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Una epidemia es la rápida transmisión de una enfermedad en una región, la cual afecta a un gran número de personas. La malaria, el cólera o el ébola son ejemplos de las epidemias mundiales más significativas.

Una epidemia pone a prueba los sistemas de salud de una región concreta. Por ejemplo, en España la incidencia de la gripe superó el umbral epidémico en diciembre de 2024, alcanzando una tasa de 41,6 casos por cada 100.000 habitantes. Por ello, es importante vigilar regularmente la propagación de enfermedades e implementar medidas sanitarias con tal de proteger la salud pública.
En esta línea, la profesionalización es fundamental y se adquiere mediante formaciones como el Máster en Epidemiología y Salud Pública online de UNIR. Con este posgrado los estudiantes aprenderán a gestionar procesos sanitarios —como las epidemias o las pandemias, entre otros— y estarán capacitados para prevenirlas y contenerlas.
¿Qué es una epidemia?
La definición de epidemia según la Real Academia Española es: “Una enfermedad que se propaga durante algún tiempo en una zona y afecta simultáneamente a un gran número de personas”.
Las epidemias son provocadas por diferentes causas, tales como virus, parásitos, hongos o bacterias. Estos agentes patógenos pueden transmitirse de tres formas:
- Inhalación de partículas en el aire.
- Contacto con superficies
- Contacto directo con otras personas
Por ejemplo, la gripe en España causa epidemias cada año, especialmente en invierno, y se transmite de persona a persona a través de “gotitas de saliva o secreciones que se expulsan al hablar, toser o estornudar”, según el Ministerio de Sanidad.
¿Qué hacer frente a epidemias?
Durante una epidemia, los sistemas de salud pública trabajan principalmente para conseguir unos objetivos: proteger a los grupos vulnerables, reducir el impacto en la sociedad y sanidad de la región afectada y, sobre todo, frenar el avance de estas nuevas enfermedades.
De este modo, se implementan medidas preventivas:
- Promover mecanismos para la identificación temprana de la enfermedad, monitoreando de forma constante posibles brotes y notificando la evolución epidemiológica.
- Aislar los casos para evitar contagios.
- Implementar prácticas de investigación para determinar las causas de la infección y cómo se transmite.
- Controlar la transmisión con cuarentenas, restricciones de movilidad en caso necesario y tratamientos farmacológicos y vacunas.
- Educar e informar a la población sobre técnicas de higiene y prevención.
- Realizar esfuerzos coordinados con otras instituciones para limitar el alcance de la epidemia.
Al respecto, desde diciembre de 2024 existe en España una Red de Vigilancia Epidemiológica recogida por el Real Decreto 2210/1995, cuyo objetivo consiste en analizar, identificar y controlar los problemas de salud pública de “interés nacional e internacional”. Mediante esta red se coordina la notificación de enfermedades y el análisis de tendencias de epidemias, así como la implementación de medidas preventivas, para proteger la salud colectiva.
Ejemplos de epidemias mundiales
Las epidemias se originan en lugares donde antes no habían existido debido a sistemas de salud débiles o campañas de vacunación muy deficientes, tal y como apunta Médicos sin Fronteras. Los ejemplos de epidemias mundiales más significativos son:
Malaria
El 94 % de los casos de malaria en el mundo se producen en África subsahariana, aunque también está presente en países como Pakistán y Papúa Nueva Guinea. Es una enfermedad infecciosa provocada por cuatro especies del parásito plasmodium que se transmite por la picadura de mosquitos del género anopheles.
Sus síntomas son fiebre, dolor articular y vómitos. Es prevenible y tratable con fármacos como la artemisinina, aunque sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en África, afectando principalmente a niños menores de 5 años. Además, según recoge Médicos sin Fronteras, la malaria mata al año a cerca de 500.000 personas en el mundo.
Chagas
El chagas es una enfermedad infecciosa causada por el parásito trypanosoma cruzi y que se transmite por la picadura de un insecto denominado vinchucas. Es una epidemia común en áreas rurales de América Latina.
Provoca problemas cardíacos, intestinales, fiebre, dolor corporal, diarrea, erupción cutánea y fatiga. No existe vacuna para erradicarla, pero sí tratamientos con fármacos para pacientes en fases tempranas de la enfermedad. La prevención del chagas se basa en el control de plagas de insectos y en garantizar la seguridad alimentaria.
Como indica la Organización Panamericana de la Salud, en la actualidad afecta a cerca de 6 millones de personas. En América del Sur se registran, de promedio, 12.000 muertes al año y aproximadamente 9.000 recién nacidos se infectan durante la gestación.
Ébola
El ébola es una enfermedad viral grave causada por el virus homónimo que se contagia por contacto directo con fluidos corporales de personas infectadas o por manipular sus objetos contaminados. Provoca dolor muscular, vómitos, fiebres y hemorragias y, si no se trata a tiempo, puede ser letal.
El brote epidémico más grave se produjo en África Occidental entre los años 2014 y 2016. De hecho, España sufrió en el año 2014 la crisis del ébola después de que un misionero español que trabajaba en Sierra Leona fuera repatriado tras contagiarse y varios de los profesionales sanitarios que le atendieron se infectaran.
No existe una vacuna o tratamiento específico, pero es fundamental llevar a cabo un buen control de los brotes con medidas de atención a los pacientes, prevención y control de infecciones, buenos servicios de laboratorio y prácticas funerarias seguras y dignas, entre otras medidas.
Cólera
El cólera es una infección bacteriana transmitida por el agua y alimentos contaminados. Los casos más frecuentes actuales se producen en países de África, Asia y Haití. Los enfermos de cólera sufren diarrea grave y una deshidratación rápida; y, si no se trata con premura, puede ser mortal.
Al respecto, en el año 1885 España vivió una epidemia de cólera que afectó a más de 300.000 personas y causó más de 30.000 muertes.
En la actualidad, el control de esta enfermedad consiste en proporcionar acceso a agua potable, sistemas de saneamiento adecuado, prácticas de higiene apropiadas, implementación de vacunas y tratamientos con antibióticos que reducen significativamente la mortalidad.
En conclusión, una epidemia pone a prueba el funcionamiento de los sistemas sanitarios de toda una región. Aunque cada enfermedad requiere de una estrategia específica de prevención y tratamiento para reducir su impacto, es fundamental que las instituciones afronten estos fenómenos de forma eficaz, mediante el refuerzo de sus sistemas sanitarios, la vigilancia epidemiológica constante y la colaboración internacional para limitar la propagación de la epidemia, evitando una crisis sanitaria mayor.