UNIR Revista
Más de 300.000 jóvenes en España padecen trastornos de la conducta alimentaria, una cifra que crece un 12% al año y que pone de relieve la gravedad de un problema que abordaron especialistas en psicología y educación en el último Foro UNIR.

Los 7 puntos claves del Foro UNIR: ‘Cómo combatir las neofobias y los trastornos alimentarios’
- Intervención temprana: Es crucial identificar y tratar los trastornos alimentarios lo antes posible para mejorar los resultados a largo plazo.
- Evaluación integral: La evaluación debe considerar tanto los aspectos físicos como psicológicos del paciente, y debe ser continua.
- Hábitos alimentarios consistentes: Crear un ambiente estructurado y predecible durante las comidas puede ayudar a los niños a superar las neofobias.
- Terapia cognitivo-conductual (TCC): La TCC es una herramienta eficaz para tratar los trastornos alimentarios, ayudando a los pacientes a cambiar patrones de pensamiento negativos.
- Impacto de las redes sociales: Es crucial educar a los jóvenes sobre la realidad detrás de las imágenes en las redes sociales y fomentar una visión crítica.
- Educación temprana: Enseñar a los niños sobre hábitos alimentarios saludables desde una edad temprana puede prevenir el desarrollo de trastornos alimentarios.
- Colaboración entre profesionales: La colaboración entre psicólogos, pediatras y otros profesionales de la salud es esencial para proporcionar un tratamiento holístico.
Jóvenes, redes sociales, alimentación, imagen personal, likes, autoestima… son palabras que forman parte de un cóctel que se ha vuelto explosivo y que es urgente desactivar. Con el objetivo de analizar este grave problema social, Foro UNIR reunió, bajo el título ‘Cómo combatir las neofobias y los trastornos alimentarios’, a destacados expertos para debatir y aportar soluciones.
Los ponentes ofrecieron una visión integral sobre las causas, consecuencias y estrategias para abordar estos problemas, subrayando la importancia de la intervención temprana y el papel crucial de la familia y la educación.
El foro contó con la participación de Rocío Ramos-Paúl, psicóloga clínica y profesora del Máster de Psicología General Sanitaria en la Universidad Pontificia; Andrés Gómez del Barrio, profesor asociado de Psiquiatría de la Universidad de Cantabria; Beatriz Alonso Tena, doctora en Educación por la Universidad de Valencia; Ana Figuer Benavent, psicóloga sanitaria especializada en trastornos de la conducta alimentaria; Andrea Vázquez Bello, directora del Máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria de UNIR; y Blanca Sicilia Almela, directora ejecutiva del Máster en Intervención Psicológica en el ámbito educativo de UNIR. Cada uno de ellos aportó su experiencia y sus conocimientos para enriquecer el debate y ofrecer soluciones prácticas.
“En un país como España, hay más de 300.000 jóvenes entre 12 y 24 años que padecen trastornos vinculados con la conducta alimentaria”, señaló el periodista y moderador del encuentro Jorge Heili, citando datos de la Fundación FITA. “Esta cifra no solo es alarmante, sino que se proyecta con un aumento del 12% anual, lo que subraya la urgencia de abordar este problema de manera efectiva”, dijo.
La psicóloga clínica Rocío Ramos-Paúl, profesora del Máster de Psicología General Sanitaria en la Universidad Pontificia de Comillas, abrió el foro con la ponencia dedicada a ‘Las neofobias: un reto para los profesionales de la psicología’. La conocida conductora del programa de televisión Supernanny señaló en su intervención que “el hábito de alimentación, cuando está bien instaurado, es el mejor método para prevenir complicaciones o trastornos alimentarios posteriores”. Además, subrayó la importancia de establecer rutinas alimentarias desde la niñez, involucrando a los padres en el proceso para asegurar una alimentación saludable y variada.
Estrategias de intervención
Ramos-Paúl explicó que la intervención en casos de neofobia debe comenzar con la instauración de hábitos alimentarios consistentes. “Es fundamental que el momento de la comida sea siempre el mismo, en el mismo lugar y de la misma manera”, indicó. Este enfoque ayuda a los niños a desarrollar una relación positiva con la comida y a superar el miedo a probar nuevos alimentos. Además, destacó la importancia de la participación de los padres en este proceso, ya que su actitud y comportamiento pueden influir significativamente en los hábitos alimentarios de sus hijos.
A continuación, se celebró un debate a tres, en el que participaron Andrés Gómez Barrio, Beatriz Alonso Tena y Ana Figuer Benavent.
Gómez del Barrio habló sobre la importancia de la evaluación y el seguimiento médico en casos de trastornos alimentarios. “Es crucial descartar cualquier patología con la ayuda de un pediatra antes de iniciar una intervención psicológica”, señaló. También enfatizó la necesidad de un enfoque multidisciplinario que incluya a psicólogos, pediatras y otros profesionales de la salud para abordar de manera integral los trastornos alimentarios.
Familia y educación
Por su parte, Beatriz Alonso Tena, autora del programa de prevención de TCA y obesidad Everybody has a body, destacó el papel fundamental de la familia en la prevención de los trastornos alimentarios. “La familia es un entorno decisivo a la hora de llevar a cabo una prevención efectiva”, afirmó. Esta especialista llamó la atención sobre la importancia de incluir sesiones de formación y acompañamiento familiar en los programas de prevención, ya que los mensajes sobre el cuerpo y la alimentación se transmiten desde casa, muchas veces de forma inconsciente.
Jorge Heili con Andrés Gómez Barrio, Beatriz Alonso Tena y Ana Figuer Benavent.
Ana Figuer Benavent abordó el impacto de las redes sociales en los trastornos alimentarios. “Las redes sociales han intensificado la presión social-estética, que es un factor de riesgo para desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria”, explicó. Esta psicóloga sanitaria especializada en TCA señaló que la exposición constante a imágenes idealizadas y a menudo manipuladas en las redes sociales puede afectar negativamente la autoestima y la percepción corporal de los jóvenes.
Evaluación y diagnóstico
Durante el foro, se debatió también sobre la importancia de una evaluación y un diagnóstico precisos para abordar eficazmente los trastornos alimentarios. Rocío Ramos-Paúl enfatizó que “la primera intervención debe ser descartar cualquier patología con la ayuda de un pediatra”. Este paso es crucial para asegurar que no haya condiciones médicas subyacentes que puedan estar contribuyendo a los problemas alimentarios. Además, Ramos-Paúl destacó la necesidad de una evaluación continua para ajustar las estrategias de intervención según sea necesario.
Andrés Gómez del Barrio añadió que “la evaluación debe ser integral y considerar tanto los aspectos físicos como psicológicos del paciente”. Esto incluye un seguimiento regular y la colaboración entre diferentes profesionales de la salud para proporcionar un tratamiento holístico. Gómez del Barrio también mencionó que “la intervención temprana es clave para mejorar los resultados a largo plazo”, subrayando la importancia de identificar y tratar los trastornos alimentarios lo antes posible.
Intervenciones terapéuticas
Las intervenciones terapéuticas fueron un tema central en el foro, con los ponentes compartiendo diversas estrategias y enfoques. Rocío Ramos-Paúl explicó que “la instauración de hábitos alimentarios consistentes es fundamental para superar las neofobias”. Esto implica crear un ambiente estructurado y predecible durante las comidas, lo que puede ayudar a los niños a sentirse más seguros y dispuestos a probar nuevos alimentos.
Ana Figuer Benavent habló sobre la terapia cognitivo-conductual (TCC) como una herramienta eficaz para tratar los trastornos alimentarios. “La TCC ayuda a los pacientes a identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos que contribuyen a sus problemas alimentarios”, explicó Figuer Benavent. Esta terapia también puede incluir técnicas de exposición para ayudar a los pacientes a enfrentar y superar sus miedos relacionados con la comida.
El impacto de las redes sociales
El impacto de las redes sociales en los trastornos alimentarios fue otro de los temas claves que trataron en el foro. Beatriz Alonso Tena señaló que “las redes sociales han intensificado la presión social-estética, lo que puede ser un factor de riesgo para desarrollar trastornos alimentarios”. La exposición constante a imágenes idealizadas y a menudo manipuladas puede afectar negativamente la autoestima y la percepción corporal de los jóvenes.
Ana Figuer Benavent añadió que “es crucial educar a los jóvenes sobre la realidad detrás de las imágenes en las redes sociales y fomentar una visión crítica”. Esto puede incluir discusiones sobre cómo las imágenes son editadas y cómo los estándares de belleza no son realistas. También es importante promover una imagen corporal positiva y la aceptación de la diversidad física.
Prevención y educación
La prevención y la educación fueron temas recurrentes a lo largo de las intervenciones y los debates del foro. Beatriz Alonso Tena destacó la importancia de “trabajar con las familias para crear un entorno de apoyo y comprensión”. Esto puede incluir sesiones de formación para padres y talleres familiares para abordar temas como la alimentación saludable y la autoestima.
Rocío Ramos-Paúl subrayó que “la educación temprana sobre hábitos alimentarios saludables puede prevenir el desarrollo de trastornos alimentarios”. Esto implica enseñar a los niños sobre la importancia de una dieta equilibrada y cómo disfrutar de una variedad de alimentos. También es esencial involucrar a los padres en este proceso para asegurar que los mensajes sobre la alimentación saludable se refuercen en el hogar.
Se necesitan más expertos en TCA
Andrea Vázquez Bello, directora del Máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria de UNIR, destacó la creciente necesidad de expertos en este campo. “La prevalencia de los trastornos alimentarios está aumentando, y necesitamos más profesionales capacitados para abordar esta crisis”, afirmó Vázquez Bello. Explicó que la formación especializada es crucial para que los psicólogos puedan manejar casos complejos y trabajar de manera efectiva con pacientes y sus familias.
Jorge Heili, con Andrea Vázquez Bello y Blanca Sicilia Almela.
Blanca Sicilia Almela, directora ejecutiva del Máster en Intervención Psicológica en el Ámbito Educativo de UNIR, subrayó la importancia de la intervención en el entorno educativo. “Los psicólogos educativos juegan un papel fundamental en la detección temprana y en la implementación de estrategias preventivas que pueden marcar una diferencia significativa en la vida de los estudiantes. La colaboración con profesores y familias es esencial para crear un entorno de apoyo y comprensión.”
Recomendaciones
El foro concluyó con una serie de recomendaciones para abordar las neofobias y los trastornos alimentarios de manera efectiva. Los ponentes coincidieron en que “la intervención temprana, la evaluación integral y la colaboración entre profesionales de la salud son esenciales para mejorar los resultados”. También se destacó la importancia de “educar a las familias y a los jóvenes sobre la alimentación saludable y la aceptación de la diversidad corporal”.
Rocío Ramos-Paúl resumió el enfoque del foro al afirmar que “un buen hábito de alimentación previene trastornos alimentarios posteriores“. Este mensaje subraya la importancia de establecer rutinas alimentarias saludables desde una edad temprana y de involucrar a toda la familia en el proceso.
Los mensajes principales de los expertos
Rocío Ramos-Paúl:
- “El hábito de alimentación, cuando está bien instaurado, es el mejor método para prevenir complicaciones o trastornos alimentarios posteriores”.
- “Es fundamental que el momento de la comida sea siempre el mismo, en el mismo lugar y de la misma manera.”
Andrés Gómez del Barrio:
- “Es crucial descartar cualquier patología con la ayuda de un pediatra antes de iniciar una intervención psicológica”.
- “La intervención temprana es clave para mejorar los resultados a largo plazo”.
Beatriz Alonso Tena:
- “La familia es un entorno decisivo a la hora de llevar a cabo una prevención efectiva”.
- “Las redes sociales han intensificado la presión social-estética, lo que puede ser un factor de riesgo para desarrollar trastornos alimentarios”.
Ana Figuer Benavent:
- “La TCC ayuda a los pacientes a identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos que contribuyen a sus problemas alimentarios”.
- “Es crucial educar a los jóvenes sobre la realidad detrás de las imágenes en las redes sociales y fomentar una visión crítica”.
Andrea Vázquez Bello:
- “La prevalencia de los trastornos alimentarios está aumentando, y necesitamos más profesionales capacitados para abordar esta crisis”.
- “La formación especializada es crucial para que los psicólogos puedan manejar casos complejos y trabajar de manera efectiva con pacientes y sus familias”.
Blanca Sicilia Almela:
- “Los psicólogos educativos juegan un papel fundamental en la detección temprana y en la implementación de estrategias preventivas que pueden marcar una diferencia significativa en la vida de los estudiantes”.
- “La colaboración con profesores y familias es esencial para crear un entorno de apoyo y comprensión”.
- Facultad de Ciencias de la Salud