Francisco Oleo
Experto en educación y tecnologías emergentes, este estudioso e investigador de UNIR, asiduo de los principales congresos sobre formación e innovación, analiza los pros y contras de la inteligencia artificial generativa en las aulas y en nuestras vidas.

Peter Bannister es investigador predoctoral en la Universidad Internacional de La Rioja a través de su Escuela de Doctorado y, a pesar de sus 34 años, atesora ya una experiencia profesional de más de 10 años en Reino Unido, España y también en China. Su campo de actuación son las tecnologías emergentes aplicadas a la educación, y ha publicado y presentado tanto en el ámbito nacional como en el internacional diversos trabajos centrados en potenciar la generación de conocimiento sobre los procesos de formación, los llamados Scholarship of Teaching and Learning (SoTL). También sobre gamificación en la educación superior, sobre pedagogía y evaluación de la escucha crítica o sobre el papel de las colaboraciones educativas transnacionales. Actualmente, su investigación se centra en la IA generativa en ambientes en los que se imparte la enseñanza en inglés.
“La IA generativa, que ha ganado popularidad desde el lanzamiento de modelos como ChatGPT 3.5, representa un desafío único para los educadores y académicos”, sostiene. A diferencia de otros campos de estudio que cuentan con una literatura establecida y décadas de investigación, la IA en la educación es un tema relativamente nuevo y muy complejo. Esto crea un espacio fértil para la investigación y el debate, donde las voces de investigadores, educadores y académicos se entrelazan para explorar las múltiples facetas de este fenómeno en el que está inmerso Bannister junto a un reducido grupo de expertos de relevancia internacional.
Bannister acude a los principales eventos internacionales que tienen que ver con esta materia. En el último en que participó, celebrado a finales del año pasado en Escocia, expertos de todo el mundo debatieron desde una perspectiva multidisciplinar sobre las implicaciones y novedades que trae la IA generativa en el ámbito educativo.
En la investigación en estas cuestiones, destacan de forma recurrente la preocupación por la integridad académica y el uso de herramientas de IA por parte de los estudiantes. Para Bannister, la pregunta de si los alumnos pueden ‘hacer trampa’ utilizando estas tecnologías es válida, pero también es un reflejo de problemas más profundos que tiene el sistema educativo. “Los estudiantes siempre encontrarán maneras de sortear las reglas, y esto no es un fenómeno nuevo. El dicho popular que dice que ‘si construimos un muro de 5 metros, los alumnos traerán una escalera de 6 metros para saltarlo’ ilustra esta realidad”. Para este experto, “en lugar de enfocarnos únicamente en la trampa, es esencial que los educadores reflexionemos sobre las prácticas de evaluación y enseñanza que han estado vigentes durante años”.
La IA, un espejo que refleja lo bueno y malo del sistema educativo
Y es que la IA también se comporta como un espejo que refleja las fortalezas y debilidades del sistema educativo actual. “La inteligencia artificial nos obliga a cuestionar métodos tradicionales de enseñanza, como los exámenes escritos que requieren memorización sin comprensión. También nos da la oportunidad de replantear nuestras estrategias educativas y buscar soluciones innovadoras que se alineen con las necesidades de los estudiantes en el siglo XXI”, argumenta.
En este contexto, para los principales especialistas en la materia, la colaboración y el diálogo entre académicos de diferentes disciplinas es determinante. “La diversidad de perspectivas enriquece las discusiones y permite un análisis más completo de la situación actual. En estos eventos no suele existir una jerarquía entre los participantes; todos estamos en un mismo nivel, compartiendo experiencias y buscando respuestas conjuntas. Este ambiente de colaboración es fundamental para avanzar en la investigación y la implementación de la IA en la educación”, relata.
