Laura Vivas
El EMDR se basa en la estimulación bilateral de ambos hemisferios del cerebro a través de movimientos oculares u otras modalidades como la auditiva y táctil/tapping. A día de hoy, es una de las terapias más efectivas en el tratamiento del trauma.
La terapia Eye Movement Desensibilization and Reprocessing (EMDR) gana cada vez más adeptos entre la comunidad de psicoterapeutas y los pacientes, quienes atienden a sus beneficios a la hora de tratar traumas.
La EMDR es una herramienta que consta de 8 fases. Se basa en la estimulación bilateral de ambos hemisferios del cerebro a través de movimientos oculares u otras modalidades como la auditiva y táctil/tapping.
A pesar de su probada eficacia, sigue siendo una desconocida para muchos. En UNIR contamos con docentes y psicólogos que son especialistas en este tipo de terapia. Por este motivo, imparten clases en el Especialista Universitario en Trauma y EMDR, y aplican su experiencia profesional como terapeutas en el centro de psicoterapia Grupo Laberinto.
El alcance del EMDR
“Es imprescindible que una parte del equipo tenga formación específica en EMDR, ya que es demandado directamente por muchos de los pacientes que llaman para realizar una primera consulta”, cuenta María Victoria Sánchez, docente en UNIR y directora del centro de terapia.
Para ella, el tratamiento con EMDR se ha convertido en una herramienta fundamental en los procesos de psicoterapia. Sánchez señala que, al ser una metodología de intervención directa en el trauma, agiliza los procesos terapéuticos facilitando el procesamiento de los recuerdos traumáticos.
José Juan Nogales, psicólogo clínico en Grupo Laberinto y docente de UNIR también enfatiza la efectividad del EMDR en la solución de problemas psicológicos: “El plus que aporta es poder trabajar y resolver aspectos que con otras terapias son inabordables o de difícil resolución. No sólo es una de las terapias más eficaces en los problemas originados por el trauma, sino probablemente la más eficiente. Esto es, resuelve esos problemas de una manera más rápida”.
Los beneficios del EMDR en la práctica terapéutica
Como se explica en este post, en la terapia EMDR el terapeuta guía al paciente para que realice movimientos oculares mientras accede al recuerdo del trauma que necesita tratar. Dicha dinámica hace que los dos hemisferios cerebrales se activen y conecten entre ellos, permitiendo acceder a redes de memoria disfuncionales que almacenan el recuerdo. “Es el propio cerebro del paciente el que resuelve la problemática, por lo que el aprendizaje y mejoría siempre va a ser superior al de otras terapias”, comenta Nogales.
El proceso genera beneficios específicos que ambos docentes explican:
- Incrementa el nivel de seguridad y la tranquilidad interna.
- Permite trabajar un evento traumático con un paciente sin que tenga que dar información, por lo que se reduce el malestar que puede darse debido a la vergüenza o culpa de lo que sucediera con ese evento.
- Procura una desaparición progresiva de los síntomas.
- El procesamiento con EMDR puede ser rápido, lo que minimiza el tiempo de exposición al recuerdo traumático.
- Se trabajan los problemas con el apego, que muchas veces son difíciles de tratar mediante otras terapias.
- A través del trabajo que hace el cerebro del paciente, pueden recuperarse recuerdos de eventos traumáticos que están en el origen del problema y serían difícilmente accesibles de otro modo.
- Facilita el autocuidado.
De la misma manera, ambos emplean el mindfulness como técnica complementaria. Como explica Sánchez, esta herramienta “ayuda en la regulación emocional y mejora el rendimiento, la atención y la conexión”.
El EMDR, creado en 1987 por Francine Shapiro, ha demostrado ser una herramienta efectiva en psicoterapia. Este tratamiento cada vez se emplea con más frecuencia, ya sea complementando técnicas de terapia tradicionales u otras con desarrollos más recientes como la psicoterapia basada en la mentalización, la terapia metacognitiva o el mismo mindfulness.
