UNIR Revista
El lenguaje inclusivo busca integrar toda la diversidad social en el idioma, convirtiéndose en una estrategia fundamental para la equidad.

El lenguaje es una herramienta esencial para la construcción del pensamiento y la comunicación en sociedad. A través de él no solo transmitimos información, sino también valores, ideologías y formas de ver el mundo. En este marco, el lenguaje inclusivo ha cobrado protagonismo en los últimos años como una propuesta orientada a promover la visibilidad y el respeto hacia todas las identidades de género, cuestionando el uso exclusivo del masculino genérico.
Este fenómeno lingüístico ha generado amplios debates en los ámbitos educativo, social y académico, y ha sido adoptado con creciente frecuencia en los medios de comunicación, las redes sociales y los espacios formativos. De hecho, iniciativas como el Máster en Oratoria y Retórica online de UNIR destacan la importancia de un uso consciente y estratégico del lenguaje, no solo para persuadir o argumentar, sino también para construir discursos que reflejen valores actuales como la equidad y la inclusión.
¿Qué es el lenguaje inclusivo?
El lenguaje inclusivo se refiere a un conjunto de estrategias lingüísticas que buscan evitar la discriminación de género en la comunicación. Su objetivo principal es asegurar que todas las personas se sientan representadas y visibilizadas en el discurso.
Es importante diferenciar entre lenguaje inclusivo, lenguaje no sexista y lenguaje sexista:
- Lenguaje sexista: promueve o perpetúa estereotipos de género y subordina un género sobre otro, invisibilizando a las mujeres o a cualquier otro género.
- Lenguaje no sexista: se centra en evitar el sexismo, utilizando estrategias para nombrar tanto a hombres como a mujeres.
- Lenguaje inclusivo: es un concepto más amplio que abarca no solo la lucha contra el sexismo, sino también contra otras formas de discriminación, como la relacionada con la diversidad sexual o la discapacidad.
Al respecto de esto último, comentar que al hablar de les estudiantes en lugar de los estudiantes, se busca superar la dicotomía masculino/femenino y reconocer la diversidad de identidades. Sin embargo, no es una solución perfecta lingüísticamente hablando: La terminación “-es” puede marcar el masculino plural (profesoras/profesores), por lo que quizá no sería la mejor opción usarla como inclusiva. En cambio, podría tener sentido plantear el uso de la terminación “-is” o “-us”, que no tienen asociada ninguna marca de género. Sin duda, es una cuestión mucho más compleja de lo que parece.
Esta visión del lenguaje está estrechamente relacionada con los principios de equidad educativa y social, convirtiéndose en una herramienta para eliminar las barreras que impiden una escuela inclusiva, garantizando la participación y el respeto de todo el alumnado.
¿Para qué sirve el lenguaje inclusivo?
El principal objetivo del lenguaje inclusivo es visibilizar todos los géneros en la comunicación. Al nombrar a las personas de forma inclusiva, se evita la exclusión que puede generar el uso del masculino genérico como única forma.
Además, busca prevenir la discriminación lingüística y promover un entorno de respeto y equidad, también en entornos como el aula, donde el uso de metodologías inclusivas garantiza un ambiente de respeto y tolerancia.
De esta manera, aunque el lenguaje no cambia la realidad por sí solo, sí contribuye a modificar las percepciones y actitudes que tenemos hacia los demás, funcionando como un compromiso ético con la igualdad y la justicia social.
¿De dónde viene el lenguaje inclusivo?
El lenguaje inclusivo no es una invención reciente, sino que sus raíces se encuentran en movimientos sociales y políticos que han buscado la igualdad y el reconocimiento de derechos para todas las personas. Su origen está estrechamente ligado a la influencia de los movimientos feministas y de derechos civiles.
Desde la segunda ola del feminismo en los años 60, se cuestionó cómo el lenguaje reflejaba y perpetuaba la subordinación de las mujeres. Después, a medida que otros movimientos por los derechos civiles y de las personas LGBTIQ+ emergieron, el debate sobre el lenguaje no sexista se ha ido ampliando, llevando al desarrollo del lenguaje inclusivo actual, entendido como una herramienta para favorecer tanto la inclusión como la integración de toda la sociedad.
¿Qué dice la RAE sobre el lenguaje inclusivo?
La Real Academia Española (RAE) ha mantenido una postura crítica frente al lenguaje inclusivo. Según la institución, el uso del masculino genérico es una convención lingüística consolidada y no implica necesariamente una exclusión.
La RAE no acepta formas no binarias como la “e” (“todes”, “nosotres”) o los símbolos como “@” o “x” (“tod@s”, “todxs”), argumentando que contravienen las reglas morfológicas del español. Podemos ver claramente su postura en esta nota a la hora de revisar el documento titulado Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje en la Administración parlamentaria:
“El punto más conflictivo es la interpretación del llamado «masculino inclusivo», sobre el que persisten discrepancias fundamentales.” […] “Hemos argumentado en múltiples ocasiones que el género masculino es inclusivo (en español y en otras muchas lenguas) en un gran número de contextos, y hemos explicado también con detalle que el hecho de que no lo sea en algunos casos no debe llevar a la absurda conclusión de que no lo es nunca.”
Sin embargo, esta posición ha sido objeto de críticas por parte de sectores académicos y sociales, los cuales argumentan que el lenguaje debe evolucionar con la sociedad. El debate sobre la aceptación del lenguaje inclusivo por parte de la RAE sigue abierto.
¿Cómo usar el lenguaje inclusivo?
Existen diversas formas de lenguaje inclusivo que se pueden adaptar a diferentes contextos:
- Desdoblamientos: nombrar explícitamente a ambos géneros, por ejemplo, “los profesores y las profesoras”. De todas maneras, es complicado hacer esto durante todo el discurso y, además, la calidad del mismo podría verse afectada.
- Uso de la “e”: propuesta para incluir todas las identidades de género, como les niñes. Sin embargo, habría que justificar lingüísticamente por qué usar la “e” y no otra vocal, como la “i” o la “u”, sin rasgo de género.
- Sustitución por términos neutros: utilizar palabras que no tienen marca de género, como “el alumnado” en lugar de “los alumnos”.
- Uso de símbolos: Como la “@” o la “x”, aunque es imposible en la producción de discursos orales efectivos y no son aceptados en contextos formales.
Ejemplos prácticos
- En lugar de Los estudiantes deben presentar sus trabajos, se podría optar por El alumnado debe presentar sus trabajos o Cada estudiante debe presentar su trabajo.
- En lugar de Estimados clientes, usar Estimada clientela.
- En lugar de Todos los presentes, elegir la forma Todas las personas presentes o Quienes estén aquí.
El uso del lenguaje inclusivo puede adaptarse al contexto. Así, por ejemplo, en un contexto académico y profesional se recomienda priorizar el uso de sustantivos colectivos, construcciones impersonales y perífrasis verbales, evitando el uso de “@” o “x” y limitando los desdoblamientos a casos donde la claridad lo requiera. El lenguaje no sexista es la norma esperada.
Por su parte, un contexto informal y de redes sociales es más flexible, y el uso de la “e” o de pronombres no binarios es más común y aceptado entre ciertos grupos. Sin embargo, se debe considerar siempre la audiencia a la que se pretende llegar para asegurarse de que el mensaje sea entendido y bien recibido y no vaya a causar ningún tipo de ofensa, algo fundamental para profesionales como el mediador intercultural.
En definitiva, hay que tener en cuenta que el lenguaje es un poderoso reflejo de nuestra sociedad y un motor para el cambio. El debate sobre el lenguaje inclusivo subraya la importancia de que nuestras palabras reflejen la diversidad humana y promuevan la equidad. Se trata de hacer un uso consciente del lenguaje, adaptándolo al contexto y a los objetivos comunicativos, sentando las bases.
Referencias bibliográficas:
- Real Academia Española. (2020). Libro de estilo de la lengua española según la norma panhispánica. Espasa.
- Martín Barranco, M. (2019). Ni por favor ni por favora: Cómo hablar con lenguaje inclusivo sin que se note (demasiado). Los Libros de la Catarata.
- Escaja, T., & Prunes, M. N. (Coords.). (2021). Por un lenguaje inclusivo: Estudios y reflexiones sobre estrategias no sexistas en la lengua española. Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE).
- García Meseguer, Á. (1994). ¿Es sexista la lengua española? Una investigación sobre el género gramatical. Paidós.