La irrupción de la inteligencia artificial en la educación representa tanto un desafío como una oportunidad, lo mismo ocurre con la creatividad, que se enfrenta a un nuevo paradigma con la extensión de estas herramientas digitales. “Si bien es crucial abordar las preocupaciones que trae consigo, también es vital reconocer que la IA puede ser una herramienta poderosa para transformar la enseñanza y el aprendizaje. A medida que continuamos explorando este campo, es esencial fomentar un diálogo abierto y colaborativo que incluya a todas las voces involucradas. Solo así podremos aprovechar al máximo el potencial de la inteligencia artificial en la educación y preparar a los estudiantes para un futuro cada vez más digital”, afirma.
“En lugar de ver la IA como una amenaza, deberíamos considerarla como un recurso que puede complementar y enriquecer nuestra creatividad”.
Bannister menciona el impacto del pánico inicial que causó la llegada de la IA en el ámbito educativo, un fenómeno que se ha sentido en los medios de comunicación y en la comunidad académica. Este pánico se deriva de la percepción de que la IA podría reemplazar a los educadores y también muchos de los procesos creativos que tradicionalmente han sido considerados exclusivamente humanos.
Sin embargo, este experto considera evidente que la creatividad no es un recurso que pueda ser completamente sustituido por las máquinas. “La singularidad de la experiencia humana, la capacidad de reflexionar y de conectar ideas de manera única, sigue siendo un aspecto fundamental que la IA no puede replicar”.
El investigador de UNIR comparte su experiencia personal como profesor y destaca que su enfoque hacia la escritura ha evolucionado: “En el pasado, pasaba horas buscando sinónimos y perfeccionando mi lenguaje, un proceso que a menudo sentía como una defensa ante mi propia inseguridad. Hoy en día, con la ayuda de herramientas como la IA, puedo acceder a respuestas y sugerencias de manera instantánea, lo que transforma el proceso creativo”. Pero esto le plantea un dilema: ¿ha perdido algo esencial en su creatividad al depender de estas herramientas?
A pesar de las preocupaciones y miedos iniciales, Bannister reconoce que estas herramientas pueden facilitar el proceso creativo. “Utilizar la IA para encontrar la palabra adecuada en un contexto específico es algo que demuestra que la tecnología puede servir como un aliado en ese proceso. Esto sugiere que, en lugar de ver la IA como una amenaza, deberíamos considerarla como un recurso que puede complementar y enriquecer nuestra creatividad”, subraya.
Dependencia de herramientas digitales
La dependencia de herramientas digitales se ha convertido en un tema central en el debate sobre la educación contemporánea. Bannister opina que es fundamental reflexionar sobre cómo afectan nuestra forma de aprender, interactuar y comunicarnos.
“En primer lugar, es importante reconocer que las herramientas digitales, como los asistentes de IA, ofrecen ventajas significativas. Permiten a los usuarios acceder a información de manera rápida y eficiente, lo que puede ahorrar tiempo y facilitar el aprendizaje”, señala.
Sin embargo, también cree que esta comodidad también puede llevar a una dependencia excesiva: “Existe una preocupación creciente sobre cómo esta dependencia puede afectar a nuestra capacidad para pensar de manera crítica y resolver problemas de manera independiente. La facilidad de obtener respuestas concretas de una máquina puede llevar a los estudiantes a adoptar una actitud pasiva hacia el aprendizaje, en lugar de fomentar su curiosidad y la investigación profunda”.
Además, el uso de herramientas digitales plantea dudas sobre la calidad de la información que consumimos. “A menudo, estas herramientas están entrenadas con datos que pueden ser sesgados o incompletos. Esto se traduce en una representación distorsionada de la realidad, lo que puede afectar la forma en que los estudiantes perciben el mundo y su lugar en él”, destaca.
Bannister piensa que “si ciertos temas o perspectivas no están representados en los datos utilizados para entrenar estas máquinas, los estudiantes corren el riesgo de no ser vistos ni escuchados. Esto plantea un dilema ético que debe ser abordado en el ámbito educativo”.
La dependencia de herramientas digitales también se extiende a la forma en que interactuamos con los demás, una cuestión esencial en un centro educativo o en un aula. Bannister considera que “la interacción humana, ya sea presencial o a través de una pantalla, es fundamental para el desarrollo emocional y social, y la dependencia excesiva de la tecnología puede obstaculizar este proceso”.
Pensamiento crítico sobre la IA
La integración de la IA en la educación plantea importantes interrogantes que requieren un enfoque crítico. En el congreso de Escocia quedó patente que es necesaria una mayor transparencia en el funcionamiento y el impacto que puede tener la IA en la enseñanza y el aprendizaje. Para el doctorando de UNIR es importante cuestionar las narrativas predominantes respecto a la IA. “A menudo, las empresas que desarrollan estas tecnologías promueven la idea de que la IA democratiza el conocimiento y amplía el acceso a la educación. Sin embargo, es fundamental ser escépticos ante tales afirmaciones, ya que pueden estar motivadas por intereses económicos más que por un verdadero compromiso con la educación inclusiva. La comparación con el auge y posterior declive del metaverso ilustra cómo las promesas tecnológicas pueden no materializarse en la práctica. Por lo tanto, es esencial que los educadores y académicos adopten un enfoque crítico y reflexivo al evaluar las herramientas de IA, en lugar de aceptar ciegamente las narrativas de las empresas tecnológicas”.
Es esencial que los educadores y académicos adopten un enfoque crítico y reflexivo al evaluar las herramientas de IA, en lugar de aceptar ciegamente las narrativas de las empresas tecnológicas.
Lo que está claro es que no existe una única respuesta o solución al desafío que supone la IA en la educación. “La complejidad de este fenómeno requiere un diálogo abierto y colaborativo. Es crucial reconocer que los estudiantes ya están utilizando herramientas de IA, e ignorar este hecho no hará que desaparezca. En cambio, los educadores deben adaptarse y encontrar formas de integrar la IA en el aula de manera que enriquezca el proceso de aprendizaje sin comprometer la integridad académica”.
Para Bannister es vital fomentar un pensamiento crítico en los estudiantes sobre el uso de la IA. “Esto implica no solo enseñarles a utilizar estas herramientas, sino también a cuestionar su validez, sus limitaciones y su impacto en el conocimiento. Los educadores deben guiar a los estudiantes en la comprensión de que la IA es una herramienta que puede potenciar su aprendizaje, pero que también requiere un uso consciente y responsable. Es fundamental tener en cuenta que la IA puede ofrecer respuestas específicas y concretas, pero también puede limitar nuestra visión si no se utiliza de manera adecuada. Por lo tanto, es esencial abordar la IA con una mentalidad crítica y reflexiva, reconociendo tanto sus beneficios como sus limitaciones”.
Cuando la colaboración interdisciplinaria es esencial
Pero a medida que esta tecnología avanza, se hace evidente que su impacto no es uniforme en todos los campos académicos. El investigador de UNIR explica que “el efecto de la IA varía significativamente entre disciplinas como las matemáticas, las ciencias sociales, empresariales y el periodismo”.
La colaboración interdisciplinaria es clave porque permite que expertos de diferentes campos trabajen juntos para encontrar soluciones innovadoras a problemas complejos. Un profesor de educación y un profesional de la salud juntos, por ejemplo. Bannister afirma que “este tipo de intercambio no solo enriquece el conocimiento de cada disciplina, sino que también fomenta un enfoque más holístico en la resolución de problemas. Porque la diversidad de perspectivas es fundamental para abordar cuestiones que requieren un entendimiento profundo y multifacético, como la evaluación de los estudiantes y la implementación de nuevas metodologías educativas”.
