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Inocencio Arias: “El mundo necesita diálogo entre las partes en conflicto, pero hay demasiado odio”

El conocido diplomático y docente de UNIR responde a 15 preguntas en las que analiza el conflicto entre Israel y Palestina, desde sus orígenes hasta la "tragedia" que se vive ahora tras la guerra provocada por los ataques terroristas de Hamás.

Inocencio Arias, director del Máster de Formación Permanente en Relaciones Internacionales de UNIR.

El embajador Inocencio Arias es el director Máster de Formación Permanente en Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). El destacado diplomático español ha ocupado posiciones relevantes como la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y Asuntos Iberoamericanos, la Subsecretaria del Ministerio de Asuntos Exteriores, embajada de España ante Naciones Unidas en Nueva York. Además, fue presidente del Comité Mundial de la ONU contra el terrorismo (2003-04) y de la Asociación de Embajadores ante la ONU.

En un diálogo con Revista UNIR analiza el actual conflicto entre Israel y Palestina. Arias manifiesta que el mundo necesita diálogo, pero no existen condiciones para ello y anuncia una posible escalada del conflicto, que califica como una “tragedia”, con consecuencias difíciles de dimensionar en su totalidad para los países de Europa.

Pregunta: Históricamente, ¿cuál es el origen del conflicto entre Israel y Palestina?

Respuesta: El origen del conflicto se remonta a una votación ocurrida en la Asamblea General de las Naciones Unidas: una clara mayoría de 33 votos a favor (con sólo 13 votos en contra y 10 abstenciones) definió que se crearan dos estados en la zona: Israel y Palestina.

guerra gaza

Hoy no dan las condiciones para el diálogo entre Israel y Hamás y existe el riesgo de una posible escalada del conflicto.

Los países árabes, primer error, no lo aceptaron e invadieron al naciente Estado de Israel. Sorprendentemente, este los detuvo y derrotó con lo que llegó a ocupar más territorio del que le había concedido originalmente la Organización de las Naciones Unidas (ONU).  De este hecho se generó una división que dura hoy: por un lado, hay un resentimiento en Israel hacia la ONU, porque no fueron socorridos ni detuvieron ese ataque, y, por otro, un retraso lamentable que persiste en la creación del Estado de Palestina.

P: ¿Qué son el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás y Hezbolá? ¿Cuál es la agenda de estas organizaciones?

R: Son dos movimientos políticos considerados como organizaciones terroristas en Europa y Estados Unidos.

Hamás controla con mano férrea la zona de Gaza, una de las dos partes de Palestina; la otra es Cisjordania, después de haber ganado las elecciones en 2006. Procede de los antiguos Hermanos Musulmanes, que nacieron en Egipto hace un siglo. En su carta fundacional sostiene que Israel debe desaparecer. Ha tenido apoyos en Catar, en Turquía y, actualmente, su mejor aliado es Irán. Hamás ha realizado numerosos atentados en Israel hasta culminar en el impactante y terrorífico del pasado 7 de octubre.

Hezbolá creció espectacularmente con la guerra civil del Líbano acontecida en la década los ochenta. Es en buena medida una creación de Irán y hace una labor social no despreciable en el Líbano donde, además, es recientemente el partido más votado. Ha apoyado al régimen sirio para que Bashar al-Assad pueda sofocar a los rebeldes.

Cree que Israel es un “cáncer” en la zona y su jefe Hassan Nasrallah manifestó recientemente que Israel debe desaparecer.
Algún país árabe, como Egipto, también lo considera como una organización terrorista.

P: Específicamente, ¿qué denota la violencia de los últimos días? ¿Qué ha motivado al Movimiento de Resistencia Islámica Hamás a cometer los atentados recientes?

R: Hagamos conjeturas: Israel está profundamente dividido con un gobierno detestado por la población. Por otra parte, el mundo árabe empezaba a anudar relaciones con Israel. Había conversaciones nada menos que con Arabia Saudí, algo nefasto para los islamistas radicales. Hamás ha pensado, entonces, que era un buen momento para dar un golpe sonoro que detenga ese deshielo diplomático y que haga ver a los israelíes que son vulnerables.

P: ¿El conflicto tiene alguna connotación religiosa o hay un uso político de la religión?

