Andrés Pascual
Cuando el programa CHO de UNIR se gestó, diseñamos un método estructurado en dos tríadas: la primera sobre el bienestar físico, emocional y social; y la segunda con tres niveles de impacto en la persona, el equipo y la organización. Descubre este modelo que ya están aplicando cientos de empresas.
En las estrategias de felicidad organizacional, que se nutren de muy diversas fuentes y en las que hay que accionar palancas diversas, es necesario saber cuándo, por qué y para qué implantar cada iniciativa. Como en un gran puzle, hemos de colocar cada pieza en su sitio, para que tengan sentido y arrojen los beneficios esperados.
Por ello en su día creé un modelo de trabajo para Chief Happiness Officer (CHO o gestores de felicidad) que bauticé Método Doshin’en. En japonés, este término significa círculos concéntricos, abrazando la enseñanza zen de que una diminuta gota de lluvia caída en un estanque se funde en él y provoca enormes ondas expansivas, del mismo modo que toda pequeña acción dirigida a incrementar el bienestar de un trabajador termina afectando positivamente al equipo y a la organización entera.
Búsqueda conjunta del bienestar físico, emocional y social
En cuanto a la primera tríada, es necesario perseguir el bienestar de forma simultánea desde las dimensiones física, emocional y social, ya que solo entonces se alcanzan los verdaderos beneficios. Como el gran puzle que es, el bienestar corporativo precisa de todas sus piezas para completarse. La propia OMS declara en su Constitución que la salud «no es solo la ausencia de afecciones y enfermedades, sino un estado de completo bienestar físico, mental y social».
Trayéndolo a ejemplos del día a día, de poco sirve que me suban el sueldo si mi salud mental está bajo mínimos por el estrés que me genera la insostenible relación con los compañeros. De poco sirve que hayan puesto una cafetería con productos saludables gratis para el personal si no tengo posibilidad de juntarme allí ni un minuto con mi mánager porque nunca tiene tiempo.
Como ya he escrito en un artículo anterior, no es posible disponer de una guía estandarizada de procesos que valga para todas las empresas. El éxito de un plan parte de la escucha y de la atención plena es lo que debemos buscar cuando iniciamos una consultoría o una estrategia interna de felicidad organizacional. Sin embargo, conviene tener siempre presente una columna vertebral que nos ayude a mantener el rumbo y, sobre todo, el equilibrio. En este caso, el equilibrio entre las tres dimensiones del bienestar.
Todo empieza por el autoliderazgo
Las gotas del Método Doshin’en han de caer también sobre el líder del bienestar. Este ha de preocuparse de cada uno de los miembros de su equipo, pero siempre comenzando por él mismo. Ha de cuidar su propio bienestar en las tres dimensiones física, emocional y social, ser un ejemplo para los demás. La cita más importante es con nosotros mismos y, paradójicamente, es la que más tendemos a desatender. Por ello, una parte fundamental de nuestra formación es una secuencia sistematizada de microhábitos diseñada para que el propio alumno alcance su propia plenitud en los tres niveles y pueda después trasladarlos al resto.
¿Qué es un microhábito? Ni más ni menos que lo que indica su nombre: una acción pequeña y de gran simplicidad que no nos pide mucho a cambio (ni tiempo, ni esfuerzo, ni motivación), pero que, repetida de forma consciente y constante en el tiempo, potencia aptitudes y actitudes personales que nos acercan día tras día a la persona que queremos ser. Nos prepara física y emocionalmente para ir incorporando poco a poco otros hábitos de mayor entidad. Unido a otros microhábitos en una secuencia sistematizada, nos impulsa hacia nuestras metas y propósitos.
Seguro que has viajado en avión. Y seguro (o no tanto) que has escuchado con atención al menos una vez los consejos del personal de vuelo antes del despegue. ¿Recuerdas lo que dicen cuando muestran la mascarilla de oxígeno? «Si se produjera una despresurización en la cabina, antes de ponerle la mascarilla a tu hijo, póntela tú mismo, ¡porque de otra forma no tendrás el oxígeno que precisas para ayudarle y moriréis los dos!». No lo sueltan de forma tan dramática, pero la idea es la misma. El CHO, y cualquier líder del bienestar con personas que depositan en él o ella su confianza, busca primero su plenitud personal para estar en disposición de guiar a los trabajadores por el mismo camino.
Da el primer paso ahora
Cada estilo de liderazgo tiene su momento, y una habilidad fundamental de todo líder es la capacidad de adaptación en la rueda de cambio constante que es la vida. Pero si buscas una organización sostenible en el tiempo, hoy en día solo hay un estilo de liderazgo que funciona y perdura: el del bienestar. Podríamos decir que el éxito no conduce a la felicidad; es la felicidad la que conduce al éxito. Para hacer este éxito sostenible hemos de crear el entorno adecuado.
Ahora es cuando alguien podría pensar: «De acuerdo, entiendo la grandeza de esta forma de liderazgo, pero llegar a dominar las tres dimensiones del Método Doshin’en ha de ser muy complicado. ¿Cómo es posible hacerlo?»
Como alguien me dijo en Suazilandia, un país africano en el que hace un cuarto de siglo empezó mi andadura como escritor: «solo los pies del viajero conocen el camino». Si quieres llegar a la meta, lo más importante es empezar a caminar. Desde hace años venimos formando a líderes de forma experiencial y práctica, mostrándoles una fotografía 360 del bienestar en el mundo corporativo. A partir de tener clara la estructura y los procesos que proponemos, todo alumno puede –y debe– seguir profundizando en la materia específica que precise en cada momento, dependiendo del momento cultural y coyuntural de su organización. Lo mejor de todo es que sabrá qué palanca accionar y dónde colocar cada pieza.
Gota a gota, como en los círculos concéntricos del Método Doshin’en. Paso a paso, pero siempre hacia adelante. ¡Feliz viaje!
- Facultad de Economía y Empresa
