Andrés Pascual, director del Programa Executive en CHO de UNIR, y Carlos Jordana, guía de crecimiento en Happyforce, confirman que el bienestar corporativo “reduce la rotación y el absentismo, aumenta la productividad y fideliza el talento".

Cuando hablamos de bienestar no hablamos de poner futbolines en los pasillos o frases inspiradoras en las paredes. Una correcta estrategia de bienestar implica, entre otras palancas que han de accionarse, gestionar el estrés, fomentar relaciones saludables, incorporar hábitos sanos y alinear a las personas con un propósito claro.
Lo bueno de estas estrategias es que, además de ser las correctas, son las más rentables. “Un empleado feliz supone muchos más beneficios y muchos menos costes”, explica Andrés Pascual, director del Programa Executive en Chief Happiness Officer de UNIR, el primer posgrado universitario en español sobre bienestar corporativo.
El CHO es la persona encargada de medir y promover la felicidad en la empresa, a través del diseño de un plan que ha de tener en cuenta las tres dimensiones del bienestar: físico, emocional y social. La correcta ejecución de este plan se realiza mediante iniciativas diversas y sistematizadas que tienen un porqué y para qué, dentro de una estrategia madurada. Como dice el Growth Sherpa (guía de crecimiento) en Happyforce Carlos Jordana: “la felicidad en el trabajo es cosa seria”.
La brecha de la felicidad
Según el estudio anual elaborado por Happyforce y la World Happiness Foundation —ambas organizaciones colaboradoras en el Programa Executive en CHO de la universidad—, el 98% de los empleados tiene la expectativa de alcanzar la felicidad laboral, pero solo el 48% la materializa. Esta diferencia, que ronda el 50% y que conocemos como brecha de la felicidad, impacta directamente en la rotación, el absentismo y el compromiso de los empleados.
“No hablamos de estadísticas frías, hablamos de personas que no dan la milla extra ni se ponen la camiseta de la empresa, que no se identifican con la compañía”, advierte Jordana.
El ROI de una buena estrategia de bienestar
Invertir en bienestar no es un gasto, es una inversión con retorno. Andrés Pascual cita un estudio de la consultora Gallup en el que se evidencia que una estrategia adecuada implica, entre otros beneficios:
- 10% más de calificación de clientes.
- 44% más de fidelización de empleados.
- 41% menos de absentismo.
- 55% menos de rotación.
Además estudios como los de la Universidad de Warwick, acreditan que los empleados felices son hasta un 43% más productivos. Por su parte, Harvard Business Review afirma que pueden llegar a ser hasta un 300% más creativos. “Cuando un trabajador invierte más energía de calidad y más tiempo de calidad a sus labores, todos los factores se van a ver incrementados”, confirma Pascual.
Llegados a este punto, es importante señalar que todos estos números solo se consiguen llevando a cabo una estrategia de bienestar profesional y adecuada. No vale el “yoga para todos”. Es necesario conocer cuáles son las estrategias que han de implementarse en un momento concreto en una empresa concreta.
Por ello, sin importar el rol en la organización, todo el organigrama empresarial debe formarse en estas disciplinas para que los equipos estén mejor preparados para superar las crisis y crecer en tiempos complejos.
Incentivos efímeros contra estrategias sostenibles
Para ejemplificar mejor la creación de estrategias duraderas y efectivas, Jordana se sirve de una metáfora llamada “flores o plantas”:
- Incentivos efímeros (flores): subidas salariales o beneficios puntuales, que generan impacto inmediato, pero se diluyen rápido.
- Estrategias sostenibles (plantas): redes de apoyo, coherencia en valores y reconocimiento genuino, que crean vínculos duraderos y un ambiente donde a uno le apetece trabajar.
“Cuando una empresa se preocupa por la persona, no solo por el trabajador, crea un vínculo que perdura”, afirma el Growth Sherpa de la empresa especializada en servicios de recursos humanos.
El reconocimiento no solo beneficia a quien lo recibe, también a quien lo otorga. Vincularlo a los valores corporativos refuerza la cultura y alinea comportamientos. Sin embargo, no basta con palabras bonitas: la coherencia entre lo que se predica y lo que se practica es la verdadera clave para fidelizar.
Formación y liderazgo consciente
Implementar bienestar corporativo exige líderes preparados. Como recuerda Pascual: “todo empieza con el autoliderazgo. Para inspirar, es necesario enseñar con el ejemplo”.
En este sentido, el Programa Executive en Chief Happiness Officer de UNIR ofrece herramientas para diseñar estrategias personalizadas y medir su impacto, comenzando por el desarrollo personal del propio líder.
Cada estilo de liderazgo tiene su momento, y una habilidad fundamental de todo líder es la capacidad de adaptación en la rueda de cambio constante que es la vida. No obstante, si queremos una organización sostenible en el tiempo, hoy en día solo hay un estilo de liderazgo que funciona y perdura: el de la felicidad, en sus tres dimensiones de bienestar.
Las personas siempre deben ir en el centro, comenzando por uno mismo. Es lo correcto y lo más rentable. Como señala Jordana: “la felicidad y el bienestar son la nueva divisa del mercado laboral”.
- Facultad de Economía y Empresa