Francisco Oleo
Profesora e investigadora en la Facultad de Educación de UNIR, su trayectoria, reconocida en los últimos Premios EDUCA ABANCA, es un ejemplo de cómo la vocación, la innovación y el compromiso convergen en una carrera académica de éxito. Así entiende la enseñanza y el aprendizaje.

Desde muy pequeña, Ingrid Mosquera ya mostraba señales de una vocación que acabaría marcando su vida. Prefería jugar a dar clases a sus muñecos, que ponerles el termómetro, construirles un refugio, pintarles la cara o cambiarles la ropita. Clases, clases y más clases. Sus muñecos ilustrados fueron el germen de una exitosa carrera dedicada a la enseñanza, que no ha parado de crecer y ha sido reconocida este año con el Premio EDUCA ABANCA (ver noticia), el más prestigioso en el sector educativo de nuestro país.
Para Ingrid, este galardón “es un reconocimiento a tu labor como docente”, si bien, el premio que más valora es el feedback de sus estudiantes. “Esos mensajes de agradecimiento que nos dejan en los foros son lo más valioso. Me gusta mucho que este sea un premio que nace del alumnado”, comenta.
La profesora de UNIR recibió el pasado mes de marzo esta distinción entre más de 160 candidatos y ahora, una vez pasado el ruido inicial, mira atrás, a su trayectoria vital. “Desde el primer momento tuve claro que quería ser profesora, pero fue la vida la que me ha ido llevando hasta ahí, aunque eso que llaman vocación, yo lo tengo”, asegura. Una profesora, pero de universitarios, porque prefiere la educación superior que dar clases a niños y niñas. “Lo mío siempre ha sido la universidad y no las etapas anteriores”, reconoce.
“Me gusta mucho que este sea un premio que nace del alumnado, porque para mí lo más valioso son esos mensajes de agradecimiento que dejan mis estudiantes en los foros”.
Doctora en Filología Inglesa, con sobresaliente cum laude por unanimidad y Premio Extraordinario Fin de Carrera, los campos de interés e investigación de Ingrid Mosquera son el aprendizaje informal y la educación online. Ha realizado numerosos cursos de posgrado, como un Experto en Estrategias y Técnicas del Aprendizaje, otro en alteraciones de la audición y el lenguaje, así como otros relacionados con la educación universitaria y la educación online.
Ingrid Mosquera, con micrófono y subida a un escenario, en una de sus charlas educativas.
Otra cualidad que atesora, además de su gran capacidad de trabajo y unos conocimientos acreditados, es su valentía. No todo el mundo hubiese estado dispuesto hace 15 años a cambiar su trabajo en una asentada universidad pública presencial, por otro en una universidad privada y 100% online que apenas comenzaba. Pero ella asumió el reto y acertó de pleno.
Testigo y protagonista del crecimiento de UNIR
Desde 2011, Ingrid ha sido testigo y protagonista del crecimiento de la Universidad Internacional de La Rioja, en la que ejerce como profesora titular en distintos grados y másteres en la Facultad de Educación y Humanidades de UNIR. Todavía recuerda con una sonrisa cuando recibía los exámenes de sus alumnos por mensajero y los corregidos se los llevaba otro. “Vi crecer a UNIR casi desde el principio y quiero pensar que también ayudé a auparla a donde está ahora”, dice con orgullo.
“El Premio EDUCA ABANCA es también un reconocimiento a nuestra universidad, porque pone en valor el modelo UNIR, que ha sabido demostrar que la calidad educativa no depende del formato, sino del compromiso y la metodología”.
Para ella, el Premio EDUCA ABANCA “es también un reconocimiento a nuestra universidad, porque pone en valor el modelo UNIR, que ha sabido demostrar que la calidad educativa no depende del formato, sino del compromiso y la metodología”. Además, sostiene que una universidad online puede tener tanto valor como cualquier otra: “Puedes traspasar la barrera de la pantalla con estrategias, con tu personalidad. El alumnado lo percibe”.
Su implicación en estos años ha sido total, tanto en la docencia como en la mejora continua de los procesos internos. “Si veo cosas que se pueden mejorar, las digo. A veces no de la mejor manera, porque es mi personalidad, pero siempre con un afán constructivo”, comenta.
