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¿Qué son las ecoetiquetas y qué tipos hay?

Los distintivos que permiten identificar productos, materiales o servicios que cumplen una serie de criterios con los que se garantiza el cuidado del medioambiente son las ecoetiquetas.

Grupo de voluntarios con árboles para cultivar
El aumento de la conciencia ecológica y ambiental entre la población mundial es un hecho.

Las ecoetiquetas son símbolos otorgados a productos o servicios que reducen los efectos medioambientales adversos. De esta forma, los consumidores pueden diferenciar de forma sencilla las mercancías que atienden a una serie de requisitos sobre sostenibilidad ambiental.

Desde que en 1978 saliese a la luz en Alemania la primera ecoetiqueta, llamada Ángel azul, han proliferado un buen número de estos distintivos que tienen su origen en la creciente conciencia global de proteger el medio ambiente, tanto por parte de los gobiernos, como de las empresas y de los propios ciudadanos.

Este aumento de la conciencia ecológica y ambiental entre la población mundial es un hecho. Sin ir más lejos, en España, estudios, como el realizado por el CIS, afirman que el 80 % de los encuestados se muestra muy preocupado por el cambio climático.

Así, en este contexto de mayor preocupación por el cuidado del medioambiente se explica la gran proliferación de ecoetiquetas o etiquetas ecológicas, que precisamente sirven para identificar los productos que cumplen con ciertos criterios de protección al medioambiente.

Tipos de ecoetiquetas

En el momento en que el uso de ecoetiquetas se hace habitual, la Organización Internacional de Normalización (ISO) organiza las diferentes etiquetas ecológicas y establece la siguiente clasificación:

Ecoetiquetas tipo 1

Son los distintivos que identifican aquellos productos con bajo impacto para el medio ambiente. Están regulados por la norma ISO 14024, que señala los productos que son ambientalmente preferibles dentro de una categoría particular de producto.

Se trata de un programa de etiquetado voluntario que puede ser ejecutado por organismos públicos o privados. Un ejemplo de ecoetiquetas tipo I es la hoja verde de la UE que identifica los alimentos ecológicos.

Dentro de las ecoetiquetas tipo I cabe hacer una medición especial a la Etiqueta Ecológica Europea (Ecolabel o EEE), que fue creada en el año 1992 y tiene el apoyo de las autoridades ambientales europeas. Como todas las ecoetiquetas de tipo I, su carácter es voluntario y tiene como principales cometidos

  • Cubrir la demanda creciente por parte de los consumidores de información fiable basada en datos científicos acerca de los productos etiquetados como beneficiosos para el medioambiente.
  • Fomentar la concienciación sobre el cuidado del medioambiente, impulsando el mercado ecológico.

La Ecolabel distingue los productos y servicios (excepto alimentos, bebidas y fármacos) que generan menor huella sobre el entorno, tanto en su producción, como en su distribución o en su utilización. La conocida como flor europea puede aparecer en el reconocimiento de una gran variedad de productos, como ropa, calzado, muebles o artículos de limpieza.

En España, la solicitud para obtener la Etiqueta Ecológica Europea debe dirigirse al organismo competente designado por las Comunidades Autónomas

Eco-etiqueta del producto sobre fondo blanco

Ecoetiquetas tipo 2

En el caso de las ecoetiquetas tipo II son los propios fabricantes quienes deben realizar lo que se denomina autodeclaración, certificando el cumplimiento medioambiental de los productos y sin que exista la validación de un tercero. Este tipo de ecoetiquetas están reguladas por la ISO 14021, así como por las leyes que rigen los temas ambientales y los productos ecológicos de cada nación.

Las ecoetiquetas tipo II normalmente hacen referencia a aspectos como las emisiones de CO2 durante su fabricación o su reciclabilidad.

Las etiquetas que indican si una mercancía es reciclable, compostable o biodegradable son ejemplo de ecoetiquetas tipo II. Por ejemplo, la famosa ecoetiqueta de las flechas de reciclaje.

Ecoetiquetas tipo 3

En este caso, aunque el fabricante informa voluntariamente sobre su comportamiento medioambiental, sí es preciso que un organismo imparcial certifique que efectivamente sea así. Se rigen por la norma ISO 14025 y tienen en cuenta asuntos como el uso de la energía, la gestión de residuos, las emisiones empleadas o los vertidos generados, tanto en la propia fabricación como en la cadena de suministro.

Un ejemplo de ecoetiqueta tipo III es llamada Declaración Ambiental del Producto (DAP) o environmental product declaration (EPD), que es aplicable a todo tipo de productos o servicios y se reconoce de manera internacional.

Para los consumidores, las ecoetiquetas que resultan más interesantes son las tipo I y III, ya que son las que implican una mayor garantía y fiabilidad. Al estar certificadas por organismos independientes basándose en criterios ambientales y en requisitos generales que se revisan de manera periódica, estas distinciones aportan información muy útil a los compradores, aunque tengan carácter voluntario.

Importancia de las ecoetiquetas en la industria actual

La relevancia cada vez mayor que los consumidores otorgan a los productos y servicios que respetan el medio ambiente, implica que las empresas tienen ante sí un reto, pero también una oportunidad para ofrecer a sus clientes aquello que demandan.

Apostar por el etiquetado ecológico implica para las empresas nuevas formas de concebir su negocio, haciendo una fuerte apuesta en responsabilidad social y cuidado del medio ambiente. Entre otras cuestiones, optar por las ecoetiquetas implica en muchos casos:

  • Reducir los costes en la energía que se emplea en la fabricación.
  • Apostar por la disminución de las emisiones contaminantes.
  • Reducir la generación de residuos.
  • Optar por el reciclaje y la reutilización de materiales.
  • Disminuir los gases de efecto invernadero.
  • Comunicar a los consumidores de manera abierta y fiable todas las acciones en favor del medio ambiente que toma la empresa.

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