Fidel Oliván Navarro
Se trata de un concepto que muestra la dificultad que tiene acotar algunos aspectos de la realidad social y, por tratarse de un fenómeno con multiples caras, es un buen ejemplo del trabajo metodológico en ciencias sociales.

Podríamos comparar la ideología con unas gafas: nos sirven para ver e interpretar el mundo, pero pocas veces nos acordamos de que las llevamos puestas. La ideología, entendida como el conjunto de ideas que caracterizan el pensamiento de una persona, colectivo o institución, es uno de los conceptos más difíciles de medir de las ciencias sociales.
Cada persona o grupo tiene su propia ideología: la combinación de ideas, tanto propias como compartidas, es única en cada persona. Pero si cada persona tiene su propia ideología, ¿cómo podemos compararlas? De hecho, ¿podemos medir la ideología? Vamos a mostrar cuatro formas de responder a esta pregunta. Y a partir de ellas, plantearemos algunos ejemplos de medición cuantitativos y cualitativos.
La respuesta más directa es la autodefinición ideológica: mi ideología es lo que creo que soy. En función de lo que conozco de ideologías, puedo afirmar que “soy de izquierdas” o “soy de derechas”, por ejemplo. Pero si la ideología es única en cada persona también lo son los propios significados de las palabras. ¿Qué significa para ti “ser de derechas” o “ser nacionalista”? La respuesta a esta pregunta es contextual, va a depender de factores como tu edad o tu lugar de residencia.
Otra respuesta que evita este problema de significado es la definición externa de la ideología. Se define una etiqueta ideológica, normalmente por parte de especialistas en el tema, y se aplica a casos concretos. Sin embargo, la disputa por los términos, definiciones o significados también afecta a “los especialistas”. No suelen existir consensos académicos en este tipo de conceptos tan discutidos a lo largo de la historia del pensamiento.
Una forma de definición externa, desde una perspectiva constructivista, es el análisis ideológico del discurso, de lo que decimos y afirmamos. El discurso no es más que un método de transmisión de ideología que se pone en marcha cuando opino sobre unas declaraciones políticas, me quejo por una injusticia o propongo una medida de política pública. Y a partir de ahí somos capaces de medir la ideología analizando discursos o propuestas políticas como las contenidas en los programas electorales (Thompson, 1987).
Finalmente, podemos plantear una última respuesta, materialista, centrada en los hechos, lo que hago, y no en el discurso. Si reciclo o consumo productos ecológicos, comparto valores ecologistas; si defiendo la pena de muerte, tendré una visión punitiva o castigadora del delito; si apoyo la eliminación de impuestos, soy liberal. De esta manera, puedo definir la ideología de un gobierno en el poder a partir de las leyes que aprueba y las medidas políticas que implementa (Benoit y Laver, 2007).
Estas cuatro modalidades (lo que creo que soy, lo que dicen que soy, lo que digo o lo que hago) no son excluyentes. De hecho, las formas de medición de ideología suelen combinar varias de estas perspectivas en un mismo estudio. Un ejemplo es el Comparative Manifesto Project. Se trata de una base de datos construida por especialistas en partidos políticos que han analizado los programas electorales de los partidos políticos europeos con representación, siguiendo una metodología común.
Se “trocea” dicho programa electoral en menciones con significado que se clasifican por temáticas. Por ejemplo, “defenderemos a la familia tradicional” es una mención al tradicionalismo familiar y entraría en el bloque temático de “Moralidad tradicional positiva”.
Posteriormente, se procede a un conteo de estas menciones con significado, permitiendo una comparación avanzada y combinada de la ideología de los partidos (Volkens et al., 2015). Una vez más, se combinan dos o más respuestas conceptuales: el análisis de discurso de los programas electorales y la categorización cuantitativa por parte de personas expertas.
El CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) español lleva décadas usando la conocida “escala de autoubicación ideológica”, una técnica cuantitativa de medición de la ideología que emplea en sus barómetros y estudios. Consta de una escala del 1 al 10, donde 1 es “extrema izquierda” y 10 “extrema derecha”, en la cual la persona entrevistada tiene que “ubicarse”. Esta es una técnica especialmente útil para definir ideológicamente a una persona de forma ágil y sencilla (Rodríguez y Felipe, 2014), combinando la autodefinición interna con una propuesta de etiqueta ideológica definida por especialistas.
Otro ejemplo de medición nos lo dan Rocha-Sánchez y Díaz-Loving (2005), quienes exploraron temáticamente las actitudes de hombres y mujeres para ser capaces de medir las diferencias ideológicas entre géneros. Tras listar actitudes relacionadas con el día a día y estereotipos de género, las autoras plantean un Análisis de Componentes Principales (PCA) que permite agrupar dichas actitudes en dimensiones conceptuales. Estas dimensiones permiten crear “grupos” ideológicos de personas, como por ejemplo un grupo de personas que tienen estereotipos comunes con respecto a las tareas de la mujer en el hogar.
Como vemos, la ideología es un concepto que muestra la dificultad intrínseca que tiene medir algunos aspectos de la realidad social. Y es un buen ejemplo del trabajo metodológico en ciencias sociales. Precisamente por ser un fenómeno con múltiples facetas y definiciones puede resultar útil tratar de medirlo de diferentes maneras, como te hemos mostrado, para complementar unas metodologías y otras y obtener investigaciones lo más completas posibles. Desde el Máster en Métodos y Técnicas de Investigación Social Aplicada de la UNIR tratamos de enseñar estas y otras técnicas relevantes y útiles para cualquier investigador social.
(*) Fidel Oliván Navarro es docente del Máster de Métodos y Técnicas de Investigación Social Aplicada.
Referencias:
- Benoit, K. y Laver, M. (2007) Estimating party policy positions: comparing expert surveys and hand-coded content analysis. Electoral Studies, 26(1), 90-107.
- Rocha-Sánchez, T., y Díaz-Loving, R. (2005). Cultura de género: La brecha ideológica entre hombres y mujeres. Anales de Psicología/Annals of Psychology, 21(1), 42-49.
- Rodríguez, L., y Felipe, P. (2014). Indicadores de partidos y sistemas de partidos (Vol. 51). CIS-Centro de Investigaciones Sociológicas.
- Thompson, J. B. (1987). Lenguaje e ideología. Zona Abierta, (41), 159-182.
- Volkens, A., Ares, C., Bratanova, R., y Kaftan, L. (2015). Análisis de contenido de textos con referencias al Manifesto Project (2000-2015): temas, actores, y métodos para medir preferencias políticas. RIPS: Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas, 14 (2).
- Facultad de Artes y Ciencias Sociales