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Don't Look Up se refiere a nosotros

Ciencia y sociedad. El director del Máster en Astrofísica y Técnicas de Observación en Astronomía de UNIR analiza la película que tanta repercusión está teniendo.

No es muy frecuente que una película de ciencia y crítica social capte la atención de una cantidad tan masiva de público, dando tanto que hablar en redes sociales y los medios. Don’t Look Up no se comenta solamente dentro del ámbito de la ciencia y de la divulgación, sino que también ocupa espacios en los medios de comunicación de masas.

Por lo que se puede leer, no parece que ni unos ni otros se den por aludidos por las críticas que reciben. No vamos a discutir si la película es buena o mala como comedia, drama o sátira, ni sobre lo acertado de su contenido científico.

Nos centraremos en su visión del papel de la ciencia, de los comunicadores científicos, de los medios de comunicación y de la responsabilidad de los ciudadanos en relación con las políticas científicas, temas que utiliza para criticar a nuestra sociedad por las carencias endémicas que parece sufrir en comunicación.

Un problema social

La película centra el foco en uno de los mayores problemas de una sociedad: la falta de comunicación. Las telecomunicaciones y las corporaciones proveedoras de contenidos (mass media) tienen una capacidad y un poder sin precedentes, como no se ha visto nunca desde que los sapiens caminamos sobre el planeta.

no mires arriba Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence, en ‘Don’t Look Up’. Netflix

 

Paradójicamente, hemos perdido la capacidad para comunicarnos con nuestros semejantes, porque la sociedad está anestesiada, siempre de acuerdo con los planteamientos de Don’t Look Up. Los personajes se esfuerzan por eliminar la tristeza, soslayan los sentimientos más íntimos y hacen desaparecer el miedo, uno de nuestros mecanismos naturales de defensa, que no actúa cuando resulta necesario para sobrevivir.

Rememorando el soma de Un mundo feliz de Aldous Huxley, se consumen ansiolíticos y telecomunicaciones continuamente, para no estar tristes ni preocupados, haciendo desaparecer las actitudes negativas. Por añadidura, cualquier persona que pretenda comunicar sentimientos que no se consideren positivos, recibe una dura crítica por parte de su entorno social, más fuerte aún si trata de amplificar su mensaje negativo desde los medios de comunicación.

¿Qué haríamos sin fallara la comunicación en una cuestión vital?

Así se plantea la principal pregunta de la película: ¿Qué ocurriría si la comunicación de la ciencia fallara en una cuestión límite, de riesgo para la supervivencia de gran parte de la vida en la Tierra, incluida nuestra especie? Cuando la doctora Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) descubre un nuevo cometa y su director Randall Mindy (Leonardo di Caprio) deduce, por los cálculos basados en las observaciones, que hay una probabilidad próxima al 100% de que este cuerpo impacte contra la Tierra, no son capaces de comunicarlo.

Los científicos fracasan a la hora de llevar su mensaje a la sociedad, a pesar de hablar primero con Janie Orlean (Meryl Streep), la presidenta de los EEUU y, después, en un medio de comunicación de gran audiencia, entrevistados por Brie Evantee (Cate Blanchett) y Jack Bremmer (Tyler Perry). Randall es incapaz de hacer una adaptación adecuada de la información y Kate carece de las habilidades sociales necesarias para que la tomen en serio.

Los medios de comunicación tampoco se libran de las críticas. El periodismo tradicional tiene un valor marginal, al menos en lo que a audiencia se refiere y los medios funcionan como proveedores de contenidos, primando el entretenimiento continuo, en detrimento de la información. Las corporaciones compiten las unas con las otras para convertirse en grupos de presión generando mensajes atrayentes (clickbait) de manera continua.

Ciudadanos anestesiados

La sociedad de la película endiosa a Peter Isherwell (Mark Rylance), líder de Bash, la empresa tecnológica que los va a llevar a la destrucción cuando, saltándose el principio de precaución, detendrá primero la misión para destruir el peligroso cometa y, después, lanzará la flota de robots que no será capaz de detenerlo, cuando pretendía explotarlos para extraer los minerales que contiene.

escena no mires arriba Escena de la película ‘Don’t Look Up’. Netflix

 

Bash provee a los ciudadanos de la tecnología de telecomunicaciones necesaria (smartphones y apps) para que no caigan en los pensamientos negativos, para estar entretenidos (anestesiados) en todo momento. La inteligencia artificial de Bash se erige en una nueva astrología, reduciendo a todos los humanos a ocho categorías de consumidores y prediciendo las condiciones de la muerte de las personas. Curiosamente acierta en un 50% de casos, igual que cualquier oráculo, según se muestra al final del filme.

Los ciudadanos, cuando podrían influir en las políticas científicas y en el desarrollo tecnológico, optan por mirar a otro lado (no miran arriba) y se dejan llevar por los medios y por los políticos afines a su ideología, dominados por los gigantes tecnológicos. Todos hacen caso omiso de las advertencias de los científicos y, en medio de una campaña de fake news, niegan la realidad y siguen las directrices de la todopoderosa Bash, que termina matándolos a todos.

Comunicación entre ciencia y sociedad

En la vida real no sería posible mantener en secreto la observación de un cometa, ni tampoco los cálculos de sus parámetros orbitales. La comunicación entre los astrónomos es muy fluida y la noticia trascendería las fronteras en cuestión de segundos.

La comunicación que no funciona tan bien es la que se desarrolla entre la ciencia y la sociedad. Los científicos, ¿nos preocupamos por aprender a comunicar y a divulgar bien la ciencia? ¿Nos molestamos en estudiar los motivos que han llevado a la sociedad a desconfiar de la ciencia? Existen millones de personas en todo el mundo que niegan la existencia de los propios virus. No olvidemos que el movimiento antivacunas moderno surgió de las investigaciones fraudulentas de Andrew Wakefield, que coló un artículo falso en The Lancet, pasando la revisión por pares de una de las revistas científicas más importantes del mundo.

Por último, pero no por ello menos importante: como ciudadanos, ¿nos molestamos en aprender a informarnos de manera adecuada para elegir bien a nuestros representantes, o preferimos leer las noticias que más se parecen a nuestra forma de pensar? Científicos, comunicadores y ciudadanos, todos tenemos una responsabilidad con las políticas científicas y algunas son cuestión de vida o muerte. El cambio climático sigue avanzando y todavía no hemos decidido pararlo. Just look up.

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