Ana Pereles López
En aulas cada vez más diversas, la neuroeducación nos invita a repensar la enseñanza, conectando emociones, cultura y experiencia para lograr una educación inclusiva que entienda cómo funciona nuestra mente.

Si cada cerebro es único, ¿por qué enseñamos igual a todos? En aulas cada vez más diversas, la clave para una educación realmente inclusiva podría estar en entender cómo funciona nuestra mente. La neuroeducación nos invita a mirar el aprendizaje desde dentro, conectando emociones, cultura y experiencia. ¿Te atreves a repensar la forma en que enseñamos?
Esta nueva rama combina pedagogía, psicología y neurociencia para ayudarnos a comprender cómo se dan los procesos de enseñanza y aprendizaje. No se trata de una fórmula mágica, sino de una forma de diseñar experiencias más significativas basadas en cómo realmente aprende el cerebro humano.
Investigaciones recientes, como las de Francisco Mora (2024), han mostrado que el cerebro aprende desde la emoción. Esto es, el aprendizaje no depende únicamente de los contenidos, sino de cómo nos relacionamos con ellos a nivel emocional, social y cultural. Entender qué emociones se despiertan en clase y cómo influyen en el aprendizaje es clave para lograr una inclusión real.
Aulas con sentido
La verdadera inclusión se logra abriendo múltiples caminos hacia el aprendizaje. No basta con cambiar los materiales, hay que transformar la forma en que enseñamos, sentimos y nos conectamos en el aula. Se trata de crear vivencias que despierten los sentidos, activen la curiosidad y generen vínculos. Tal es así que aquello que se vive con emoción y a través de varios sentidos, se aprende y se recuerda mejor. De ahí la relevancia de una educación personalizada, tal y como apunta Javier Tourón (2024).
Pero cuidado con el exceso, no todo vale. Un entorno recargado puede saturar. Lo esencial es crear espacios que favorezcan la concentración, la calma y el movimiento, donde cada alumno pueda sentirse seguro y valorado. Incorporar prácticas como el mindfulness puede ser clave: reducir el estrés, mejorar la atención y gestionar mejor las emociones son solo algunos de sus beneficios en el aula ( , cuando un estudiante aprende junto a otros, descubre nuevas formas de pensar, sentir y ser.
¿Y si el aprendizaje comenzara por una pregunta poderosa? ¿Y si, en lugar de receptores pasivos, formáramos protagonistas del cambio?
Educación inclusiva con visión global
De hecho, la apuesta por una educación inclusiva está respaldada por marcos legales y compromisos internacionales. promueve una educación de calidad para todos (ODS 4). Además, normativas como la ) insisten en garantizar el acceso equitativo a la educación, considerando tanto la diversidad como la competencia digital docente (BOE, 2020).
En este marco, tecnologías como Flipgrid permiten crear comunidades virtuales accesibles, con vídeos subtitulados y actividades colaborativas entre alumnos de distintas culturas (INTEF, 2025). Más que herramientas, son puentes para generar aprendizajes con sentido.
Cultura como punto de partida
Cada estudiante llega al aula con una historia única: su cultura, su contexto, su forma de ver el mundo. Todos tienen algo que enseñar. Y en esa diversidad no hay obstáculo, hay oportunidad. La neuroeducación nos recuerda que conectar el aprendizaje con la identidad fortalece la autoestima y el compromiso. Cuando un alumno se ve reflejado en lo que aprende, deja de ser espectador y se convierte en protagonista.
Hoy más que nunca, necesitamos aulas donde todas las voces cuenten. Metodologías como el aprendizaje basado en proyectos, que fomenta el pensamiento crítico y la construcción colectiva del conocimiento, han demostrado ser efectivas para integrar esta riqueza (Zheng et al., 2023). No se trata solo de nombrar culturas, sino de construir con ellas. Porque una clase que celebra la diferencia es una clase que enseña a vivir
¿Quieres saber más?
Si te interesa seguir profundizando en estos temas, puedes explorar nuestro reales. También puedes conocer más sobre nuestras asignaturas como “El enfoque inclusivo en la educación formal y no formal”, “Tecnología educativa aplicada a contextos de diversidad cultural o metodologías activas en educación intercultural”.
La neuroeducación aplicada desde una perspectiva inclusiva e intercultural no es una moda pedagógica. Es una respuesta necesaria a las aulas del presente. Aulas vivas, diversas y complejas. Incorporar estos enfoques nos acerca a una educación más justa, más empática y reflexiva, porque solo si entendemos cómo aprende cada estudiante, podremos enseñarle de verdad.
(*) Ana Pereles López. Doctora Cum Laude en Educación y Psicología por la Universidad de Oviedo, Experto Universitario en Aprendizaje y Enseñanza universitaria online, Máster Universitario en Neuropsicología y Educación por UNIR, Máster en Orientación Laboral y Licenciada en Pedagogía por la Universidad de Oviedo.
Referencias bibliográficas
INTEF (2025). Flipgrid: una herramienta para darle voz al alumnado. https://intef.es/observatorio_tecno/flipgrid-una-herramienta-para-darle-voz-al-alumnado/
Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. BOE núm. 340, de 30 de diciembre de 2020, páginas 122868 a 122953. https://www.boe.es/eli/es/lo/2020/12/29/3
Mora, F. (2024). Un paseo didáctico por la neuroeducación. Alianza Editorial.
ONU (2023). La Agenda para el Desarrollo Sostenible. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/development-agenda/
Tourón, J. (2024). Navegando hacia el talento: Porque el talento que no se cultiva, se pierde. Independently published.
UNIR Revista (2025). Mindfulness o atención plena, qué es y cómo se practica. https://mexico.unir.net/noticias/educacion/mindfulness/
Zheng, B., He, Q., & Lei, J. (2023). Knowledge Construction in Problem-Based Learning: A Lag-Sequential Analysis of Teachers’ and Students’ Discourse Moves. Teaching and Learning in Medicine, 36(4), 411–424. https://doi.org/10.1080/10401334.2023.2230559
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