Roberto Baena Gallé
El 12 de agosto de 2026 tendrá lugar un eclipse total de Sol visible en parte desde el norte de España. Un fenómeno poco frecuente que podrá observarse como parcial en el resto del territorio. Será una oportunidad única para contemplar uno de los espectáculos más curiosos y fascinantes del cielo.

Un eclipse total de Sol ocurre cuando la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, cubriendo su disco por completo durante unos minutos. Esto se produce por una casualidad geométrica, gracias a que el Sol tiene un tamaño aparente similar al de la Luna vista desde la Tierra, produciéndose esa alineación casi perfecta. Durante la totalidad del eclipse, el cielo se oscurece, la temperatura desciende, algunos astros se vuelven visibles y la vida silvestre se inquieta.
En España, la franja de totalidad del eclipse entrará por el noroeste peninsular (Galicia y Asturias) y avanzará hacia el Mediterráneo, cruzando Castilla y León, La Rioja y llegando hasta las Islas Baleares, donde terminará poco antes del atardecer. Algunas de las capitales que se sitúan dentro de la banda de totalidad son Oviedo, con una duración de 1 minuto y 48 segundos, Tarragona (1 minuto) o Bilbao (30 segundos). En Logroño lo disfrutaremos durante 1 minuto y 20 segundos.
En España, la franja de totalidad del eclipse entrará por el noroeste peninsular (Galicia y Asturias) y avanzará hacia el Mediterráneo, cruzando Castilla y León, La Rioja y llegando hasta las Islas Baleares, donde terminará poco antes del atardecer.
Desde la antigüedad, estos fenómenos han sido interpretados de formas muy diversas. Para algunas civilizaciones eran señales divinas, augurios o castigos celestiales. Por ejemplo, según el historiador griego Heródoto, los Medos y los Lidios firmaron un tratado de paz en el año 585 a. C. a causa de un eclipse de Sol, interpretado como un mal augurio por ambos contendientes.
En otras culturas, los eclipses tenían un carácter místico o simbólico. Lo cierto es que, desde los primeros astrónomos mesopotámicos o chinos, existió un esfuerzo por comprender y predecir estos eventos, lo que impulsó el desarrollo de calendarios y modelos astronómicos. Uno de los más conocidos son los ciclos de Saros, identificados por los babilonios, con una periodicidad de 18 años, si bien no eran viables para la predicción de eclipses solares desde ubicaciones concretas.
Eclipses de película
También en el arte, los eclipses han dejado huella en todas las épocas. Por ejemplo, el pintor José de Ribera nos muestra un eclipse solar en su lienzo Cristo Crucificado (1643), aunque no es posible que la ejecución de Cristo fuera testigo de dicho evento ya que sucedió durante la Pascua judía, coincidente con la Luna llena, por lo que un eclipse solar es astronómicamente inviable durante la misma semana. Roy Lichtenstein, icono artístico del arte pop, muestra en Eclipse of the Sun (1975), el tránsito de la Luna por delante del Sol mediante la superposición de figuras geométricas como círculos, líneas y puntos.
No solo la pintura ha sido influenciada por la fascinación de los eclipses, en el cine tenemos ejemplos notables como Faraón (1966) de Jerzy Kawalerowicz, donde se fantasea con la predicción de los eclipses por parte de sacerdotes egipcios para el control y sometimiento de las multitudes, o la Famosa 2001, a space odyssey (1968) de Stanley Kubrick, en la que un eclipse justifica el tránsito emocional del homínido al hombre.
Uno de los eclipses solares más recordados en nuestro país tuvo lugar el 30 de agosto de 1905. Fue total en amplias zonas del norte de España y atrajo a astrónomos de todo el mundo. Por ejemplo, el Observatorio Lick de Estados Unidos organizó una expedición a Alhama de Aragón y personal de los Observatorios de Burdeos y de Meudon se desplazaron a Burgos. Numerosos aficionados y figuras preeminentes de la cultura, como el compositor francés Camille Saint-Saëns, también viajaron a nuestro país por simple curiosidad y fascinación.
