Migraciones climáticas: el nuevo rostro de la crisis ambiental global

UNIR Revista

El cambio climático está forzando a millones de personas a abandonar sus hogares y emigrar. Resiliencia urbana, planificación territorial y justicia fueron los ejes sobre los que giró del último Foro UNIR, donde se destacó que la acción local, la cooperación global y la formación son parte de la solución.

Los 7 puntos claves del Foro UNIR

1. La migración climática ya es una realidad: Millones de personas se ven forzadas a abandonar sus hogares por fenómenos como sequías, inundaciones o erosión costera. No es un problema del futuro, sino del presente.
2. Los desastres no son naturales: Según la UNDRR, los desastres ocurren cuando hay exposición, vulnerabilidad y falta de preparación. La planificación urbana y la inversión en resiliencia son claves.
3. El dato es poder: Sin información precisa sobre riesgos y vulnerabilidades no se pueden diseñar políticas efectivas. La gestión del riesgo debe basarse en evidencias.
4. La resiliencia nace en lo local: Las soluciones más sostenibles surgen desde las comunidades locales. La cooperación entre ciudades y la participación ciudadana son fundamentales.
5. América Latina es especialmente vulnerable: La región se enfrenta a fenómenos extremos con alta frecuencia y cuenta con grandes desigualdades territoriales. La planificación y la justicia climática son urgentes.
6. El derecho debe adaptarse: Países como Colombia ya reconocen jurídicamente al desplazado climático. Otros, como Chile, están comenzando a integrar esta figura en su legislación.
7. La formación es esencial: Se necesitan más expertos en gestión del riesgo, derecho ambiental y resiliencia climática, especialmente en territorios rurales y vulnerables.

La emergencia climática ya está desplazando a millones de personas en todo el mundo. El Foro UNIR sobre “Las interacciones entre migraciones y medio ambiente ante la crisis climática” reunió a expertos de Naciones Unidas, de Colombia, Ecuador y España para analizar cómo las migraciones forzadas por causas ambientales exigen nuevas respuestas jurídicas, sociales y territoriales. La resiliencia urbana, la planificación local y la justicia climática fueron los ejes centrales del debate.

El Foro UNIR se convirtió en un espacio de reflexión urgente sobre unos fenómenos que ya no forman parte de un futuro, sino del presente: la migración forzosa por causas ambientales. Con predicciones que apuntan a los 260 millones de desplazados climáticos para 2050, el evento abordó las causas, consecuencias y posibles respuestas desde una perspectiva multidisciplinar.

Participaron en el foro Samal Bekmaganbetova, oficial de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) para Europa y Asia Central; Catalina Díaz Escobar, directora de Inteligencia para la Gestión del Riesgo de Desastres y el Cambio Climático de la Corporación Presentes (Colombia); Gerardo Jaramillo Montenegro, consultor en gestión del riesgo de desastres y resiliencia climática; María Natalia Rumazo Chiriboga, directora de Riesgos y Aseguramiento Agropecuario del Ministerio de Agricultura de Ecuador; Yaisa Córdoba Zabala, profesional en derecho, docente e investigadora de UNIR, y consultora en gobernanza climática con más de 10 años de experiencia; y Valeria Núñez Valencia, alumna del Máster en Derecho Ambiental de UNIR.

Una crisis que ya está aquí

La desertificación, las sequías prolongadas, las inundaciones repentinas y el aumento del nivel del mar están forzando a comunidades enteras a abandonar sus hogares. Samal Bekmaganbetova, en representación de la UNDRR, fue contundente: “Los desastres no son naturales. Los peligros pueden serlo, pero el desastre ocurre cuando una comunidad está expuesta, es vulnerable y no está preparada”. Su intervención puso el foco en la necesidad de planificación urbana, en la inversión en infraestructuras resilientes y en la importancia de la cooperación internacional.

