Laura Rivado Casas
Sólo partiendo de una buena base, que siente los cimientos de una formación más compleja, es posible construir un conocimiento significativo y bien estructurado en la clase de matemáticas.

Desde edades muy tempranas, las niñas y los niños sienten un elevado nivel de curiosidad por todo lo que les rodea. Esta circunstancia, bien aprovechada, puede suponer una ventaja para los profesores en el aula, y más concretamente en la clase de matemáticas.
Desde los 3 a los 12 años (Educación Infantil y Educación Primaria), los pequeños estudiantes comienzan a desarrollar un pensamiento lógico-matemático que a lo largo de su vida se completará y les permitirá desarrollarse plenamente no sólo en su etapa formativa, sino también en su vida personal, social y laboral futura. Resulta fundamental, por tanto, inculcar una serie de conceptos básicos matemáticos de manera fehaciente, para que partiendo de un buen origen, el individuo pueda construir conceptos más complejos en etapas posteriores.
El último informe PISA realizado para la evaluación internacional de los estudiantes, promovido por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), arroja resultados cada vez más preocupantes sobre el aprendizaje de las matemáticas en España. En este estudio, que recoge los resultados de las pruebas realizadas a 30.800 alumnos españoles, de entre 15 y 16 años, se obtuvo la puntuación más baja en matemáticas de los últimos 20 años.
El objetivo no es mejorar los resultados en comparación con los de otros países. Se trata de atajar el problema del aprendizaje de las matemáticas desde las etapas más tempranas para construir un mayor y mejor conocimiento del alumnado y una mejor comprensión de estos conceptos actuales y futuros.
Partiendo de esta premisa y de esta necesidad, las nuevas metodologías activas suponen una clara diferencia con respecto a las metodologías tradicionales, donde el profesor explica los contenidos y los alumnos escuchan. Buscar experiencias y actividades para el aula, donde se trabajen habilidades de pensamientos de orden superior (Bloom, 1956) ayuda a construir un aprendizaje significativo y a sentar las bases de un conocimiento que deberá ampliarse en etapas educativas posteriores.
El alumno, en el centro
Pero es preciso no sólo cuestionarse el aprendizaje del alumnado, sino también la capacidad docente para impartir dichos conocimientos. De hecho, las nuevas reformas educativas nacionales abogan cada vez más por el desarrollo competencial y por el empleo de metodologías que sitúan al alumno en el propio centro de su aprendizaje.
Se pasa de un escenario donde el docente era el actor principal, a otro donde es el alumno el que toma las riendas de su aprendizaje, asumiendo un papel más activo y responsabilizándose de su propio aprendizaje.
Desde los 3 a los 12 años, los pequeños estudiantes comienzan a desarrollar un pensamiento lógico-matemático que a lo largo de su vida se completará y les permitirá desarrollarse plenamente.
Estas metodologías, las llamadas metodologías activas y los nuevos modelos de enseñanza-aprendizaje, suponen un cambio de perspectiva, y entre ellas se incluyen el aprendizaje basado en proyectos, el aprendizaje basado en problemas, el método Singapur, la metodología Montessori, la gamificación, etcétera.
En estos modelos, lo que se busca principalmente es relacionar el contexto del estudiante, su vida cotidiana, con diferentes situaciones de aprendizaje donde el alumno pueda aplicar los conceptos teóricos aprendidos en el aula. Si extrapolamos esta idea a las matemáticas buscando su aplicación, con diferentes situaciones de la vida real, la búsqueda de ejemplos de diferentes situaciones que pueden darse en el aula resulta inagotable. Los alumnos continuamente se preguntan el porqué de las cosas, y las matemáticas, la mayor parte de las veces, contribuyen, sino son, a la propia respuesta.
Metodologías activas y nuevos modelos de enseñanza-aprendizaje
Se ha demostrado que estos nuevos modelos de enseñanza-aprendizaje no sólo mantienen y aumentan la curiosidad de los más pequeños, sino que contribuyen a un mayor y mejor nivel de conocimiento sobre los contenidos explicados en el aula.
El aprendizaje, entendimiento y capacitación en estas estrategias, resulta clave para el docente. Por eso, desde el Máster en Didácticas de las Matemáticas en Educación Infantil y Primaria, se busca no sólo dar a conocer estos modelos y metodologías, sino que el profesorado las comprenda, sepa aplicarlas y realice ejemplos de situaciones de aprendizaje concretos para poner en práctica en su clase con su alumnado.
Referencias bibliográficas:
- Bloom, B.S. and Krathwohl, D. R. (1956) Taxonomy of Educational Objectives: The Classification of Educational Goals, by a committee of college and university examiners. Handbook I: Cognitive Domain. NY, NY: Longmans, Green.
- Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Los resultados de Pisa 2022 (El Volumen III: fichas descriptivas: España). Orientaciones de PISA para las Islas Canarias, España | OCDE.
(*) Laura Rivado Casas es docente en el Máster en Didáctica de las Matemáticas en Educación Infantil y Educación Primaria de UNIR. Doctora en Ciencias Químicas por la Universidad de La Rioja.
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