Además, Bannister piensa que la colaboración interdisciplinaria puede ayudar a desmitificar la IA y su aplicación en la educación. “A menudo, los educadores se sienten abrumados por la rapidez con la que evoluciona la tecnología y la presión que sufren para adaptarse a ella. Sin embargo, al trabajar en conjunto con expertos en tecnología, pedagogía y otras áreas de conocimiento, los educadores pueden encontrar formas de integrar la IA de manera efectiva en sus prácticas. Esto no solo mejora la calidad de la educación, sino que también empodera a los docentes al proporcionarles las herramientas y el conocimiento necesarios para utilizar la IA de manera responsable y ética”, destaca.
“A menudo, los educadores se sienten abrumados por la rapidez con la que evoluciona la tecnología y la presión que sufren para adaptarse a ella. Sin embargo, al trabajar en conjunto con expertos en tecnología, pedagogía y otras áreas de conocimiento, pueden encontrar formas de integrar la IA de manera efectiva en sus prácticas”.
Este estudioso de las tecnologías emergentes y la educación pone de relieve que “es importante reconocer que la IA no es una solución mágica, sino una herramienta que debe ser utilizada con discernimiento. La colaboración interdisciplinaria puede facilitar un diálogo abierto sobre las implicaciones éticas y prácticas de la IA en la educación. Al incluir a todas las voces involucradas en la conversación, desde educadores hasta tecnólogos y estudiantes, se puede crear un marco más sólido para la implementación de la IA en el aula”.
Uso responsable de la inteligencia artificial
La mayoría de los especialistas en este campo resaltan la necesidad de ver la IA no como un sustituto del aprendizaje tradicional, sino como un compañero que puede facilitar el proceso de creación de conocimiento. En este ámbito, Bannister cita a la catedrática Mairéad Pratschke y el concepto de “nuevo híbrido”, que sugiere que la combinación de la inteligencia humana y la tecnología puede generar un enfoque más enriquecedor en la educación. En este sentido, “la IA puede servir como una hoja de ruta que guía a los estudiantes y educadores en la exploración de ideas complejas, permitiendo una construcción activa del conocimiento”.
Es importante destacar que, aunque la IA puede proporcionar datos y pistas útiles, no debe ser vista como una solución inmediata a problemas complejos. Según explica Bannister, “la IA puede ofrecer algunas respuestas, pero no puede reemplazar la innovación y el pensamiento crítico necesarios para abordar los desafíos. Esto subraya la importancia de mantener un equilibrio entre el uso de la tecnología y la profundización en el conocimiento a través de la lectura y el análisis crítico”, señala.
“Es fundamental que los estudiantes desarrollen habilidades para discernir y analizar la información por sí mismos. Esto no solo fomenta un aprendizaje más profundo, sino que también prepara a los estudiantes para navegar en un mundo cada vez más complejo”.
Además, también revela que el uso responsable de la IA en la educación implica reconocer la diferencia entre ‘acceso al conocimiento’ y ‘acceso a datos’. “Si bien la IA puede facilitar el acceso a información, es fundamental que los estudiantes desarrollen habilidades para discernir y analizar esa información por sí mismos. Esto no solo fomenta un aprendizaje más profundo, sino que también prepara a los estudiantes para navegar en un mundo cada vez más complejo”, señala.
Transformarse a través de la formación
Aunque la educación ha sido históricamente vista como un medio para adquirir conocimientos y habilidades necesarias para el desarrollo profesional y personal, en la actualidad, sin embargo, es fundamental reconsiderar el propósito y el impacto de la educación más allá de la mera obtención de un título. “La transformación a través de la educación implica un proceso profundo que moldea no solo las capacidades intelectuales de una persona, sino también su identidad, su confianza y la perspectiva que tiene del mundo”, subraya.
La pregunta clave sería entonces: ¿para qué sirve la universidad? “A menudo, los estudiantes responden que buscan un grado o un máster para poder trabajar y ganar dinero. Esta respuesta, aunque válida, es limitada. La educación no debería ser vista únicamente como un intercambio económico, donde se paga por un producto, sino como un viaje transformador que tiene el potencial de cambiar vidas. La transformación educativa se manifiesta en la capacidad de los individuos para pensar críticamente, cuestionar su entorno y desarrollarse personalmente”, sostiene.
