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Síndrome de Hikikomori: el problema del aislamiento social juvenil

¿Qué sucede cuando los jóvenes se encierran en su habitación y no se relacionan con otras personas? No siempre es el caso, pero podría ser un indicio del síndrome de Hikikomori.

Los pacientes con síndrome de Hikikomori tienden a usar las nuevas tecnologías como sustituto de las relaciones sociales
Adolescente jugando a videojuegos solo.

El síndrome de Hikikomori, también conocido en español como síndrome de la puerta cerrada, es un trastorno que hace referencia al fenómeno del aislamiento social extremo y voluntario. Las personas afectadas tienden a recluirse en su habitación, evitan el contacto social de todo tipo y sustituyen, en muchos casos, las relaciones sociales en persona por relaciones virtuales.

Aunque afecta tanto a hombres como a mujeres y puede manifestarse a cualquier edad, existe una tasa de incidencia mucho más marcada en el caso de los varones y en personas jóvenes, especialmente en adolescentes y jóvenes adultos.

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El síndrome de Hikikomori afecta a la salud mental y social del paciente de diversas formas. Por un lado, degrada sus relaciones sociales, tanto en el ámbito familiar como en el de las amistades y relaciones laborales. Asimismo, especialmente cuando el problema se ha prolongado a lo largo de años, los Hikikomori muestran dificultades a la hora de emplear habilidades sociales habituales en las personas socialmente sanas.

Los pacientes con síndrome de Hikikomori suelen descuidar su salud e higiene personal

Por otro lado, además de los problemas vinculados a las relaciones sociales, los pacientes afectados por el síndrome de Hikikomori también suelen experimentar otras conductas como desinterés por su propia salud e higiene personal, ansiedad, inseguridad, agorafobia y depresión.

Causas del síndrome de Hikikomori

Actualmente, no existe una causa concreta a la que se le pueda achacar plenamente la aparición de este síndrome. Sin embargo, en la mayoría de los casos, se suele asociar con el entorno social o familiar del paciente, así como con una decepción o sentimiento de inseguridad al respecto.

En ese sentido, algunas de las circunstancias que pueden favorecer la aparición del síndrome de Hikikomori son las siguientes:

  • Conflictos familiares.
  • Timidez extrema.
  • Trastorno de estrés postraumático (TEPT).
  • Problemas vinculados a la ansiedad y fobia social.
  • Agorafobia.
  • Haber sufrido bullying.
  • Rechazo social.

Síntomas del síndrome de Hikikomori

Los síntomas que experimentan los pacientes con el síndrome de Hikikomori suelen manifestarse de forma gradual y, a medida que el problema avanza, se agravan o se manifiestan de forma más clara. Estos síntomas pueden ser los siguientes:

  • Aislarse o confinarse de forma voluntaria.
  • Encerrarse en un cuarto o habitación concreta de la casa.
  • Evitar cualquier acto que implique relacionarse en persona.
  • Dormir por el día.
  • Descuidar la salud y la higiene personal.
  • Utilizar medios digitales como sustituto de la vida social.
  • Tener dificultad para expresarse verbalmente.
  • Experimentar conductas violentas o desproporcionadas cuando se les cuestiona.

Los jóvenes y adolescentes son más propensos a paceder síndrome de Hikikomori

Tipos de síndrome de Hikikomori

Hay que tener en consideración que el síndrome de Hikikomori no suele manifestarse de forma rápida en la mayoría de los pacientes. Al contrario, suele ser un proceso paulatino, pero constante, en el que el individuo va aislándose progresivamente. Podemos distinguir distintos tipos según su grado de afectación en el paciente:

  • Jun-hikikomori: está considerado como un pre-Hikikomori. En estos casos, el paciente sale de su habitación de vez en cuando (por ejemplo, para acudir al instituto o la universidad). Sin embargo, regresa a su espacio de aislamiento en cuanto tiene la oportunidad.
  • Hikikomori social: es el tipo de síndrome de Hikikomori más habitual. El paciente mantiene algunas relaciones sociales (por ejemplo, con familiares que conviven en la misma casa), pero rechaza acudir al lugar de trabajo o de estudios.
  • Netogehaijin: este tipo de síndrome de Hikikomori es el más grave. Su nombre se traduce literalmente como “zombi de ordenador”. En estos casos, el paciente rechaza cualquier tipo de relación con otras personas físicas y el único contacto que tiene con otros seres humanos es el que lleva a cabo a través de medios digitales.

Tratamiento del síndrome de Hikikomori

Debido a que el síndrome de Hikikomori es relativamente nuevo, no existe una única estrategia respecto al tratamiento que se debe seguir. En general, en Occidente se suele abordar este problema de dos maneras diferentes:

Metodología médico-psiquiátrica

Desde esta perspectiva, se trata el síndrome de Hikikomori como un desorden conductual. Esto implica que, en un primer momento, el paciente sea trasladado al hospital y tratado con medicamentos que le faciliten superar la fobia social.

Una vez que se haya pasado esta primera fase, el tratamiento del síndrome de Hikikomori se basa en el uso de psicoterapia que le permita al paciente recuperar sus habilidades sociales perdidas y reconstruir su vida social con la ayuda del psicoterapeuta profesional. Además, en algunos casos, esta fase puede complementarse con el uso de tratamiento farmacológico.

Metodología psicosocial

Esta metodología permite abordar el problema del síndrome de Hikikomori mediante una ruptura del entorno que el paciente percibe como el único que es seguro. Para ello, se traslada al paciente a una clínica o casa en la que convive con otros pacientes que también sufren este trastorno.

Durante la estancia, los pacientes llevan a cabo actividades que les permiten relacionarse socialmente con otras personas con su misma problemática, lo cual estimula la recuperación progresiva de sus habilidades sociales. De forma paralela, los pacientes reciben psicoterapia individual y grupal, con la que se consiguen mejoras notables en la recuperación del trastorno.

En definitiva, como se puede ver, tratar a pacientes con el síndrome de Hikikomori es complejo. Para ello, es necesario contar con profesionales debidamente cualificados y formados en este tipo de síndromes, muy vinculados con el desarrollo de las nuevas tecnologías y con los problemas de los jóvenes.

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