Bekmaganbetova explicó que su oficina trabaja con gobiernos y municipios para implementar el Marco de Sendai, un acuerdo internacional que busca reducir el riesgo de desastres hasta el año 2030. Miembros de la ONU en la Tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Reducción del Riesgo de Desastres celebrada en Sendai, Japón, en 2015 acordaron reducir las pérdidas causadas por desastres, tanto en vidas humanas como en bienes económicos, físicos, sociales, culturales y ambientales. “Promovemos herramientas como, por ejemplo, el Disaster Resilience Scorecard for Cities, que permite a las ciudades evaluar su preparación y diseñar planes de acción basados en evidencias”, detalló la experta de Naciones Unidas en el Foro UNIR.

Uno de los efectos más visibles del cambio climático, según esta especialista, es el desplazamiento humano. “Cada año, millones de personas se ven forzadas a abandonar sus hogares por ciclones, inundaciones, incendios o sequías. La mayoría de estos desplazamientos ocurren dentro del mismo país, generando presión sobre los servicios básicos y las comunidades receptoras”.

Bekmaganbetova compartió ejemplos concretos: en Papua Nueva Guinea, 40.000 personas se desplazaron por la erosión costera; en Kenia, el aumento del nivel del lago Baringo obligó a miles de personas a emigrar a zonas urbanas sin capacidad de acogida. “La migración inducida por el cambio climático ya está ocurriendo y afecta especialmente a las personas más vulnerables”, advirtió.

América Latina: entre la vulnerabilidad y la acción

Foro UNIR puso especial atención en América Latina, una región particularmente expuesta a los efectos del cambio climático. Catalina Díaz Escobar, desde Colombia, explicó que su país reconoció jurídicamente en 2024 el desplazamiento por causas climáticas. “La Corte Suprema emitió una sentencia que reconoce el desplazamiento por causas ambientales y su relación con los derechos humanos”, señaló.

De izquierda a derecha: Jorge Heili, Catalina Díaz Escobar, Gerardo Jaramillo Montenegro y María Natalia Rumazo Chiriboga.

Díaz Escobar destacó que fenómenos como la desertificación, la escasez de agua o las tormentas extremas están provocando migraciones internas en Colombia. “Todavía no estamos preparados para la migración climática. Nos falta rigurosidad en el dato, trazabilidad en los procesos y una mejor articulación entre gestión del riesgo y cambio climático”, afirmó.

En Medellín, ciudad donde trabaja, existen planes de adaptación climática, pero aún no se integran plenamente con las políticas de migración. “Tenemos que entender que hay fenómenos lentos, como la degradación ambiental, y otros rápidos, como las inundaciones. Ambos pueden desencadenar desplazamientos”, explicó.

Desde Ecuador, María Natalia Rumazo Chiriboga aportó una mirada histórica. Recordó que en 1969 una gran sequía provocó el desplazamiento de 165.000 personas desde la provincia de Loja hacia la Amazonía, donde se fundó la ciudad de Nueva Loja. “Fue un caso emblemático de migración por causas climáticas, aunque en ese momento no se usaba ese término”, explicó.

Rumazo también mencionó el caso de “La Josefina”, un desastre ocurrido en 1993 por un deslizamiento causado por minería mal regulada, que provocó una inundación y el desplazamiento de miles de personas. “Estos eventos muestran cómo la actividad humana y la falta de regulación agravan los riesgos climáticos”, dijo.

El Ministerio de Agricultura de Ecuador ha desarrollado mecanismos como seguros agropecuarios subvencionados y planes de gestión ante inundaciones y sequías. “Estamos trabajando en un seguro paramétrico para mejorar la cobertura y respuesta ante eventos climáticos extremos”, anunció Rumazo.

La importancia del dato y la formación

Gerardo Jaramillo Montenegro, consultor colombiano, insistió en la necesidad de contar con datos fiables. “Sin datos precisos sobre vulnerabilidad y amenazas, no se pueden diseñar políticas efectivas de reducción del riesgo”, afirmó. Recordó que Colombia fue uno de los primeros países en implementar el Marco de Sendai y que su ley de gestión del riesgo incluye un sistema nacional de información.