En esa ocasión, incluso el cine emergente participó en la documentación del evento: el pionero del cine español, Segundo de Chomón, rodó una breve película titulada Eclipse de Sol, utilizando la técnica de paso de manivela que usaría posteriormente para dar vida a objetos inanimados. Para el eclipse de 1912, el astrónomo Comas Solà utilizó una cámara cinematográfica para obtener datos científicos y confirmar la posición exacta de la totalidad.
Un eclipse para validar la teoría de la relatividad
Un eclipse fundamental para el progreso de la ciencia fue el del 29 de mayo de 1919, en el Atlántico Sur, que permitió a Arthur Eddington validar la teoría de la relatividad de Albert Einstein. Para ello, se midieron las posiciones relativas de estrellas cercanas al limbo solar durante y después del eclipse, comprobando que dichas posiciones eran diferentes en ambos instantes, es decir, la masa del Sol distorsionaba el espacio-tiempo en sus inmediaciones, provocando modificaciones de la trayectoria de la luz de dichas estrellas que hacía que aparecieran en posiciones desplazadas compatibles con las predicciones de la teoría de Einstein.
Desde el punto de vista científico, los eclipses solares ofrecen una oportunidad única para estudiar la corona solar, la tenue atmósfera exterior del Sol, normalmente oculta por el intenso brillo de su disco. Durante los breves instantes de totalidad, se pueden observar estructuras coronales, eyecciones de masa solar y comportamientos magnéticos complejos, tal y como se aprecia en la imagen que ilustra este artículo, correspondiente al eclipse de Sol de Estados Unidos del pasado año 2024.
Actualmente, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha puesto en órbita la misión PROBA-3, capaz de “provocar” eclipses artificiales utilizando dos satélites en formación, los cuales vuelan en paralelo con una precisión de control de su posición relativa inferior a 1 mm. Uno de los satélites actúa como disco ocultador y el otro como observador, permitiendo estudiar la corona solar de forma continua, sin necesidad de esperar a un eclipse natural.
Observar un eclipse puede ser una experiencia inolvidable, pero también peligrosa si no se toman las precauciones adecuadas. Nunca debe mirarse directamente al Sol sin protección. Los únicos métodos seguros incluyen el uso de gafas especiales certificadas para eclipses (ISO 12312-2), pero asegúrate de adquirirlas en lugares especializados y verificables. Un método seguro es observar en el suelo o una pared la proyección indirecta de la luz solar a través de un orificio realizado en una hoja de papel. Mirar al Sol sin protección puede causar lesiones irreversibles en la retina.
Nunca debe mirarse directamente al Sol sin protección. Los únicos métodos seguros incluyen el uso de gafas especiales certificadas para eclipses (ISO 12312-2) adquirirlas en lugares especializados y verificables.
En la web del Instituto Geográfico Nacional (https://eclipses.ign.es) se puede consultar información actualizada, simulaciones, horarios locales del eclipse y recomendaciones detalladas para su observación segura. Además, muchas instituciones científicas organizarán actividades divulgativas y retransmisiones en directo para quienes no puedan desplazarse a las zonas de mayor ocultación solar.
¡No te pierdas este evento único! Es una experiencia inolvidable que se debe disfrutar al menos una vez en la vida. Y, si por cualquier motivo no tienes oportunidad durante el 2026, no te preocupes, en agosto de 2027 nos visitará otro eclipse de Sol en el sur de España.
(*) Roberto Baena Gallé es coordinador del Máster Universitario en Astrofísica y Técnicas de Observación en Astronomía de UNIR. Su línea de investigación se centra en el desarrollo de técnicas de procesamiento de señal astronómica basadas en técnicas estadísticas e inteligencia artificial.
- Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología