Nuria Puente
La innovación disruptiva es cada vez más importante en la industria cosmética. Un nuevo dispositivo labial modifica las reglas del juego del sector de la belleza.

El sector de la belleza ha apostado al 100% por lo que conocemos como beauty tech, es decir, por la aplicación de tecnologías emergentes para desarrollar nuevos productos y experiencias de uso. En este caso, estamos hablando de un dispositivo labial, denominado Perso, que, (1) a partir de un selfi tomado con la propia aplicación móvil (app), realiza un análisis personalizado de nuestra piel mediante Inteligencia Artificial (IA), (2) evalúa las condiciones ambientales (ej. temperatura, índice UV, humedad…) que puedan afectar a nuestra piel mediante un sistema de geolocalización, (3) recoge en su app nuestras preocupaciones (arrugas, manchas, luminosidad…) y gustos (textura deseada del producto, etcétera), (4) y, teniendo en cuenta todo lo anterior, dispensa un producto ultrapersonalizado.
Solo esto ya es interesante; pero podemos, además, adivinar algunas buenas prácticas en lo que a marketing se refiere:
- Modelo de negocio de cebo y anzuelo: L’Oréal está vendiendo un producto a un precio relativamente bajo (el dispositivo Perso actúa de cebo) con la intención de que las ganancias a largo plazo procedan de la compra continuada de repuestos (los cartuchos de color son el anzuelo). De hecho, han incluido una sencilla función de comercio electrónico (una tendencia al alza que se ha acentuado considerablemente con la pandemia).
- Estrategia de venta anticipada: en el texto vemos cómo L’Oréal ha optado por esta opción para tratar de incentivar esas primeras ventas a través de una oferta única. Esto no solo les permitirá asegurar cierta rentabilidad en el lanzamiento del producto al garantizar una cantidad determinada de clientes y un efecto bola de nieve, sino que también les ayudará a mejorar su notoriedad y tomar el pulso a la demanda (lo que irá asociado, obviamente, a una mejor toma de decisiones comerciales en el medio plazo).
- Apuesta por la omnicanalidad: estamos ante un producto físico que necesita una app para funcionar. Esto puede parecer algo habitual o poco reseñable, pero en realidad permite a la marca comercializar su producto a través de cualquier canal de distribución como pueden ser, por ejemplo, retailers presenciales, otras tiendas online o incluso marketplaces como Amazon, garantizándose que el cliente sea suyo al 100%. Esto es muy importante porque cuando vendemos a través de otros, el cliente nunca suele ser nuestro, sino de “ese otro”, lo que dificulta mucho (a veces, incluso impide) fidelizar a ese cliente, realizar futuras estrategias de ventas cruzadas, etc.
- Factor social: como se explica en el texto, la app incluirá un componente social que muestre los colores creados por otros usuarios y resalte las tendencias en tiempo real. Se trata, una vez más, de una decisión de éxito alineada al 100% con las preferencias del consumidor actual.
En el siguiente enlace tienes el artículo de referencia completo: L’Oréal lanza un dispositivo labial multicolor
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