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Virginia Castelló, fundadora de Música en Vena: “La música es una potente herramienta sanadora”

UNIR premió en sus Reconocimientos a la Excelencia en Bienestar Emocional 2023 la trayectoria de la asociación Música en Vena, llena de optimismo y emoción, que lucha por preservar la alegría entre los pacientes hospitalarios mediante el bálsamo que significa la música en directo.

Virginia Castelló, fundadora y presidenta de Música en Vena.

Muchos pacientes permanecen solos en su planta de hospital con la mirada normalmente baja, sin ganas de hablar, mientras reciben quimioterapia o aguardan un golpe de suerte que a veces sucede. Porque cuando los músicos de la organización entran al hospital, nace de inmediato una especie de transformación anímica colectiva que siempre resulta increíble, cuenta Virginia Castelló, fundadora y directora de Música en Vena.

Una bulería, un blues o una pieza de Bach, interpretadas en vivo por artistas de carne y hueso, provoca de repente que los pacientes levanten la mirada, que se queden observando y escuchando entre sorprendidos y encantados al músico o al grupo. Comienza una comunicación especial, lo que para los pacientes es un bálsamo, una esperanza que les evade del dolor físico y también emocional durante el tiempo que dure el concierto inesperado.

Un instrumento curativo

Cruza así un soplo de vida, suelen decir los enfermos; reciben el milagro sonoro como un regalo ante el que siempre se muestran agradecidos.

Virginia Castelló cuenta con pasión que justo en esos momentos se demuestra el poder terapéutico de la música, un poder percibido desde lo íntimo pero que siempre se comparte, y que accede sin dificultad a todos los rincones emocionales de los pacientes, de los trabajadores sanitarios y de los propios músicos. Las melodías, los acordes y los arpegios consiguen que un enfermo desconecte al menos por un momento de su realidad, que olviden la enfermedad y el sufrimiento, mientras se dejan envolver y transformar por los intérpretes.

Siempre digo que la música cura. Es una potente herramienta de sanación, tanto para los enfermos como para los sanos. ¿Quién no ha escuchado música? Los latidos del corazón ya son música antes incluso de uno nacer. La tonalidad de nuestra voz es música”, insiste Castelló con los ojos abiertos y medio sonriendo de orgullo.

Fiel a su origen

Música en Vena nació en la planta de oncología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid hace 10 años. Allí estuvo ingresada durante años una cuñada muy querida por Castelló. Finalmente su familiar falleció, pero Castelló concibió durante esa dura experiencia la fuerza de una idea brillante, y Música en Vena cogió forma poco a poco y expandió su particular tratamiento por todas las plantas y unidades de muchos hospitales, desde los nacimientos en neonatología hasta los ocasos en geriatría.

Los principios fueron duros, les costó arrancar. Los pacientes no esperaban semejante sorpresa. A los conciertos en directo apenas acudían uno o dos pacientes. Castelló debía calmar a los músicos: “No pasa nada”, les decía. “Con llegar a tan solo un paciente ingresado en un hospital bajo un dolor terrible, ya estás curando a una persona. Ya haces mucho con eso”. Muchos ingresados parecían pensar: “¿Qué hace esta loca aquí, por qué nos trae rock?”.

Las melodías y los ritmos, sin embargo, parecen obrar milagros desde entonces. Castelló recuerda con emoción a Marta, una antigua bailaora que sobrellevaba los terribles dolores de su enfermedad terminal bajo los efectos de la morfina. Los músicos llegaron con el anuncio de un concierto de flamenco. Marta lamentó que por su estado no pudiera bailar como antaño.

Castelló

Virginia Castelló (en el centro), en un momento de la ceremonia del pasado febrero.

Pero la mujer comenzó a escuchar y a recordar, surgió esa comunicación tan especial, la evasión reparadora y un presente sin dolor, y de pronto se descalzó, tiró sus pantuflas a un lado y rompió a bailar con Castelló al compás de unas bulerías. Todavía se emociona al recordarlo.

Música en Vena abarrota hoy salones de actos en centros sanitarios a los que pueden acudir hasta 700 pacientes. Desde aquellos inicios hasta ahora, Castelló ha atestiguado de primera mano la aceptación de la música dentro de la sanidad española, un nuevo escenario (literal y simbólicamente) en el que la música adopta un poderoso rol sanador que alivia a pacientes, a familiares y a personal sanitario.

La unión de la empatía

20.000 músicos ya han colaborado de manera voluntaria con la asociación, sin que importasen edad, instrumento, género artístico o repercusión mediática. Coordinados por la ilusión inagotable de Castelló, han tocado jóvenes estudiantes de conservatorio o grandes estrellas del firmamento musical frente a los pacientes.

La fundadora de Música en Vena destaca los ejemplos del violagambista y director de orquesta catalán Jordi Savall y de su hijo, el cantante Ferran Savall. Recuerda cómo Jorge Drexler cantó para un neonato de 500 gramos y para toda una unidad de diálisis, mientras los pacientes recibían más contentos su tratamiento. Rosario Flores cantó una vez para todos los niños del Hospital Infantil Niño Jesús. La cantautora Rozalén o la mítica banda de pop rock español Los Secretos, entre otros muchos solistas y grupos, también han repartido alegrías imprevistas por los pasillos y las habitaciones de los hospitales.

Más allá de su popularidad, todos y todas han demostrado una calidad profesional intachable, pero sobre todo una enorme calidad humana, porque sin empatía no se planta nadie en un hospital ni de verdad llega con su arte a los pacientes.

Música en vena captura

Los músicos del proyecto demuestran calidad profesional y, sobre todo, humana.

“Yo les preparo el escenario donde actúan. Les digo, por ejemplo, que tal día tocarán en la UVI de cierto hospital. Y eso acaba siendo para todos una lección de vida”, explica Castelló. Para las plantas de UVI, de hecho, suelen ofrecer sesiones de jazz suave. En las UVI pediátricas se involucran todavía más: orquestas enteras tocan bandas sonoras de películas infantiles, y hasta los músicos se disfrazan de sus personajes favoritos.

Las personas que pacientemente reciben su quimioterapia aceptan casi cualquier estilo: rock duro, jazz ligero, música clásica o de Oriente Medio. Y para los neonatos suelen reservar voces de mujeres que entonan nanas; incluso una vez les mostraron la singularidad del sitar, un instrumento de cuerda de la India y Pakistán, parecido a la guitarra, que George Harrison inmortalizó con The Beatles.

Tantos éxitos y tantas experiencias debieron detenerse cuando estalló la implacable pandemia de coronavirus hace algo más de tres años. No obstante, y tras superar los períodos críticos, especialmente para los propios centros sanitarios, Música en Vena regresó a las plantas hospitalarias en abril del año pasado. “Y la acogida fue increíble”, reconoce la fundadora de la asociación.

Un proyecto de vida por el que UNIR premió el pasado mes de febrero a Virginia Castelló, un reconocimiento a su intuición, a su sensibilidad, a su idea original, y a la constancia y la fortaleza mental necesarias para no solo mantenerlo y multiplicarlo, sino para convertirlo en un perfecto ejemplo de solidaridad y de empatía en una época en que quizá se necesiten más que nunca estas virtudes.


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