UNIR Revista
Cuando la población autóctona de un determinado lugar sufre las consecuencias de un turismo masificado en su día a día se habla de turistificación.

Precios elevados en la vivienda, comercios adaptados a las demandas de los turistas, pérdida de identidad de los barrios o cierre de los negocios tradicionales son tan solo algunas de las consecuencias que tiene la masificación turística o turistificación. Un fenómeno contra el que han comenzado a revelarse en lugares en los que la convivencia con los visitantes es cada vez más insostenible.
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¿Qué es la turistificación?
Muchos de los destinos turísticos por antonomasia están sufriendo la denominada turistificación, un fenómeno cuyo nombre todavía no está reconocido por la Real Academia Española (RAE), pero que la Fundéu (Fundación del Español Urgente) describe como “el impacto que tiene la masificación turística en el tejido comercial y social de determinados barrios o ciudades.”
Se trata, por tanto, de un término que engloba el impacto que el turismo masivo tiene en los núcleos urbanos, transformando de forma notable la vida de los residentes locales. Algunas consideraciones que conviene tener en cuenta sobre el concepto de turistificación son:
- La turistificación se refiere al proceso por el que un barrio o toda una localidad se adapta a las necesidades y deseos de los turistas, en detrimento de aquellas de sus propios habitantes.
- El origen del término se encuentra en el libro Manual del antiturismo (2018), del sociólogo francés Rodolphe Christin, quien acuñó esta palabra para describir la transformación de espacios urbanos en destinos turísticos.
- En España, ciudades como Barcelona, Madrid o Palma de Mallorca sufren este fenómeno en mayor medida.
- La Organización Mundial del Turismo (OMT) reconoce la turistificación como un desafío global, especialmente en destinos urbanos muy populares.
Aunque turistificación y gentrificación están estrechamente relacionados, no son lo mismo, ya que la turistificación se centra específicamente en los cambios que provoca el turismo masivo.
La relación entre turismo y cultura se ve directamente afectada por la turistificación, puesto que puede conducir a que se produzca una homogeneización cultural que derive en una total pérdida de autenticidad de los destinos.
¿Qué problemas acarrea la turistificación?
Los problemas que provoca la turistificación afectan tanto a los residentes locales, como al tejido social y económico de las ciudades. Algunas de las principales consecuencias de que se produzca turistificación pasan por:
- Aumenta el precio de las viviendas. Al incrementarse el número de viviendas destinadas a alquiler vacacional, se reduce la oferta para residentes, lo que encarece los precios.
- El comercio local se transforma. Los negocios se focalizan en atraer a los turistas y dejan de existir servicios básicos para los residentes.
- Se satura el espacio. Las calles y el transporte público se llenan, haciendo imposible que la vida cotidiana de los habitantes de los pueblos y ciudades se desarrolle con normalidad.
- Tiene un impacto negativo en el medioambiente. La masificación de turistas hace que aumente la contaminación y que se generen más residuos.
- Se pierde la identidad cultural. Las tradiciones locales, a menudo, son folclorizadas, hasta que terminan por desaparecer totalmente las manifestaciones culturales auténticas.
- Aumentan los conflictos sociales. Se producen tensiones entre residentes y turistas.
El hecho de que los precios de los alquileres en zonas turísticas aumenten en mayor proporción que en otras zonas o que los negocios se orienten exclusivamente a los visitantes, en lugar de cubrir las necesidades de la población local, suponen ya desafíos importantes para quienes trabajan en este sector.
¿Qué medidas se pueden adoptar para combatir la turistificación?
La respuesta a los desafíos planteados por la turistificación pasa por una apuesta decidida por el turismo sostenible, que es respetuoso con las comunidades locales. Estas son algunas de las medidas que pueden adoptarse para combatir la turistificación:
- Regular el alojamiento turístico. Limitar las licencias que los ayuntamientos conceden a los apartamentos turísticos y establecer zonas de uso residencial protegido, son acciones que pueden redundar positivamente en una mejor convivencia entre turistas y locales.
- Promocionar el turismo sostenible. Una forma de hacerlo es incentivando las experiencias que respetan la cultura local y poniendo en marcha sistemas de certificación de sostenibilidad turística
- Diversificar la oferta turística. Si se promocionan destinos alternativos, los lugares más masificados se descongestionarán.
- Hacer que la ciudadanía participe. Cuando la comunidad local participa en la planificación turística, a través de foros de diálogo, por ejemplo, puede contribuir a tener un turismo bueno para todos.
- Mejorar las infraestructuras urbanas. Invertir en transporte público y en la adaptación de los servicios públicos a las necesidades de residentes y visitantes resulta indispensable para una convivencia armónica.
Ciudades como Ámsterdam han puesto en marcha un plan integral para combatir la turistificación en el que se contemplan medidas como la prohibición de nuevos hoteles en el centro o la limitación de los alquileres vacacionales.
En España, Barcelona ha adoptado acciones similares para reducir las licencias de pisos turísticos y lograr que la vida de barrio vuelva al centro de la ciudad.
La turistificación supone un gran desafío para el sector turístico y, aunque el turismo sigue siendo el motor económico de muchas ciudades, es indispensable encontrar el equilibrio entre su desarrollo sostenible y la preservación de la calidad de vida de los residentes locales.