Bannister comparte su propia experiencia para corroborarlo, al destacar que no es la misma persona que era al inicio de su doctorado. “Esta transformación se debe a la educación que he recibido, la cual ha aumentado mi confianza y ha ampliado mi visión del mundo. Este cambio interno es un testimonio del poder de la educación para impactar no solo en las habilidades profesionales, sino también la autopercepción y la autoestima de un individuo. La educación, entonces, se convierte en un proceso continuo que va más allá de las aulas y los exámenes, y que se extiende a lo largo de toda la vida”, afirma.
EDUNIR ha marcado un antes y un después en su carrera profesional. Desde 2022 forma parte del grupo de investigación PRODIGI, un espacio colaborativo excepcional donde, según dice, ha podido compartir conocimientos con otros investigadores y nutrirse de diferentes perspectivas que han enriquecido significativamente su trabajo de investigación.
Con el apoyo económico de UNIR, pudo realizar una estancia de investigación de tres meses en el CRADLE (Centre for Research in Assessment and Digital Learning), de la Universidad de Deakin, Australia, reconocido como el centro líder mundial en evaluación educativa, una experiencia muy enriquecedora en su formación y que le ha dado la oportunidad de obtener la mención internacional en su doctorado.
Bannister destaca la labor de la Escuela de Doctorado de UNIR y pone en valor a los profesionales que trabajan en ella: “Son el claro ejemplo del compromiso con la excelencia educativa y la transformación profesional y personal de la que tanto he hablado”.
Reconfiguración valiente de la educación
En una sociedad global como la actual es fundamental reconocer también que el aprendizaje no debe ser un proceso aislado. “La integración de diferentes disciplinas y la continuidad en la enseñanza son esenciales para facilitar una experiencia educativa más rica y transformadora. Si los estudiantes solo reciben información en fragmentos, sin conexión entre sí, corremos el riesgo de limitar su capacidad para aplicar lo aprendido en un contexto más amplio. La educación debe ser un proceso que permita a los estudiantes construir un conocimiento significativo y aplicable”, apunta.
Bannister considera que la educación es un pilar fundamental en la construcción de sociedades justas y equitativas. Sin embargo, afirma que el contexto actual, marcado por avances tecnológicos y cambios sociales vertiginosos, exige una reconfiguración valiente de los sistemas educativos. Esta transformación no debe limitarse a la mera adaptación a nuevas herramientas, sino que debe implicar una reflexión profunda sobre el propósito de la educación y su impacto en la vida de los individuos”.
Para este investigador del aprendizaje humano, “es necesario reconsiderar el verdadero propósito de la universidad y cómo enseñamos, evaluamos y otorgamos títulos. Esta reflexión es clave en un momento en que la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías están redefiniendo no solo la forma en la que accedemos al conocimiento, sino también cómo lo producimos y lo compartimos. La educación superior debe ser un espacio donde se fomente la colaboración interdisciplinaria y transdisciplinaria, permitiendo que diferentes áreas del conocimiento se entrelacen y enriquezcan mutuamente. Esto no solo prepara a los estudiantes para un mundo laboral cambiante, sino que también les brinda una comprensión general de los problemas complejos que afrontamos como sociedad”.
“La educación superior debe ser un espacio donde se fomente la colaboración, permitiendo que diferentes áreas del conocimiento se entrelacen y enriquezcan mutuamente. Esto no solo prepara a los estudiantes para un mundo laboral cambiante, sino que también les da una comprensión general de los problemas complejos que afrontamos como sociedad”.
