Pelayo Benito García
La innovación tecnológica transforma el rol tradicional del departamento de Recursos Humanos hacia su papel como socio estratégico de la alta dirección para atraer y retener talento humano.
Uno de los principales desafíos a los que se enfrentan en la actualidad las personas responsables de la gestión del talento humano en todo tipo de organizaciones es el de ser capaces de comprender, en toda su dimensión, el impacto que la introducción de innovaciones tecnológicas en el proceso productivo genera sobre las habilidades y competencias que dichas organizaciones necesitan para sostener su grado de competitividad en el mercado.
¿Pero hasta qué punto la innovación tecnológica está afectando o puede llegar a afectar al modo en que las empresas gestionan sus recursos humanos?
Una estimación de su posible impacto debe partir del ritmo al cual se produce dicha innovación, para conocer mejor cuál es la amplitud de su alcance. Pues bien, para ello se ha propuesto el empleo de la denominada “ley de rendimientos acelerados”, atribuida a Raymond Kurzweil, conocido entre otras cosas por desempeñar la dirección de ingeniería de Google. Kurzweil defiende la idea de que el cambio tecnológico es de carácter exponencial; de hecho, pronostica que en un horizonte de pocas decenas de años la inteligencia “artificial” superará a la inteligencia “humana”.
Partiendo de tal aseveración, la razón de que la inquietud ante los desafíos que genera la aceleración observable del cambio tecnológico termine afectando, más pronto que tarde, a los departamentos de Recursos Humanos o de gestión del Talento es -o debería ser- doble:
- En primer lugar, porque la innovación tecnológica genera -incluso a corto plazo- tensiones derivadas tanto de la falta de personas suficientemente capacitadas para explotar las ventajas inherentes a tales innovaciones tecnológicas, como de la repentina obsolescencia de las habilidades y capacidades de quienes forman parte actualmente de la población activa y ocupada en multitud de sectores (p. ej., cada vez es más frecuente encontrar sentencias dictadas por jueces que deben decidir si el despido de un trabajador a raíz de la automatización de un trabajo de tipo administrativo está justificado objetivamente o no).
- En segundo lugar, porque semejante tensión se irá acrecentando de manera exponencial, a medida que siga acerándose el ritmo de introducción de innovaciones tecnológicas (por ejemplo, la robotización masiva de todo tipo de actividades productivas de bienes y servicios, no sólo en el sector industrial sino en el de servicios, ha dejado ser ciencia ficción: algunos cálculos estiman que por cada nuevo robot introducido en la industria manufacturera se destruyen dos puestos de trabajo -Oxford Economics, 2019).
Sin embargo, algunos autores desmienten la idea de que la adopción de una determinada solución tecnológica venga predeterminada o resulte inevitable, ni tampoco que quepa afirmar sin más que las nuevas tecnologías se adoptan simplemente por resultar más eficientes y productivas, sino más bien porque dichas innovaciones facilitan el mantenimiento del “control” por parte de la dirección sobre la actividad productiva de los trabajadores.
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