UNIR Revista
La optimización de procesos es la práctica empresarial que tiene como objetivo incrementar la eficiencia de la organización aplicando un método de revisión continua y mejora de sus procesos de negocio.

Un proceso de negocio es un conjunto de tareas ordenadas que se ejecutan para alcanzar un resultado: un producto, un servicio o cualquier otro objetivo de la organización. Ningún proceso de negocio es perfecto de partida. La optimización y mejora de procesos busca ese fin: realizar los ajustes y mejoras necesarios para reducir riesgos, eliminar errores, agilizar las operaciones, mejorar la productividad, favorecer un uso de los recursos más eficiente y, en definitiva, ofrecer servicios o productos de mayor calidad a los clientes.
Optimizar los procesos de negocio implica una serie de beneficios a la empresa que aplica esta práctica:
- Reducción de riesgos y problemas.
Al estandarizar los procesos es más fácil localizar errores y malas praxis y suprimirlos para minimizar los riesgos.
- Agilización de las operaciones.
La mejora de procesos permite establecer flujos de trabajos más ágiles que redundan en una mejor utilización del tiempo por parte de los empleados.
- Reducción de costes.
Optimizar los procesos ayuda a encontrar ineficiencias y mal uso de los recursos.
- Cumplimiento normativo.
Al contar con procesos estandarizados y supervisados es mucho más fácil garantizar el respeto a la normativa legal vigente.
- Aumentar la calidad de bienes y servicios.
Sumando todos los factores anteriores y aplicando la optimización a todos los procesos de la organización, la empresa será capaz de ofrecer a sus clientes productos o servicios de mayor calidad.

Metodología para la mejora de procesos
Los métodos de mejora de procesos sirven de guía para realizar estos ajustes y mejoras. Se pueden aplicar tanto en procesos de gestión, como en procesos operativos o procesos de soporte. La mejor forma de mejorar y optimizar procesos es seguir un método que implique varias fases:
1. Investigación.
El punto de partida es identificar cuáles son los procesos que fallan y dónde se encuentran los errores. Esto se puede hacer a través de encuestas al personal y a los clientes o con medidas tan sencillas como registrar cuánto tiempo le lleva a un empleado completar una tarea determinada.
2. Planificación.
Una forma de planificar un proceso es a través del mapeo de procesos o un diagrama de flujo que documenten los pasos y tiempos que se necesitan para completar una tarea o proceso. Una vez hecho, podrán identificarse los pasos que fallan y ver qué recursos o trabajadores se podrían añadir para agilizar el proceso.
3. Volver a montar el proceso.
En este punto de mejora y optimización del proceso, lo que se hace es volver a montar el proceso con los cambios estudiados y los recursos añadidos según el punto anterior.
4. Ejecución del proceso.
Ahora debe ejecutarse el proceso según los cambios introducidos y registrar si estos han logrado el objetivo de mejora pretendido o no. En función de ello, podrán necesitarse ajustes adicionales.
5. Automatización y documentación del proceso.
En este camino de optimización, hay que implementar un sistema de revisión constante, porque en gestión de procesos siempre hay espacio para la mejora.
A partir de estas ideas, se han desarrollado métodos para la mejora y optimización de procesos, como pueden ser Six Sigma, Just Do It, Kaizen o Lean Management. Conocerlos y saber aplicarlos es algo que se aprende en el Máster en Dirección de Procesos Estratégicos y Operaciones de UNIR. El objetivo de este posgrado es formar directivos capaces de liderar la transformación y la innovación en las organizaciones, aplicando estrategias que optimicen su competitividad y crecimiento.






