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Iñigo Sagardoy: “El abogado laboralista debe tener una visión más amplia y elevada porque los problemas son más transversales”

Durante su intervención en Visión Abogacía de UNIR, el presidente de Sagardoy Abogados reflexionó sobre las cualidades que debe tener un abogado, el futuro de la profesión, los retos que se plantean y el impacto de las nuevas tecnologías.

Iñigo Sagardoy durante su participación en Visión Abogacía.

La abogacía ha cambiado, pero las bases son idénticas. Para Iñigo Sagardoy, “hay cualidades distintas que marcan el mundo en el que vivimos, pero los fundamentos se mantienen. Un abogado sigue teniendo que atesorar conocimiento, estudiar y formarse constantemente, mostrar lealtad al cliente, tener vocación y un compromiso personal, porque se dedica mucho tiempo”.

Sobre estos pilares, el presidente de Sagardoy Abogados, una de las principales firmas especializadas en derecho del trabajo, beneficios sociales, pensiones y seguridad social en España, explicó en una nueva sesión del ciclo Visión Abogacía algunas de las claves de la evolución de su trabajo. “Ahora los clientes demandan otro tipo de asesoramiento más inmediato, por ejemplo. También, tenemos nuevas herramientas tecnológicas y se exige a los abogados una visión más amplia. Los problemas dejan de ser estrictamente legales porque abarcan a un negocio o una empresa, son más transversales; esto obliga a conocer otros ámbitos. En el caso del derecho laboral, nos requiere saber cómo se desarrollan las compañías o qué pasa en el mundo”, remarcó.

Las relaciones laborales se transforman

Esta evolución plantea una nueva mirada para el abogado laboralista. Ya no se centra solo en conflictos laborales o nóminas. Tal y como afirmó Sagardoy, “posee una visión más elevada y amplia. Hablamos de personas, de una nueva realidad en la que se cuida el talento y los recursos humanos y con empresas marcadas por la globalización, y aquí, el abogado laboralista tiene que adquirir un papel importante”.

Además, las relaciones laborales se han vuelto más complejas, alejándose de la norma laboral centrada en la jornada y el salario. “Se ven afectadas por otras normativas, como es el caso de los canales de denuncia, de la igualdad, la conciliación o el acoso, que afectan enormemente al desarrollo del trabajo del abogado laboralista”, añadió.

vision abogacia Lola Arranz, vicedecana de Desarrollo y Organización Académica de la Facultad de Derecho de UNIR, con Iñigo Sagardoy en la entrevista.

Un escenario que sigue sumando actores. Uno de ellos, las nuevas tecnologías. Sagardoy reflexionó sobre aspectos como el control del uso de los algoritmos, “que no pueden quebrantar determinados derechos”, y puso sobre la mesa cuestiones como “qué vulneraciones pueden producirse en un despido a través de Zoom o qué implicaciones tienen despidos por comentarios en redes sociales”.

El impacto de la inteligencia artificial

Entre estos actores, emerge la inteligencia artificial. Desde su punto de vista, “es una ruptura, una herramienta que puede sustituir tareas rutinarias, pero no puede hacernos perder de vista la relevancia de la ética, la creatividad, el valor añadido del ser humano o la empatía”.

Precisamente, sobre esta última, resaltó su enorme trascendencia para el abogado, que explicó de esta manera: “Si recibes a un cliente y con una máquina analizas los datos del caso, te podrá decir que está perdido y que ha sido un placer conocerle. Pero no te mostrará cómo se puede trabajar para encontrar una alternativa, que es la labor del abogado. No digo que la máquina no te ayude, pero no puede sustituir el criterio, el sentido común, la contextualización de las circunstancias y el saber hacer de la abogacía”.

Por ello, Sagardoy quiso destacar el papel que deben desempeñar las instituciones para controlar el impacto de la IA en el mundo laboral. “Lo que hay que estar es vigilante, en ámbitos como la ética, por ejemplo, y promover una IA en beneficio del empleo”, subrayó.