R: No es la principal motivación, aunque es posible que algunos sectores de Hamás consideren la incursión como una explosión religiosa, lo real es que esta organización no tolera a los judíos y considera que, al menos, deben desaparecer de la zona.

P: ¿Podrían involucrarse otras organizaciones islámicas como Hezbolá?

R: La participación de Hezbolá no es probable, pero tampoco descartable. Esto es lo que, posiblemente, desea Irán y se debe tener en consideración que los ayatolás también vienen sosteniendo que Israel “debe desaparecer del mapa”.

P:  ¿Es posible un diálogo entre Israel y Palestina? ¿En qué condiciones?

R: Debería serlo, el mundo necesita diálogo entre las partes en conflicto, pero hay demasiado odio y, en estos momentos es imposible, al menos con Hamás. Para los judíos, sobre todo después del atentado terrorista del 7 de octubre, son los “nuevos nazis” y para los palestinos, sobre todo los radicales, no cabe el diálogo con alguien que está arrasando una parte de Gaza.

P: ¿Por qué EE. UU. apoya incondicionalmente la posición de Israel? Si escalara el conflicto, ¿el compromiso de los Estados Unidos podría llevarlos a implicarse de manera activa?

R: Para comprender las acciones de Estados Unidos y su compromiso con Israel, se debe considerar que, en contra de lo que se dice, no impusieron la existencia de Israel a los árabes en 1948. Fue la ONU, en votación mayoritaria, la que dictaminó que deberían proclamarse dos Estados: Israel y Palestina.

Los países árabes, en una decisión que les resultaría fatal, suicida, no lo aceptaron e invadieron el nuevo estado de Israel que los rechazó y los venció sin ayuda de EE. UU. La victoria produjo que Israel, en una guerra que no había empezado, ampliase su territorio, que miles de palestinos salieran voluntariamente o expulsados de la zona y que Israel no confíe en Naciones Unidas para protegerlos.

Israel sí confía en Estados Unidos porque, desde hace varias décadas, aunque no le ayudó al principio ni en la guerra de 1956, sí lo hizo en las siguientes guerras, y desde entonces viene dándoles apoyo de todo tipo. Israel tiene una considerable influencia en los Estados Unidos.

Biden

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

El presidente norteamericano Joe Biden ha expresado su solidaridad con Israel sin ambages, pero le ha pedido prudencia en las represalias. Esto no significa que el jefe de Estado norteamericano las condene, sino que pide una cierta proporcionalidad. Si la escalada significa que interviene Irán, Washington no se quedaría quieto. El ataque terrorista de octubre, brutal, trae para los americanos recuerdos del ataque terrorista a las Torres Gemelas de 2001. Hay simpatía por Israel, pero esto no quiere decir que las simpatías americanas en el conflicto vayan sólo hacia el lado judío.

P: ¿Qué posición mantiene de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el conflicto? ¿Tiene alguna competencia para tomar acciones concretas a través del Consejo de Seguridad?

R: El rol de la ONU frente a este conflicto viene resultando inoperante: lleva arrastrándose desde hace 75 años. Las conferencias de paz sobre el tema han sido al margen de la ONU porque el veto paraliza la organización, ya que los Estados Unidos de América lo ha usado en varias ocasiones en relación con Israel. Rusia lo ha hecho más a menudo en otros temas, por ejemplo, al atacar a Ucrania.

P: ¿Y la de la Unión Europea en qué consiste?

R: La posición de la Unión Europea está más cercana a Israel, pero viene ayudando considerablemente en el plano económico a Palestina. La UE cree que debe haber dos estados, pero entiende lo difícil que es tratar con grupos que en la propia Europa se consideran como organizaciones terroristas.

P: ¿Cuál es el impacto del conflicto (económicos o de otra índole) en los países de la Unión Europea?

R: Es pronto para establecerlo o adelantar un impacto en los países de la UE. Si la guerra se alarga puede aumentar la inflación, sobre todo si sube el petróleo. Por supuesto, en el futuro, habrá que ayudar a reconstruir Palestina y ser conscientes de a quién se entrega el dinero. Sería un sarcasmo que fuera a parar a Hamás para que compre armas a Irán.

