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Se habla de polarización política cuando las formaciones se sitúan en posiciones cada vez más extremas. Una de las consecuencias de esta radicalización es la dificultad para alcanzar acuerdos.

En los últimos años, tanto en España como en el resto del mundo, se está produciendo una radicalización de todas las formaciones políticas escorándose a posiciones cada vez más extremas. Es lo que se conoce como polarización política y se trata de una estrategia con la que se pretende dividir a los votantes en bloques, alimentándolos de mensajes simples que apelan a su parte emocional.
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¿Qué es la polarización política?
Para comprender qué es la polarización política podemos contraponer este concepto con el de apatía o desafección. La polarización política se define como el fenómeno que contribuye a dividir en dos bloques ideológicos contrapuestos a una comunidad. En una sociedad polarizada, la mayoría se identifica con uno de los bandos y perciben negativamente todo lo relativo al otro, mientras que los ciudadanos que mantienen posiciones moderadas son minoría.
La Fundación del Español Urgente (Fundéu RAE) eligió precisamente en 2023 polarización como su palabra del año, por su gran presencia en los medios de comunicación. Se trata de un término que alude a situaciones en las que existen dos posiciones o actividades muy definidas y distanciadas y que, a menudo, conlleva ideas de crispación y confrontación.
La polarización política, por tanto, manifiesta el grado en el que las fuerzas políticas comparten las principales líneas de visión ideológica, siendo la división izquierda-derecha la más relevante. Cuanto más grande es la distancia existente entre las posiciones de los partidos, mayor es el nivel de polarización política.
Se trata de un fenómeno cada vez más frecuente en las sociedades democráticas y, por ello, es objeto de estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) a través de sus encuestas periódicas.
¿Por qué hay polarización política?
La política polarizada es una cuestión compleja que se da por la interacción de diversos factores, tanto sociales como económicos y comunicativos. Entender estas causas es importante para analizar cómo la polarización política afecta a la democracia, pues se trata de un fenómeno que impacta significativamente en los sistemas democráticos.
Estas son algunas de las principales causas de que se produzca polarización política:
- Desigualdad económica. Cuando aumenta la brecha entre los que más y menos tienen se producen tensiones sociales que inevitablemente se trasladan al ámbito político. Se genera la percepción de que ciertos grupos son favorecidos o desfavorecidos por el sistema.
- Cambios demográficos. Los movimientos migratorios y el hecho de que exista una mayor diversidad cultural pueden provocar reacciones polarizadas en diversos sectores poblacionales.
- Auge de las redes sociales. El hecho de que cada vez existan más personas que deciden informarse a través de las redes sociales y otras plataformas digitales, propicia que se creen burbujas informativas que refuerzan las opiniones preexistentes, pero que no fomentan la información plural. La difusión selectiva de información refuerza creencias previas.
- Falta de rigor de muchos medios de comunicación. Existen medios de comunicación que priorizan una visión ideológica determinada sobre la honestidad, la veracidad y el rigor informativo.
- Proliferación de liderazgos populistas. Por todo el planeta abundan figuras políticas que explotan las divisiones sociales para ganar apoyos en donde se identifican el uso de tácticas de miedo y deslegitimación del adversario.
- Crisis de confianza que sufren las instituciones. Perder la fe en el sistema político tradicional puede llevar a radicalizarse y adoptar posiciones más extremas.
Los partidos y líderes políticos han sabido perfeccionar sus estrategias de mensajes, aprovechando las emociones y los temores de sus votantes para consolidar sus bases de apoyo, aunque haya sido a costa de polarizar la situación política.
¿Qué consecuencias tiene la polarización política?
El tejido social y el funcionamiento democrático se ven profundamente afectados por la polarización política. Por lo tanto, no se trata de un fenómeno aislado y acaba teniendo efecto en las relaciones interpersonales y la cohesión social.
Estas son algunas de las principales consecuencias de la polarización política:
- El diálogo democrático se erosiona. La falta de diálogo entre las fuerzas políticas de diferente signo dificulta llegar a acuerdos, obstaculizando la gobernabilidad en muchos casos e imposibilitando la puesta en marcha de políticas públicas más efectivas.
- Se incrementa la desconfianza y el conflicto social. Quienes piensan diferente son percibidos de forma negativa, como si fuesen el enemigo y eso debilita el tejido social, generando mayor tensión entre grupos con ideologías opuestas y el crecimiento de discursos de odio y actos de violencia política.
- Las posturas se radicalizan. Las personas con posturas moderadas pierden terreno frente a quienes tienen visiones más extremas.
- Aumenta la desinformación y las fake news. La polarización política fomenta la creación y difusión de información sesgada o directamente falsa, como manera de reforzar las creencias de cada bando.
- Se deterioran las instituciones democráticas. La falta de confianza en el sistema puede derivar en el cuestionamiento de la legitimidad de las instituciones y dar lugar a hechos tan graves como el asalto al Capitolio en Estados Unidos.
- Se debilitan los contrapesos democráticos en nombre de la “unidad” o la “seguridad”.
La polarización política puede, por tanto, afectar a la estabilidad y al funcionamiento de un sistema democrático, derivando, además, en una total desafección de la ciudadanía por la política.
Estrategias para mitigar la polarización
Ante los peligros que supone para la sociedad la polarización política, es preciso implementar ciertas estrategias que ayuden a mitigar los efectos de esa radicalización y a fomentar un debate más constructivo. Algunas de las propuestas para reducir la polarización política pasan por:
- Reformar los sistemas electorales, apostando por el fomento de la representación proporcional y la formación de coaliciones.
- Impulsar la educación cívica y mediática a través de programas educativos que promuevan el pensamiento crítico y la comprensión de los procesos democráticos. Es necesaria la formación en democracia desde pequeños en donde se promueva espacios de conversación respetuosa entre personas con diferentes puntos de vista.
- Apostar por el diálogo político y el debate entre formaciones políticas de diferentes ideologías.
- Regular las redes sociales implementando medidas que permitan combatir la desinformación y las cámaras de eco en plataformas digitales.
- Promocionar los medios de comunicación independientes, apoyando el periodismo de calidad y la diversidad de fuentes informativas.
- Apostar por un liderazgo político responsable, incentivando a los líderes a adoptar un discurso más conciliador y menos crispado.
- Promover espacios de participación ciudadana es esencial para formar a la ciudadanía en pedagogías activas de diálogo. Por ello, la creación de iniciativas donde personas de diferentes ideologías trabajen juntas en problemas comunes es esencial, con ello se fortalecerá la sociedad civil y la cooperación entre sectores sociales.
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Con todo, la polarización política supone en la actualidad uno de los mayores desafíos para las democracias contemporáneas y su impacto trasciende de la política para alcanzar a toda la sociedad. Por ello, la puesta en funcionamiento de las estrategias adecuadas para combatirla se hace más imprescindible que nunca.