Qué se necesita para ser un buen profesor
En el aula, apuesta por la participación, la interacción y la flexibilidad. También destaca el valor del humor y la cercanía. Asegura que los profesores deben ser más accesibles y humanos, si bien la clave de una buena docencia está en la capacidad de adaptación. “Eso es lo más importante que puede tener un profesor”, asegura. Y esa flexibilidad debe basarse en dos pilares: la formación y la experiencia. “Cuanto más formado esté un docente y más recursos conozca, más fácil le será adaptarse a situaciones imprevistas y reaccionar ante lo inesperado”, sostiene.
“Para mí, lo más importante que puede tener un profesor es su capacidad de adaptación. Cuanto más formado esté y más recursos conozca, más fácil le será adaptarse a situaciones imprevistas y reaccionar ante lo inesperado”.
La mejor docente universitaria de España cree que un buen profesor no solo enseña contenidos, también transmite valores en clase. Aunque reconoce que este es un tema delicado, cree que el profesorado tiene un papel fundamental en la formación humana del alumnado. “Transformamos vidas”, afirma con rotundidad y con la responsabilidad de quien sabe que su trabajo puede marcar el futuro de una persona para lo bueno y para lo malo.
Miguel Ángel Escotet, presidente de Afundación, con Ingrid Mosquera, en la entrega de los premios EDUCA ABANCA el pasado mes de marzo.
Lamenta que la profesión de maestro no esté todo lo valorada que debiera en España. “Hemos pasado de una autoridad excesiva a una cierta falta de respeto”, señala. Por otro lado, cree que a veces se habla de educación como si fuese fútbol, sin necesidad de preparación ni conocimiento. “Me da mucha pena cuando esto ocurre, porque ves a tantos compañeros que se dejan la piel”, dice.
Además de su labor docente, Ingrid ha desarrollado una intensa actividad en las redes sociales, donde dirige e impulsa el proyecto #CharlasEducativas, un espacio de aprendizaje informal que ha sido definido por el investigador Jeff Carpenter como un “ecosistema de aprendizaje” en sí mismo. Este proyecto, que se extiende por varias plataformas, es una referencia en el sector educativo y ha sido objeto de estudio en diferentes investigaciones internacionales.
Investigación interdisciplinar
Aunque al principio se centró casi exclusivamente en la docencia, con el tiempo fue incorporando la investigación a su día a día. Su entrada en el grupo de investigación PRODIGY, liderado por Mercedes Querol, marcó un punto de inflexión. “Me ayudaron muchísimo a entender cómo funcionaba todo”, dice. A partir de ahí, comenzó a colaborar en proyectos nacionales e internacionales, especialmente en torno al aprendizaje en redes sociales. Hoy dirige su propio grupo de investigación, TEKINDI, un espacio interdisciplinar que reúne a expertos en altas capacidades, las dificultades del aprendizaje y en tecnología educativa. “Es un grupo con gente muy potente”, afirma. Uno de los aspectos que más valora de este grupo es la posibilidad de ayudar a quienes están empezando en investigación. “Ser la directora del grupo me está resultando muy enriquecedor”, confiesa.
Aunque aún están en una fase inicial, ya están trabajando en proyectos de innovación que buscan mejorar la práctica docente desde múltiples perspectivas. Uno de sus estudios más recientes analiza el impacto emocional de las herramientas digitales en el aula. “Vimos que herramientas como Kahoot, aunque motivan, pueden generar estrés. Lo importante es conocer sus efectos y usar las herramientas con criterio”.
“La IA tiene un potencial enorme, por ejemplo, para personas con discapacidad visual. Pero hay que conocerla muy bien antes de llevarla al aula”.
Ingrid no utiliza todavía en sus clases la inteligencia artificial, si bien la ha explorado desde su rol de investigadora como apoyo a la atención a la diversidad. Por el momento no ha sentido la necesidad y, antes de hacerlo, quiere saber más de esta tecnología y profundizar sobre sus aplicaciones en educación. “La IA tiene un potencial enorme, por ejemplo, para personas con discapacidad visual. Pero hay que conocerla muy bien antes de llevarla al aula”, subraya y reflexiona a continuación sobre su impacto: “No puedes dar la espalda a la IA, pero tampoco puedes usarla sin entenderla bien. Solo deberías usarla para las cosas que dominas, así sabrás si lo que te da es válido”. También destaca su utilidad para reducir la burocracia y liberar tiempo para el alumnado. “Muchos docentes la ven como una herramienta para quitarse trabajo administrativo y así poder dedicar más tiempo a lo verdaderamente importante: los estudiantes”.