P: Después del asesinato de un profesor en un atentado islámico y de las alertas terroristas de los últimos días en Francia, ¿podríamos esperar una escala de atentados en otros países occidentales? ¿España podría verse afectada?

R: Nada es imposible. Uno o varios lobos solitarios fanatizados pueden surgir en cualquier sitio. Nuestro porcentaje de musulmanes no es excesivo y nuestra policía es buena, pero las acciones que pueda cometer un individuo aislado y obsesionado no son fáciles de detectar. Sabemos que la mayoría de los musulmanes son tan pacíficos como usted y yo, pero una ínfima minoría no y eso puede originar una tragedia, tenemos ejemplos y antecedentes en los atentados terroristas sufridos en Atocha (Madrid, 2004) y en Cataluña (2017).

P: ¿Cuál ha sido la posición tradicional de la política exterior española frente al conflicto entre Israel y Palestina? ¿La coyuntura política actual ha modificado la posición de España?

R: España estableció tardíamente relaciones con Israel, cuando Felipe González fue presidente de Gobierno. Tenemos, sin embargo, una postura clara en nuestra política exterior y no la vamos a cambiar: Palestina debe surgir como un Estado.

En la actual coyuntura, el Gobierno se proyecta dividido y podría generar problemas a nuestra imagen exterior. Los grupos a la izquierda del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) han adoptado una actitud que podría ser considerada como beligerante frente a Israel, ya que no han considerado el atroz ataque de Hamás como terrorista y han dado cabida a un discurso contrario a la posición de Israel en un momento inoportuno, cuando no se sabía aún el número víctimas israelíes y antes de que Israel empezara sus represalias. Esto, que algunos miembros de un gobierno occidental asuman rápidamente posiciones que podrían valorarse como favorables a organizaciones terroristas, sin hacer matizaciones, es algo insólito en la Europa democrática.

P: ¿Cuál es la postura de países antagónicos a los intereses norteamericanos como China, Rusia e Irán? ¿Podrían involucrarse de alguna forma?

R: Irán apoya furibundamente a Hamás. Rusia encuentra un regalo del cielo el ataque de días pasados: fustiga a Israel y a EE. UU., además, compara el cerco reciente a Gaza con el sitio de Leningrado por los nazis; esto es algo muy cínico porque las diferencias son enormes para el que quiera verlo. Finalmente, China debe estar contenta con que le surjan problemas a los norteamericanos, pero es más cauta.

P: ¿Hay alguna conexión del conflicto en Israel con la guerra de Ucrania?

R: Hay una conexión sólo indirecta, pero crecerá progresivamente. Cuanto más ayude Washington a Israel, menos podrá hacerlo con Ucrania. Y si los americanos recortaran mucho la ayuda a Ucrania esta no resistiría. Nuestra ayuda, la europea, será insuficiente.

P: Finalmente, ¿qué piensa sobre las expectativas de desarrollo y desenlace del conflicto?

R: Malas, muy malas, a corto y medio plazo. Ante el criminal ataque terrorista de Hamás, masacre de civiles, críos degollados, mujeres violadas, captura de rehenes (muchos de ellos civiles), una panoplia de barbaridades prohibida en el derecho internacional, Israel, para el que toda guerra se convierte en existencial, siente que tiene que dar un escarmiento y no va a actuar con guantes de terciopelo, aunque lo intente.

La entrada de Israel en Gaza, que el presidente Biden desaconseja, significa ineluctablemente que morirán civiles, se derribarán muchos edificios, etc.… El odio entre las dos comunidades aumentará muy considerablemente. Los israelíes se empapan con rabia de que han sufrido la mayor humillación y el mayor día de bajas desde el nacimiento de su nación a causa de un ataque despiadado. Y los habitantes de Gaza, conforme progrese la entrada israelí en su territorio, con la inevitable destrucción de vidas humanas -pensemos en la posibilidad de que las bombas caigan en una escuela abarrotada o en una mezquita-, detestarán aún más al ocupante.

El mundo no puede darle un cheque en blanco a Israel en las represalias, pero, seamos realistas, la opinión pública de ese país no entendería en estas fechas que su ejército no dé una lección importante a Hamás, aunque esto acarree daños colaterales. Mal panorama.

Es una tragedia.

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