto, los elementos no verbales que acompañen a un discurso serán claves para acreditar y reforzar la figura del orador. Además, representan una forma más de hacer política, muy determinada por la imagen.
Un claro ejemplo tuvo lugar cuando en 1960 se retransmitió el primer debate político televisado de la Historia entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos Richard Nixon y John F. Kennedy. Para aquellos que lo oyeron por la radio el claro ganador fue Nixon. En cambio, para quienes pudieron seguir la retransmisión por televisión el resultado fue todo lo contrario: había ganado el debate Kennedy.
¿Por qué podía variar tanto el resultado a partir de un mismo discurso? La clave se encuentra en la comunicación no verbal, donde se enmarca el lenguaje corporal y la imagen. Kennedy, más joven en ese momento, cuidó mucho su estética así como la escenografía del discurso, con una actitud más serena y segura que la del candidato republicano.
Otra candidata política líder y ejemplo en este sentido ha sido Angela Merkel, canciller de Alemania desde 2005 a 2021 y una de las mujeres más influyentes de la historia en buena parte por su discurso directo, claro, firme, su seguridad personal y su postura siempre rígida. Estas señas de su lenguaje corporal la han identificado todos estos años en cada una de sus intervenciones públicas.
Claves del lenguaje corporal en política
Por todo ello, la comunicación no verbal en política muchas veces es más que el propio mensaje o discurso que se elabora y lanza. Es complicado seguir al pie de la letra un mitin o una intervención de un candidato político, ya que pueden resultar muy largos y aburridos. No obstante, si el orador emplea un lenguaje corporal adecuado será más fácil que sus mensajes conecten con la audiencia.
Entre otros aspectos fundamentales del lenguaje corporal en política, aporta valor el que el candidato:
- Mire a los ojos, a la cara, a la persona con la que habla.
- Que sea una persona que transmita tranquilidad, capaz de mantener la calma y lo demuestre en su postura o semblante.
- Las manos también son una pieza clave: cómo se emplean, si están constantemente en tensión, moviéndose… o, en cambio, si solo son alzadas cuando la persona va a formular un aspecto que le interesa.
- Igualmente, se interpreta que quien se toca la cara mientras habla no tiene las cosas del todo claras, transmite duda e, incluso, puede que no esté diciendo 100 % la verdad en su mensaje.
De hecho, un candidato político no solo es instruido en idiomas o en mejorar su imagen, sino que también sus asesores trabajan muy insistentemente en mejorar la comunicación no verbal. Cómo transmita los mensajes, cuál es su tono de voz o expresión corporal con el que lo haga puede ser clave para lograr una mayor empatía y mejores sensaciones en la audiencia.
Sin duda, es fundamental una buena formación —como la que ofrece el Máster online en Comunicación Política y Marketing de UNIR— para el equipo de confianza que asesora y acompaña a un político en períodos electorales, entrevistas en televisión, discursos parlamentarios, ruedas de prensa… y todo tipo de apariciones públicas. Por otro lado, estudiar politología es la base para cualquier aspirante a político.
El lenguaje corporal en política es una herramienta muy eficaz en la psicología de masas y clave a la hora de conectar o causar rechazo entre la audiencia.