La formación continua, imprescindible

Un empleo, el de abogado laboralista, que se transforma y que plantea nuevos retos. Sagardoy señaló que “observamos que va a producirse un impacto salarial debido a las nuevas tecnologías. Los puestos más estandarizados sufrirán por la incorporación de nuevas tecnologías provocando una menor demanda y salario. Sin embargo, el proceso será opuesto en los perfiles con cualificación tecnológica”.

Es necesario seguir aprendiendo, reciclarse y trabajar por reducir el gap entre demanda y formación. La educación tiene que ofrecer los perfiles que las empresas demandan.

 

Este planteamiento le llevó a poner sobre la mesa la necesidad de impulsar la formación continua para que nadie se quede al margen en el mercado laboral. “El futuro pasa por esto. Es necesario seguir aprendiendo, reciclarse y trabajar por reducir el gap entre demanda y formación. La educación tiene que ofrecer los perfiles que las empresas demandan. Por ello, es muy importante el papel de la universidad y UNIR ahí es muy pionera, por cómo nació y por su fácil adaptación a los cambios al ser online”.

En su opinión, “el futuro nos depara multitud de trabajos a los que nos tendremos que ir adaptando, por proyectos, cooperación… También, traerá para las empresas retos como la atracción y retención del talento, la reputación o los ESG (factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo)”.

El futuro del derecho laboral

En el caso del mundo de la abogacía y el derecho laboral, Sagardoy nombró tres materias claves en su evolución. “La primera, la flexibilidad, que va más allá de la conciliación. Incluye todo lo que tenga que ver con jornadas, teletrabajo, trabajos internacionales, nómadas… Aquí, podemos hablar, también, de la semana de los cuatro días laborales. Otra materia, sería la referente a derechos más amplios y subjetivos que precisan de una mayor regulación como son la discriminación, el honor, la imagen, la libertad de expresión o la privacidad. La tercera está relacionada con la regulación del despido y la contratación y los salarios. Aunque sobre esta tengo más dudas, porque requiere de mucho diálogo social y de una aceptación social potente”, explicó.

sagardoy Iñigo Sagardoy: “Como en cualquier profesión, nunca se puede perder la visión humanista”.

Además, valoró el impacto de la gig economy en el mundo laboral. “Un terremoto”. Así define Sagardoy la economía de los pequeños encargos y el trabajo de plataformas, esos trabajos esporádicos que tienen una duración corta y en los que el contratado se encarga de una labor específica dentro de un proyecto. Considera “un reto el encaje legal de esta nueva forma de trabajo. La pregunta al legislador es qué hacemos con esta nueva forma de trabajo y eso no se ha resulto todavía”.

Ser abogado implica ser exigente contigo mismo y darle una enorme relevancia a los valores humanos.

Abogacía, una profesión vocacional y satisfactoria

Con la mirada puesta en ese futuro, Sagardoy no dudó en dar, desde su experiencia, consejos a los estudiantes de UNIR del Máster en el Ejercicio de la Abogacía. “Es una profesión con muchas satisfacciones, muy vocacional, que requiere un esfuerzo y un estudio constantes. Hay que actualizarse continuamente, seguir leyendo jurisprudencia y nunca perder la visión humanista. Implica ser exigente contigo mismo y darle una enorme relevancia a los valores humanos”.

En el caso de su especialización, el derecho laboral, remarcó “no es la rama más importante del Derecho, pero forma parte de nuestro día a día, de los grandes temas en las empresas, del salario mínimo o la flexibilidad de la jornada. Es muy atractivo, muy dinámico y les animo a elegirla si su vocación se enfoca en las relaciones sociales”.

De esta manera concluyó su intervención Sagardoy, que fue entrevistado por Lola Arranz, vicedecana de Desarrollo y Organización Académica de la Facultad de Derecho de UNIR.

 

Más información:

  • Puedes ver el vídeo completo de la sesión.

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