Pero esta reconfiguración valiente de la educación no está exenta de riesgos. “La implementación de herramientas tecnológicas, como los detectores de plagio generados por inteligencia artificial, puede tener consecuencias devastadoras si se utilizan sin un entendimiento profundo del contexto en el que se encuentran los estudiantes. Por lo tanto, es vital que la comunidad académica actúe con cautela y empatía al abordar estos temas”, defiende este experto.
Las semillas de cambio educativo necesarias
A medida que nos adentramos en un mundo cada vez más complejo y diverso, se vuelve imperativo cultivar ‘semillas de cambio educativo’ que permitan una evolución significativa en nuestras prácticas pedagógicas. Estas semillas representan para este investigador no solo nuevas metodologías y enfoques, sino también una transformación profunda en la manera en que concebimos la educación misma.
“Un aspecto fundamental de este cambio es el renovado interés por las ciencias humanísticas y su integración en el currículo. La filosofía, la epistemología, la ontología y la axiología son disciplinas que nos ayudan a entender mejor la realidad, los valores y el conocimiento”. Para Bannister es esencial que la educación superior abra sus puertas a estas disciplinas, creando un espacio donde se valore el conocimiento en su totalidad y se promueva el diálogo entre diferentes áreas del saber.
En este sentido, cuenta cómo pudo transformar la enseñanza del inglés en un colegio concertado, pasando de tener solo dos alumnas presentándose a exámenes oficiales a más de 300. “La determinación y la visión pueden alterar el rumbo de una institución, pero no es algo que ocurra de la noche a la mañana; requiere un esfuerzo colectivo, donde profesores, alumnos y familias se unan en torno a un objetivo común: mejorar la calidad educativa”, señala.
Los educadores deben adaptarse y encontrar formas de integrar la IA en el aula de manera que enriquezca el proceso de aprendizaje sin comprometer la integridad académica.
Asimismo, considera que es muy importante explorar nuevas formas de enseñar y aprender. “Esto incluye la integración de la tecnología, la personalización del aprendizaje y la promoción de habilidades blandas que preparen a los estudiantes para los desafíos del futuro”.
Cocreación y transparencia en educación
Según Bannister, “la educación contemporánea afronta grandes retos que requieren un replanteamiento profundo de nuestras prácticas y metodologías”. Una de las claves para abordarlos es la cocreación, un enfoque que promueve la colaboración entre docentes y estudiantes en el proceso educativo. “La cocreación no solo enriquece la experiencia de aprendizaje, sino que también fomenta un sentido de pertenencia y la responsabilidad compartida en el aula”, señala.
Y en el importante ámbito de la evaluación, este experto subraya que “es fundamental que los educadores busquen alternativas a los métodos tradicionales que se centran exclusivamente en el producto final. Es esencial observar el proceso de aprendizaje en su totalidad. Esto implica valorar no solo el resultado final de una actividad, sino también los borradores, las iteraciones o las reflexiones que acompañan el desarrollo de un trabajo”. Por ejemplo, al utilizar herramientas de inteligencia artificial, los estudiantes pueden documentar su proceso, reflexionar sobre la contribución de estas herramientas y reconocer sus propias fortalezas y debilidades. “Este nuevo enfoque promueve una evaluación más holística y permite a los estudiantes entender mejor su propio aprendizaje”, asegura.
La transparencia en el proceso educativo también juega un papel muy relevante. Compartir criterios de evaluación y proporcionar retroalimentación clara y constructiva es vital para que los estudiantes comprendan cómo pueden mejorar: “La falta de claridad en las rúbricas y las instrucciones puede llevar a la confusión y la frustración. Como profesores, al ser transparentes y específicos en nuestras expectativas, podemos guiar a los estudiantes de manera más efectiva y empoderarlos para que tomen un papel activo en su aprendizaje”.
