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La teoría de la anomia según distintos autores y su relación con la criminalidad

Los sociólogos se apoyan en el concepto de anomia para explicar las razones por las que una persona decide cometer un delito, justificándose en razones económicas y sociales.

Noche de disturbios en la ciudad.

El término anomia procede del griego y significa la falta permanente de normas o la tendencia a transgredirlas, ya sea de forma individual o colectiva. Es un concepto desarrollado en sociología y en otras ramas de las Ciencias Sociales para estudiar las desviaciones de conducta de un individuo y de la sociedad como conjunto. En el campo de la criminología, la teoría de la anomia está ligada al estudio de los delitos y la criminalidad y sirve de punto de partida para hablar de las teorías de la tensión social y frustración.

Émile Durkheim

El sociólogo francés Émile Durkheim (París, 1858-1917), considerado uno de los padres fundadores de la sociología como disciplina académica a finales del siglo XIX, fue el primer autor que utilizó el concepto de anomia para describir cómo la falta de normas “hace inestables las relaciones del grupo, impidiendo su cordial integración” (La división del trabajo en la sociedad, 1893) y, más adelante, en su estudio sobre el suicidio (1897) lo identifica como uno de los factores específicos que afectan a esta conducta.

Para Durkheim, la sociedad se encarga de integrar a los individuos que la forman, de ofrecer un sistema de normas que regule su conducta. Bajo su visión, un sistema social anómico es aquel que no logra, por tanto, esa integración y proporcionar un orden estable que permita el desarrollo del individuo y del grupo. Ante la quiebra de este orden, tanto individuo como grupo carecen de regulación moral y aumenta el número de conductas desviadas y comportamientos autodestructivos como el suicidio.

Según el sociólogo francés, cuando el grupo está unido es capaz de desarrollar un marco normativo que regula su comportamiento y orden, establece los límites para el individuo y la sociedad, otorgando una certidumbre y seguridad. En sus postulados, Durkheim analiza el contexto histórico y socioeconómico que atraviesa la ciudadanía y habla de anomia como mal crónico de la sociedad, la fractura social e incertidumbre que trae consigo la modernidad, entendiendo por tal el rápido y profundo cambio en la estructura económica y social derivado de la industrialización y la división y especialización del trabajo.

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Robert K. Merton

Varios sociólogos estadounidenses de comienzos del siglo XX revisaron el aporte de Durkheim y desarrollaron el concepto, manteniendo su postulado central, hacia diversas teorías. El estadounidense Robert K. Merton (Filadelfia, 1910-Nueva York, 2003) hizo uno de los aportes más significativos para la teoría de la anomia, marcando el posterior camino a la escuela norteamericana. El sociólogo recoge el testigo de Durkheim medio siglo después y en su obra Teoría social y estructura social (1957) recupera el concepto de la anomia para definirla como el producto de la fragmentación de la estructura cultural de la sociedad.

Para Merton, el paso de una sociedad tradicional a una moderna genera un desfase entre los objetivos y los medios para alcanzarlos, todo marcado por las variables socioeconómicas que afectan a cada individuo y grupo. El individuo, como miembro de la sociedad, aprende qué fines son los que debe alcanzar y qué medios son legítimos para lograrlo. Sin embargo, postula Merton, determinadas situaciones derivan en una desorganización cultural en la que los individuos no pueden alcanzar esos fines porque no tienen el modo legítimo de hacerlo.

Esto, en consecuencia, genera frustración y fomenta la búsqueda de nuevas vías para lograrlo, desarrollando lo que denomina como conducta inconformista. El autor sostiene que el impacto de la desorganización depende de la posición del individuo en la sociedad y que aquellos con mayor limitación de medios —por carecer de acceso a oportunidades por su origen étnico, por la falta de educación o por desempleo, entre otros—, son los más propensos a recurrir a medios que les permitan alcanzar sus objetivos, aunque no sean los que estén avalados culturalmente.

Es decir, la teoría de la anomia de Merton implica que esta contradicción entre los objetivos que culturalmente se espera lograr y los medios institucionalizados para lograrlos es la que hace que determinados individuos desvíen su conducta y acaben cometiendo distintos tipos de delitos. Este conformismo o inconformismo social es lo que para el autor sirve para explicar, por ejemplo, que una persona con escasos recursos opte por robar, dinero u objetos, para sus necesidades cuando el sistema le falla o para disponer de bienes que considera que debe tener.

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Esta posición desarrollada por Merton sirvió para poner en práctica estrategias públicas para luchar contra la criminalidad en la década de los 60 en Estados Unidos. Bajo su visión, que el gobierno impulsara la mejora de oportunidades a los jóvenes de barrios marginales contribuiría a reducir la tasa de delitos.

Los sociólogos ponen como ejemplo de sociedad anómica las situaciones derivadas de grandes crisis como la Gran Depresión de 1929 en Estados Unidos o la posguerra en Alemania en 1945, al finalizar la II Guerra Mundial. En ambos casos se produce un colapso de la estructura económica y social que deriva en caos, aumento de los suicidios y de la criminalidad ante la escalada de la pobreza. Otros ejemplos más recientes están ligados también a crisis económicas, como la de Argentina en 2001 o la Gran Recesión de México en 2008: nuevamente, el derrumbe económico erosiona el bienestar hasta derivar en un estallido social, protestas, saqueos y enfrentamientos con las autoridades.

La teoría de la anomia y la criminalidad

La formulación de Durkheim ha tenido un gran impacto para la sociología contemporánea que ha tratado de explicar las razones por las que un individuo desvía su conducta de las normas sociales, culturales y jurídicas que funcionarían como su marco social para adecuar su conducta a esa situación de anomia. Su impacto se observa en el de distintas corrientes que han abordado el concepto de anomia para desarrollarlo, ampliarlo o criticarlo.

La criminología se sirve de la teoría de la anomia para explicar las razones por las que una persona decide cometer un delito, justificando su conducta en razones sociales y económicas más allá de las psicológicas.

Para conocer en profundidad esta y otras teorías que explican las desviaciones de la conducta de un individuo, el plan de estudios del Grado en Criminología ofrece a sus alumnos una visión integral del hecho delictivo y de las piezas que lo componen, desde el delincuente y la víctima hasta el control social. Los graduados en Criminología están capacitados para ejercer como expertos analistas y asesores en el ámbito de la seguridad ciudadana pública, bien como miembro de las fuerzas y cuerpos de seguridad, como perito criminológico o en el diseño de políticas y estrategias contra la criminalidad, entre otros.

 

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