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La retórica es la aptitud desarrollada por una persona para crear una línea argumental coherente, logrando así un impacto real ante quien pronuncie su disertación.

La retórica hace referencia a la manera en la que una persona utiliza el lenguaje a la hora de construir su discurso. Este concepto se vincula a la Antigua Grecia; de hecho, grandes filósofos como Aristóteles estudiaron la retórica y redactaron importantes tratados sobre ella. Si tú también quieres formarte en este arte, echa un vistazo al Máster en Oratoria y Retórica online de UNIR, una formación ideal para todos aquellos perfiles a los que se les exige tener buenas dotes de argumentación y altas capacidades de comunicación.
¿Qué es la retórica?
Entre las acepciones que ofrece la Real Academia Española (RAE) sobre la retórica destaca aquella que la define como el “arte de bien decir, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover”.
En definitiva, hace referencia a la capacidad de articular y estructurar un discurso con el que seamos capaces de transmitir un mensaje, pero también sus implicaciones emocionales. De este modo, lograremos el resultado buscado: convencer, impactar o seducir a la audiencia que lo escucha.
Diferencias entre retórica, oratoria y dialéctica
Aunque es muy común utilizar estos términos como sinónimos, y es verdad que existe un vínculo claro entre dialéctica y retórica o entre oratoria y retórica, la realidad es que son conceptos diferentes que en muchas ocasiones trabajan juntos. En este sentido:
- La dialéctica, según expone la RAE, en una de las muchas definiciones que aporta sobre esta palabra, es el “arte de dialogar, argumentar y discutir”.
- Por su parte, la oratoria, tal y como explica la RAE, es el “arte de hablar con elocuencia”.
Por todo ello, es innegable la unión presente entre estos tres, ya que, para que un discurso alcance los objetivos marcados, requiere que la persona tenga capacidad real de expresarse adecuadamente y de argumentar correctamente sus ideas, especialmente en escenarios que se prestan a la confrontación de pensamientos.
¿Cómo se construye un discurso?
A la hora de construir y estructurar adecuadamente un discurso con el objetivo final de atraer la atención de la audiencia es fundamental responder a tres cuestiones:
- ¿Qué se quiere decir? Es la pregunta central que se debe plantear y el centro neurálgico de la retórica. Al final es necesario conocer cuáles son las ideas que se quieren transmitir, así como la razón y el objetivo perseguido con el mismo.
- ¿Cómo se quiere contar? Tan importante como tener claras las líneas principales de aquello que se quiere comunicar es pensar cuál es la mejor manera de estructurarlas, dotarlas de forma y organización.
- ¿De qué manera se va a expresar? En este punto será clave conocer a la audiencia para adaptar el estilo y las formas a las personas con las que se va a mantener la conversación o ante las que se va a debatir una cuestión.
En la medida en la que mejor respuesta se ofrezca a cada uno de estos puntos, mayor eficacia tendrá la argumentación planteada y presentada. Por ello, resulta de vital importancia dedicar unos minutos a responder a estas cuestiones antes de comenzar a elaborar el discurso.
De esta manera, se estructuran los pensamientos y se toma conciencia sobre las necesidades de estilo y organización que demandan, lo que sin duda aumentará las posibilidades de éxito en la obtención del objetivo perseguido.
La importancia de la comunicación no verbal
Si bien es cierto que, en todo momento, se identifica la retórica con la configuración de un discurso que está asentado sobre las bases de la comunicación verbal, también lo es que la expresión no verbal ha ido ganando protagonismo en nuestra sociedad. La razón es que los gestos, los silencios o, incluso, la postura corporal que adoptamos en un momento dado ante otro interlocutor puede llegar a decir tanto de nosotros como nuestras palabras.
Es por ello que toda disertación que se elabore a través de la retórica, además de estar bien estructurada y transmitirse realizando un uso adecuado del lenguaje, exige realizar un análisis del apartado de comunicación no verbal. De esta forma, todos los elementos que aportan información sobre una persona —lo que dice, cómo lo explica y cómo se muestra con su cuerpo al exponer ese pensamiento— trabajarán de manera conjunta y el resultado final será más completo.
En definitiva, la retórica es la capacidad de una persona de construir adecuadamente un discurso que, junto con la oratoria, la retórica y la expresión no verbal, logrará transmitir de manera eficaz a su interlocutor. Todas las personas, de una forma u otra, utilizan esta habilidad en su día a día, pero es especialmente importante dominarla cuando las competencias comunicativas forman parte indiscutible del perfil profesional.