Jaramillo también alertó sobre la urbanización en zonas de riesgo. “Si seguimos construyendo en áreas expuestas, la vulnerabilidad se mantiene. La relocalización de viviendas es clave”, sostuvo. Y añadió: “Un dólar invertido en prevención evita gastar tres en respuesta”.

Sobre la formación de profesionales, destacó que “Colombia tiene una buena base de expertos, pero la demanda es inmensa, sobre todo en municipios pequeños y vulnerables. Necesitamos más profesionales capacitados en gestión del riesgo y cambio climático”.

Derecho ambiental y migración: una nueva frontera jurídica

El foro también abordó el papel del derecho ambiental en este contexto. Valeria Núñez Valencia, asesora legislativa en Chile y estudiante del Máster en Derecho Ambiental de UNIR, explicó cómo su formación le ha permitido aplicar conocimientos europeos y latinoamericanos en su trabajo parlamentario.

“En Chile aún no se reconoce jurídicamente al desplazado climático, pero estamos avanzando en el ámbito de la gestión del riesgo de desastres. Mi trabajo de fin de máster fue sobre incendios forestales, un problema creciente en mi país”, contó. Y añadió: “El derecho comparado es fundamental para mejorar nuestras leyes”.

Jorge Heili, con Valeria Núñez Valencia y Yaisa Córdoba Zabala.

Yaisa Córdoba Zabala, docente de UNIR y experta en estas cuestiones, subrayó que el Máster en Derecho Ambiental está diseñado para integrar conocimientos jurídicos y técnicos. “Tenemos estudiantes de toda América Latina y con perfiles diversos. El enfoque comparado entre España y Colombia, por ejemplo, permite aplicar soluciones reales en distintos contextos”, explicó.

Córdoba destacó que el máster no solo forma en legislación, sino también en herramientas prácticas para la gestión ambiental. “La virtualidad permite un networking muy potente entre profesionales de distintos países, que comparten experiencias y soluciones”, concluyó.

Los mensajes principales de los participantes

Samal Bekmaganbetova:

• “Los desastres no son naturales. El desastre ocurre cuando una comunidad está expuesta, es vulnerable y no está preparada”.
• “La migración inducida por el cambio climático ya está ocurriendo y afecta especialmente a las personas más vulnerables. Por eso, es urgente integrar estrategias de adaptación y resiliencia que protejan sus derechos y su dignidad”.

Catalina Díaz Escobar:

• “Todavía no estamos preparados para la migración climática. Nos falta rigor en el dato y una mejor articulación entre gestión del riesgo y cambio climático”.
• “En Colombia se reconoció jurídicamente en 2024 el desplazamiento por causas ambientales. Es un paso clave para avanzar en políticas públicas efectivas”.

Gerardo Jaramillo Montenegro:

• “Un dólar invertido en prevención evita gastar tres en respuesta. La relocalización de viviendas en zonas de riesgo es una estrategia efectiva”.
• “Colombia tiene una buena base de expertos, pero la demanda es inmensa, sobre todo en municipios pequeños y vulnerables”.

María Natalia Rumazo Chiriboga:

• “En Ecuador, la sequía de 1969 desplazó a 165.000 personas. Fue un caso emblemático de migración climática antes de que existiera ese concepto”.
• “Hemos implementado seguros agropecuarios subvencionados y estamos desarrollando un seguro paramétrico para mejorar la respuesta ante eventos extremos”.

Yaisa Córdoba Zabala:

• “El Máster en Derecho Ambiental de UNIR es el único en América Latina que compara sistemáticamente las normativas entre países, como por ejemplo entre Colombia y España”.
• “La formación práctica y el enfoque integral permiten aplicar los conocimientos en contextos reales, tanto en el sector público como privado”.

Valeria Núñez Valencia:

• “El derecho comparado me ha permitido aplicar soluciones europeas en el contexto chileno. Aún nos falta mucho en legislación sobre desplazamiento climático”.
• “Mi trabajo de fin de máster fue sobre incendios forestales. Es un problema creciente en Chile que requiere respuestas jurídicas y técnicas”.