En un mundo cada vez más dominado por la tecnología y la automatización es vital recordar que la esencia de nuestra humanidad permanece como un pilar fundamental en todas las facetas de la vida, y también se manifiesta en el ámbito académico y profesional. Bannister pone de ejemplo su experiencia en la Escuela de Doctorado de UNIR (EDUNIR), donde se enfrenta continuamente a nuevos retos que ilustran que el camino hacia el éxito no es lineal ni perfecto. “La narrativa del éxito a menudo ignora las luchas y los tropiezos que son parte integral del crecimiento personal y profesional. Reconocer estos fracasos y aprender de ellos es esencial para mantener nuestra humanidad en un mundo que a menudo glorifica el éxito superficial”.
El investigador de UNIR también se refiere a la necesidad de aportar soluciones concretas y útiles para la sociedad. Esto implica que la investigación no debe limitarse a teorías abstractas, sino que debe traducirse en medidas prácticas que beneficien a la comunidad. “La capacidad de la universidad para generar un impacto positivo en la sociedad es un aspecto central de su labor, y esto se refleja en el compromiso del investigador por desarrollar proyectos que aborden problemas reales”, dice.
La colaboración en la creación de artículos científicos es, para él, otro aspecto fundamental en el ámbito académico y profesional, ya que posibilita la integración de diversas perspectivas y el enriquecimiento del contenido. “La tecnología actual permite que personas de diferentes lugares trabajen juntas sin importar la distancia, lo que abre un abanico de posibilidades para crear contenido diverso y atractivo”.
Desafíos de la educación tradicional
Si bien la educación tradicional ha sido un pilar fundamental en la formación de individuos a lo largo de la historia, uno de los principales desafíos que debe superar es su falta de adaptabilidad. Según Bannister, “los métodos de enseñanza que funcionan para algunos estudiantes pueden no ser efectivos para otros. La diversidad en las formas de aprender y procesar información es hoy un hecho innegable, y los sistemas educativos deben reconocer y abrazar esta diversidad. La rigidez en la evaluación y el enfoque en la memorización pueden llevar a que muchos estudiantes se sientan desmotivados y desconectados de su educación”.
También explica que, “en un mundo cada vez más interconectado es esencial que los estudiantes aprendan a trabajar juntos, a compartir ideas y a apoyarse mutuamente en su proceso de aprendizaje. Sin embargo, en un entorno donde prevalece la comparación constante y la presión por obtener las mejores calificaciones, se corre el riesgo de fomentar una cultura del aislamiento en lugar de una comunidad de aprendizaje. Porque la educación es un proceso que va más allá de la mera adquisición de conocimientos; es una herramienta poderosa para el desarrollo personal y profesional”.
“En un mundo interconectado es esencial que los estudiantes aprendan a trabajar juntos, a compartir ideas y a apoyarse mutuamente en su proceso de aprendizaje. La educación es un proceso que va más allá de la mera adquisición de conocimientos; es una herramienta poderosa para el desarrollo personal y profesional”.
A Bannister le apasiona explorar la relación entre los seres humanos y la tecnología, un tema que es crucial también en el ámbito académico. Sus investigaciones se centran en la evaluación y la IA, pero también se adentran en cuestiones más profundas que subyacen a esta relación. ¿Qué está sucediendo realmente entre el ser humano y la máquina? Esta pregunta es fundamental, ya que se refiere a la forma en que la IA está transformando nuestra percepción de la realidad y nuestra interacción con el mundo.
La metáfora del iceberg es particularmente pertinente en este contexto. “La parte visible de la IA, representada por sus aplicaciones y beneficios inmediatos, es solo una fracción de lo que realmente está sucediendo bajo la superficie. La investigación busca desentrañar estas dinámicas ocultas, explorando cómo la IA no solo presenta oportunidades, sino también desafíos que deben ser abordados. La idea de que estamos viviendo un momento sociológico o antropológico comparable al Renacimiento refleja la magnitud de estos cambios y la necesidad de una comprensión más profunda de su impacto en la humanidad”, concluye.
Conoce la Escuela de Doctorado de UNIR.
- Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades