Como Coordinador del Programa Erasmus+, David Cordón, profesor del Grado de Comunicación en UNIR, decidió realizar una estancia en la Politehnica University of Timisoara (Rumanía) para “probar” en primera persona lo que aporta una experiencia Erasmus como docente. Además de adquirir un perfil internacional, considera que la estancia en el extranjero permite ampliar la red de contactos y facilita proyectos de investigación europeos, entre otras muchas cosas.
¿Por qué decidiste a hacer el Erasmus? ¿Qué ventajas tiene?
Fueron varios motivos los que me movieron a ello. En primer lugar, porque siempre he creído que un perfil internacional enriquece la experiencia del docente. En segundo lugar, porque debido a mi condición de Coordinador Erasmus, me apetecía experimentar lo que los profesores de mi facultad tienen la oportunidad de vivir y, en tercer y último lugar, porque es una experiencia muy enriquecedora. ¡Todo son ventajas! Además, siempre me ha interesado Rumanía. Es un país fascinante, totalmente desconocido y con auténticas joyas escondidas para las personas a las que, como a mí, nos encanta el arte.
Algunos profesores no se deciden a hacer una estancia en el extranjero por la documentación previa que se exige ¿Cómo fue todo el proceso burocrático?
Sinceramente, el papeleo es mínimo. Los profesores tienen el apoyo de las personas que trabajan en la Oficina de Movilidad Internacional de UNIR (OMI), que están pendientes de todas las necesidades y papeleos que el docente necesita. Además, también pueden consultar cualquier duda con los Coordinadores Erasmus de sus facultades.
¿Qué requisitos se exigen para poder hacer una estancia fuera?
Aquí me atrevo a hacer una distinción. Por un lado, como requisito formal, estar en nómina de UNIR, tener una competencia demostrada en un idioma extranjero en el que poder impartir docencia y que exista un convenio con la universidad extranjera. Si ese acuerdo no existe, el profesor puede colaborar con la OMI y facilitarle algún contacto en el centro donde desea realizar su estancia para que se firme.
A estos requisitos formales se unen los informales, que son: ganas de vivir la experiencia, una actitud abierta para colaborar con instituciones extranjeras, aptitudes para el networking y muchísima ilusión para contagiar a los estudiantes extranjeros.
¿En qué medida te facilitó la UNIR tu traslado?
Informé de mis planes a mi Coordinadora Académica, Dory Merino, a la Coordinadora de mi Facultad, María Galmés, y a la Responsable del departamento de Ordenación Docente, Thais Sánchez, y no hubo ningún problema. Desde Timisoara (Rumanía), además de las sesiones que impartí allí, pude compaginar las clases de las asignaturas que imparto aquí, en UNIR. Les expliqué a mis alumnos a qué se debía el cambio de escenario y se mostraron muy interesados en que sus profesores se muevan, amplíen redes de contacto, establezcan programas de colaboración, posibles proyectos de investigación…
¿Cómo fue tu comunicación con la Universidad Politécnica de Timisoara?
Muy buena. La Responsable de la Oficina de Relaciones Internacionales de allí, Lia Dolga, y la profesora que me acogía allí para dar clase a sus alumnos fueron súper amables conmigo. Siempre mantuve relación vía correo electrónico con ellas hasta mi llegada a Rumanía. Una vez llegué a Timisoara, ambas, estuvieron pendientes de mí. Me enseñaron la Universidad, la Facultad en la que daría clase, me presentaron a otros profesores… todas las relaciones institucionales que se establecen en este tipo de intercambio. Pero además, hubo momentos para el ocio: me enseñaron la ciudad, me llevaron a probar comida típica rumana, hablamos sobre los cambios políticos que había experimentado el país… De ahí que defienda que la experiencia de un Erasmus es tremendamente enriquecedora y va mucho más allá de dar clase en una universidad extranjera.
Recomiendo salir de la zona de confort durante unos días, conocer otras universidades y tener experiencia de clase off-line
¿Qué crees que te ha aportado esta estancia en tu currículum?¿Qué has aprendido?
El Erasmus me ha aportado, además de experiencia internacional, ampliar mi red de contactos, futuros programas de colaboración entre alumnos de UNIR y de la Politehnica University of Timisoara o posibles colaboraciones de profesores de UNIR en proyectos de investigación europeos, entre otras cosas.
En mi caso, viajando como profesor a Rumanía, aprendes a derribar clichés sobre la gente de allí, a valorar el trabajo que desarrollan en otras universidades, te sorprendes por el desarrollo que el país está experimentando gracias a fondos de la Unión Europea y al esfuerzo de la población… Aprendes a ser humilde y a no pensar que por ser países centroeuropeos con una historia reciente convulsa son de menor categoría.
El papeleo para irte al extranjero es mínimo. Tienes todo el apoyo de la Oficina de Movilidad de UNIR
¿Cómo te has manejado con el idioma? ¿Tenías cierto nivel de inglés?
En este caso, mis clases las impartí en inglés, que es una lengua con la que estoy bastante familiarizado, ya que realicé estudios de postgrado y he trabajado durante varios años en Reino Unido, donde actualmente continúo colaborando con algunas instituciones.
En cuanto al alojamiento ¿Cómo lo conseguiste?
Fue sencillo, ya que la profesora que me recibía allí, Andreea Dobra, me facilitó varias opciones de alojamiento, desde Residencias Universitarias que cuentan con zonas para docentes Eramus+, apartamentos u hoteles.
¿Animarías a otros profesores a hacer una estancia fuera?
¡Por supuesto! Es muy bueno salir de la zona de confort durante unos días, conocer otras universidades, otros académicos europeos y tener una experiencia de clase off-line con alumnos que agradecen mucho contar con docencia impartida por profesores extranjeros.
