Andrea Vázquez Bello
Anna Figuer, responsable de prevención en la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia de Cataluña, alerta del aumento de casos de TCA en edades cada vez más tempranas. ACAB apuesta por un trabajo mantenido en el tiempo que involucre a docentes, familias y personal de comedor.

“Cuanto antes empecemos, mejor”, dice sin dudar Anna Figuer. La experta, responsable del área de prevención de ACAB, conoce de primera mano los retos que implica abordar la salud mental de la población infantojuvenil. Uno de los programas que lideran, “Si no te gustas, enfermas”, surge como respuesta a un aumento evidente del TCA, tanto en número como en precocidad. “Queremos reducir el número de familias que nos contactan por un diagnóstico confirmado o una sospecha. Nuestro trabajo consiste en actuar antes”, explica Anna.
Desde hace más de 30 años, ACAB atiende a personas afectadas por un TCA y a sus familias, además de desarrollar acciones de sensibilización. Pero en 2006, la entidad dio un paso más con la creación de la Fundación Imagen y Autoestima, especializada en la promoción de la salud, la prevención de los TCA y el fortalecimiento de la autoestima. Uno de los focos es claro: capacitar a quienes trabajan con población de riesgo para que identifiquen señales tempranas y fomenten factores de protección.
Desde ACAB y la Fundación Imagen y Autoestima realizan investigaciones y encuestas periódicas en centros educativos. Los resultados son, como Anna Figuer señala, “preocupantes”: casi el 50 % de las chicas quiere adelgazar, y un 40 % ya ha iniciado una dieta. “Sabemos que el inicio de una dieta por motivos estéticos es una de las principales conductas de riesgo para padecer un TCA”, señala. A ello se suma que un 42 % de los jóvenes encuestados ha recibido burlas de su entorno, y en el 86 % de los casos esas burlas están relacionadas con el aspecto físico. “Esto tiene un impacto muy importante en la autoestima y puede favorecer el desarrollo de un trastorno”.
“Cada vez vemos más casos de TCA por debajo de los 10 años. Los datos son alarmantes, la mitad de las jóvenes quiere adelgazar y el 40% ya ha hecho dieta”.
Aunque los TCA pueden surgir en cualquier momento, la franja de mayor riesgo se sitúa entre los 12 y los 18 años. Sin embargo, Anna advierte de un fenómeno cada vez más preocupante: “Tenemos casos de niñas y niños de menos de 10 años con sintomatología clara”. Las causas son múltiples: la presión social, el uso precoz de redes sociales, el ideal estético asociado al éxito… “Se saltan etapas, pierden su infancia. Son muy precoces en todo, también en la insatisfacción corporal”.
Por eso, desde ACAB sotienen que la prevención debe comenzar desde edades muy tempranas. Una prevención profesional, adaptada al momento evolutivo y con el objetivo común de fomentar la autoestima, el respeto a la diversidad corporal y el pensamiento crítico frente a los cánones impuestos.
“La prevención no es dar información, es dotar de herramientas”.
Pero antes el camino era en parte otro. Anna Figuer reflexiona sobre algunos errores del pasado: “Durante décadas se pensó que la prevención consistía en enseñar imágenes extremas o explicar las consecuencias físicas de la anorexia o la bulimia. Hoy sabemos que eso no solo es ineficaz, sino que puede ser contraproducente”. El enfoque actual es muy distinto, donde se apuesta por la prevención inespecífica, aquella que trabaja habilidades y fortalezas como una autoestima saludable, una imagen corporal positiva, las habilidades sociales o el pensamiento crítico. “No se trata solo de prevenir un TCA. Estas herramientas sirven para toda la vida”.
Comer con pantallas: un nuevo riesgo normalizado
Un dato relevante de los estudios que realizan desde ACAB es que más de la mitad de los jóvenes comen con el móvil en la mano. “Y muchos padres también lo hacen, lo normalizan”, lamenta Anna Figuer. En las reuniones familiares, insiste en recuperar espacios de alimentación compartidos, donde se realice, al menos, una comida al día sin pantallas ni distracciones. “Es un momento de comunicación, de acompañamiento, y también de detección de señales de alarma por parte de los adultos”.
