UNIR Revista
La sordoceguera es una discapacidad que afecta a la vista y al oído. Para lograr una mayor autonomía e inclusión de estas personas es crucial contar con estrategias personalizadas e individualizadas.

La sordoceguera provoca una deficiencia sensorial en la vista y el oído, de manera que las personas con esta condición presentan dificultad para moverse, percibir información y comunicarse. En el caso de los menores, es fundamental comprender esta discapacidad para proporcionarles una educación ajustada a sus necesidades y realidad, garantizando en todo momento su desarrollo y autonomía.
A este respecto, en los centros educativos es esencial contar con profesionales especializados —con formaciones como el Máster en Educación Especial online de UNIR— que proporcionen a los niños una enseñanza adaptada y de calidad.
¿Qué es la sordoceguera?
La Federación Española de Sordoceguera define la sordoceguera como una “discapacidad única que consiste en la pérdida conjunta de capacidad visual y auditiva en diversos grados, lo que afecta significativamente a la comunicación, la movilidad y el acceso a la información”.
En referencia a los distintos grados, la sordoceguera —considerada una condición específica y no la suma de sordera y ceguera— puede manifestarse con una pérdida total o parcial de la vista y el oído.
Esta discapacidad afecta a dos sentidos claves para la interpretación del mundo, lo que provoca una reducción significativa de la autonomía de las personas con sordoceguera.
Asimismo, sus principales implicaciones son:
- Dificultad en la percepción de señales visuales y auditivas esenciales para el lenguaje, lo que provoca una limitación importante en la capacidad de comunicación. Para lograr una interacción efectiva se emplean varios métodos, adaptados a las necesidades individuales de cada persona, como por ejemplo: lengua de signos apoyada en las manos (cuando la pérdida visual no es total), braille, lectura labial y comunicación electrónica, entre otras.
- Afectación de la comprensión y el acceso a la información del entorno, lo que convierte a estos pacientes en individuos dependientes, situándoles en una situación de mayor vulnerabilidad social.
- Consecuencias en el equilibrio, la orientación y en la capacidad física. Por ello, en ocasiones, se requiere la asistencia de un acompañante que garantice la autonomía y la seguridad necesarias.
En muchos casos, debido a la dificultad para vivir con plena autonomía, las personas sordociegas requieren de un intérprete mediador o personal de apoyo que les facilite la inclusión y favorezca su interacción con el entorno, minimizando en la medida de lo posible esa dependencia y ayudándoles a desenvolverse en la vida diaria.
Tipos de sordoceguera
Se diferencian dos tipos de sordoceguera:
- Sordoceguera congénita. Esta condición hace referencia a las personas que nacen con esta discapacidad y presentan dificultades para desarrollar un lenguaje estructurado y una comprensión amplia del entorno. La falta de acceso a estímulos clave en la infancia tiene consecuencias negativas en su aprendizaje, desarrollo motor y habilidades comunicativas. En algunos casos, la sordoceguera congénita puede coexistir con discapacidad intelectual. Las causas pueden ser variadas, pero están relacionadas con infecciones prenatales, síndromes genéticos o complicaciones en el parto.
- Sordoceguera adquirida. Las personas con este tipo de sordoceguera nacen con una deficiencia sensorial en uno de los dos sentidos, auditiva o sensorial, y adquieren la otra deficiencia en el transcurso de su vida. Generalmente, estas personas conservan conocimientos previos, como el lenguaje, la escritura y la vocalización. Algo que resulta muy positivo, puesto que es más fácil para ellas adaptarse a su nueva condición y aprender nuevas formas de comunicación, favoreciendo su autonomía. En este caso, el origen de este tipo de sordoceguera está relacionada con enfermedades neurológicas, síndromes progresivos, infecciones o el envejecimiento.
De todos modos, cada caso es único y su impacto en la capacidad sensorial depende de la causa que lo ha originado y el momento en el que aparece la discapacidad.
¿Cómo es la educación de las personas sordociegas?
La Ley 27/2007 recoge en sus artículos la necesidad de contar con “servicios especializados, personal específicamente formado para su atención y métodos especiales de comunicación” para las personas sordociegas. Con esta normativa lo que se busca es eliminar barreras y garantizar el acceso a la información y comunicación, en una sociedad mayoritariamente oyente y vidente.
En esta línea, es fundamental que la educación de los niños sordociegos se base en intervenciones especializadas, individualizadas y adaptadas a sus necesidades con el fin de promover su autonomía, inclusión y desarrollo.
Al igual que cuando hay niños con discapacidad visual y auditiva en el aula, la enseñanza debe basarse en estrategias claras que integren métodos de comunicación adaptados:
- Recursos como el lenguaje braille o de señas y tecnología de apoyo que transmiten la voz del profesor directamente al audífono del estudiante, reduciendo el ruido de fondo.
- Incluir metodologías activas en las que el estudiante sordociego ejerza un rol activo, como el trabajo por proyectos o el aprendizaje basado en servicio.
- Contar con docentes especializados en este tipo de intervenciones para facilitar el aprendizaje de los alumnos con sordoceguera.
- La docencia ha de ser multisensorial, es decir, es imprescindible el uso del tacto, olores y vibraciones para reforzar la comprensión y la adquisición de conocimiento.
- El aula debe ser accesible, tener buena iluminación y señalización táctil.
Por último, en la educación de niños sordociegos no debe obviarse la promoción de la autonomía y la movilidad mediante entrenamientos, terapias, adaptación de espacios fijos e interacción social para facilitar su inclusión y permitir su participación en actividades comunitarias y educativas
En definitiva, para lograr una mayor inclusión y autonomía de las personas con sordoceguera, es esencial aplicar metodologías educativas personalizadas, estrategias específicas que promuevan su aprendizaje y educación, así como contar con profesionales capacitados y especializados en este tipo de discapacidad. Ya que, solo a través de la colaboración de todos los factores implicados se podrá garantizar su plena participación en la sociedad y mejora de su calidad de vida.