Encontrar el camino del aprendizaje
Sobre la formación universitaria y su conexión con el mercado laboral defiende que la universidad no es la única vía válida. “La formación profesional no es una salida menor. Está empezando a cambiar esa percepción, pero nos ha costado”, señala. De hecho, considera que, en muchos casos, la FP ofrece una formación más práctica y directa que algunas carreras universitarias. “Hay grados donde los alumnos ven una herramienta una sola vez en toda la carrera, mientras que en FP la usan todos los días”.
Para Ingrid, lo importante es que cada persona encuentre su camino, ya sea en la universidad, en la FP o en cualquier otra vía. “Hay gente que estudia Historia del Arte y luego acaba dando charlas, escribiendo libros, creando contenido en redes. Porque esa es su pasión y saben transmitirla. No todo tiene que estar orientado al mercado laboral desde el minuto uno. A veces, seguir tu vocación te lleva a encontrar tu lugar”.
“No todo tiene que estar orientado al mercado laboral desde el minuto uno. A veces, seguir tu vocación te lleva a encontrar tu lugar”.
Uno de los mensajes más potentes que Ingrid transmite a sus estudiantes es que equivocarse no es un fracaso. “Te están pidiendo decidir tu futuro con 17 años, y es normal no tenerlo claro. Por eso pienso que, si te equivocas, no pasa nada; la vida te recoloca”, insiste. Cree que la presión por acertar a la primera puede ser paralizante, y que es necesario reivindicar el derecho a cambiar de rumbo. “Ahora hay más flexibilidad y puedes reconducir tu camino. UNIR, por ejemplo, ofrece muchas opciones para quienes quieren reinventarse”.
“Si con 17 años te equivocas en la elección de carrera, no pasa nada; la vida te recoloca. Ahora hay más flexibilidad y puedes reconducir tu camino. UNIR, por ejemplo, ofrece muchas opciones para quienes quieren reinventarse”.
Ingrid destaca también de UNIR su apoyo al profesorado, tanto en innovación como en investigación. “Nos dan muchas facilidades, incluso en temas burocráticos como las acreditaciones o los sexenios. Me siento muy respaldada”, afirma. También valora el acompañamiento al alumnado desde el inicio, especialmente en competencias digitales: “UNIR no da nada por hecho, prepara al estudiante desde el principio y lo acompaña siempre después”.
Una nueva generación de profesores y profesoras
Cercana, comprometida y con un sentido del humor que también lleva al aula, Ingrid Mosquera representa una nueva generación de docentes universitarios innovadores, críticos, apasionados y profundamente humanos. Esa apertura al aprendizaje continuo es, quizá, la clave de su éxito. No se conforma con lo que ya sabe. Busca, pregunta, experimenta. Y, sobre todo, comparte. Porque para ella, enseñar no es solo transmitir conocimientos, sino construir comunidad. “La educación no es un monólogo; es un diálogo constante. Y en ese diálogo, todos aprendemos”.
“Enseñar no es solo transmitir conocimientos, sino construir comunidad. Porque la educación no es un monólogo; es un diálogo constante. Y en ese diálogo, todos aprendemos”.
En sus clases, tampoco teme experimentar. “A veces pruebo cosas nuevas y si no funcionan, no pasa nada. Lo importante es intentarlo”, explica. Esa actitud abierta y flexible es parte de su filosofía docente. “Les pongo retos, dinámicas, cosas que se me ocurren. Siempre dentro de lo razonable, pero con la idea de que la clase sea algo más que una exposición de contenidos”. Porque la educación transforma vidas, pero también transforma a quien enseña. “Yo no sería quien soy sin mis alumnos”.
Con una trayectoria marcada por la vocación, la innovación y el compromiso, Ingrid Mosquera representa una nueva forma de entender la docencia universitaria. Una forma más humana, más flexible, más conectada con la realidad. Y, sobre todo, más consciente del poder transformador de la educación.
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