Adultos, el espejo donde se miran los menores
En la entrevista, Anna explica cómo las niñas y niños observan constantemente a sus referentes. Como explica, “muchas veces el problema está también en casa. Mensajes como ‘hoy he comido mucho, no ceno’, o ‘mira qué gorda está esa persona’, calan profundamente”. La cultura de la dieta, los mitos sobre la salud y la delgadez, y las actitudes de los adultos tienen un impacto directo en la percepción corporal infantil.
Por ello, la sensibilización debe llegar a toda la sociedad, y especialmente a los profesionales sanitarios. “Hay médicos que aún creen que una persona con TCA siempre estará delgada, y no es así: existen TCA que pueden cursar con normopeso o sobrepeso. Prescribir una dieta a una persona que ya tiene una mala relación con la comida es un grave error”.
La prevención debe ser constante, no puntual
Uno de los retos más frecuentes en la prevención de los TCA es la falta de continuidad. Como indica Anna Figuer, “muchas veces se nos pide un taller puntual, pero eso no es suficiente. Lo ideal sería trabajar de forma estable, con recordatorios año tras año”. Algunos ayuntamientos ya han incorporado estos programas a sus presupuestos, pero esta experta considera que aún queda camino por recorrer. Por otro lado, la sobrecarga docente y la rigidez curricular son también obstáculos importantes. “Los centros muchas veces quieren colaborar, pero no saben cómo encajarlo. Por eso intentamos adaptarnos y, al menos, garantizar una sesión anual”.
La importancia del grupo de pares en etapas adolescentes
En los talleres para adolescentes que se realizan desde ACAB se trabaja también con la figura del compañero que detecta cambios en el otro y da la voz de alarma. Tal y como comenta la responsable de prevención de esta asociación: “En esta etapa, el grupo de iguales es clave. Son ellos quienes ven primero que algo no va bien”. Ese trabajo con adolescentes también incluye fomentar el pedir ayuda, reconocer señales y saber a quién acudir. “Lo más importante es que nadie se quede solo con el malestar”.
Adimismo, Anna Figuer considera que “como sociedad, tenemos que perder el miedo a hablar de salud mental y de trastornos de la conducta alimentaria”. Desde el Máster Oficial en Trastornos de la Conducta Alimentaria de UNIR, estamos de acuerdo en que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino un acto de salud.
(*) Andrea Vázquez Bello es psicóloga sanitaria y directora del Máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) de UNIR.
El ‘Equipo A’ contra el trastono de la conducta alimentaria (TCA)
La Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia de Cataluña (ACAB) y la Fundación Imagen y Autoestima ponen a disposición en su sitio web una variada oferta de programas y formaciones diseñadas para la prevención de los TCA. Estos cursos y talleres están dirigidos a diferentes colectivos —alumnos de primaria, secundaria y bachillerato, familias, docentes, personal sanitario y de comedores escolares— y abordan temas como el desarrollo de la autoestima, la imagen corporal positiva, el pensamiento crítico frente a los estándares sociales y los hábitos de vida saludables. Puedes explorar aquí toda la oferta formativa y los detalles de sus programas.
Consulta los otros capítulos publicados de la serie sobre los TCA:
- Cómo Luján Argüelles superó la anorexia: una mirada valiente al pasado.
- Pilar Valladares: tres décadas de compromiso terapéutico en el abordaje hospitalario de los TCA.
- El compromiso y la creatividad de Cleide Cañadas, coautora de ‘Mi Reflejo’, un juego contra los TCA.
- Iván Fernández Suárez: “Cuidar la salud mental del trabajador es el próximo gran salto en prevención laboral” .
- Facultad de Ciencias de la Salud