UNIR Revista
La relación entre el arte y la ciencia parte de que ambas son dos caras de una misma realidad: la búsqueda por entender al ser humano y explicar el tiempo en el que vive.

Arte y ciencia son dos ramas del conocimiento que comparten al menos un nexo común: Leonardo Da Vinci (1452-1519). Artista en el más amplio sentido de la palabra que, al mismo tiempo, era inventor e ingeniero, experto en botánica y un gran pensador aficionado a las letras. Un hombre del Renacimiento que demostró que la relación entre arte y ciencia parte de la que ambos saberes persiguen explicar la realidad que nos rodea.
De hecho, si se repasa en profundidad la historia del arte, se observa que son incontables los ejemplos en los que el mundo de los números se ha puesto al servicio de pintores y escultores en sus creaciones artísticas. Un interés por la belleza y plasmar el mundo que habitamos que se empieza a desarrollar en la infancia en los primeros ciclos de la etapa escolar, de la mano de profesores que se han especializado con posgrados como el Máster en Didáctica de las Artes Plásticas y Visuales online de UNIR.
Las materias relacionadas con el arte son esenciales en edades tempranas porque gracias a un lienzo o papel en blanco, que presenta múltiples soluciones o posibilidades, el niño desarrolla su capacidad creativa y crítica, pierde el miedo a equivocarse, aprende a tomar decisiones… y todo ello, a través del arte.
El origen de la relación entre arte y ciencia
Aunque son innegables las diferencias entre arte y ciencia, la realidad es que ambas comparten un punto central común que explica su razón de ser: comprender la realidad del mundo que habitamos, así como la de los seres que nos acompañan.
Partiendo de este punto es posible hablar de que el ámbito científico tiene un enfoque más racional, objetivo, centrado en la demostración de las premisas presentadas. En cambio, el arte está vinculado a la expresión, el sentimiento, la belleza y, en consecuencia, a la subjetividad que surge cuando los criterios para entender la existencia del ser evolucionan. Esas modificaciones afectan al artista e influye de manera directa en la conceptualización que realiza de sus obras.
En definitiva, el vínculo del arte y la ciencia nace de la necesidad de la humanidad de interpretar, aclarar, solucionar, esclarecer, ilustrar o mostrar qué está ocurriendo, cómo está pasando, dónde está teniendo lugar y las razones que rodean a cada ámbito de su vida. El único cambio es el enfoque objetivo o subjetivo que se realiza de ello.
¿Cómo se relacionan arte y ciencia?
Desde la idea de que arte y ciencia son dos ramas del conocimiento que comparten un objetivo común, que es aproximarse a la realidad que nos rodea, las claves de su relación se fundamentan en que:
- Ambas parten de la observación y la reflexión pausada de una cuestión a la que quieren dar respuesta.
- Son un medio para un fin, en el que científicos y artistas buscan acercarse al mundo y al tiempo que les ha tocado vivir.
- Cambian y evolucionan al mismo tiempo que se modifica la visión que la humanidad tiene de la propia concepción del ser.
- De la experimentación o manera de relacionarse con el entorno, acontecimientos o seres que habitan en un mismo espacio físico y temporal surge una nueva obra: en el mundo de las ciencias a través de un teorema y en el ámbito de las artes con una nueva forma de expresar belleza.
En definitiva, tanto el arte como la ciencia son instrumentos que permiten interpretar el mundo de las personas que se acercan a él a través de la belleza o los números.
La relación que existe entre ellas es tan fuerte que en El hombre de Vitruvio, una de las obras más importantes de Leonardo Da Vinci, es muy difícil separar dónde empieza el artista y dónde termina el científico. Un dibujo en el que la belleza del trazado comparte protagonismo con el análisis de la anatomía del hombre que presenta la obra.
Ejemplos de la relación entre arte y ciencia
Entendiendo por arte la definición que ofrece la Real Academia Española (RAE) de “manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”, es sencillo identificar ejemplos que ponen en valor la estrecha unión de estas dos ramas del conocimiento:
- En la manera de expresar y conceptualizar la belleza, con casos tan destacados como la Antigüedad clásica con unos cánones basados en la observación e idealización de la realidad, pero con un respeto absoluto por las medidas y las proporciones.
- En las métricas de la poesía, en las que la regularidad, los patrones e, incluso, el ritmo son determinantes en la configuración de cada verso.
- En la música, a través de la utilización de los algoritmos que están siendo claves en la composición de grandes obras contemporáneas.
- En la filosofía, una extensión de la propia ciencia que, a través de las letras, busca explicar la existencia del propio ser.
En definitiva, arte y ciencia son dos caras de una moneda llamada conocimiento que centra su atención en entender, además de explicar, el mundo que artistas y científicos cohabitan en un momento determinado de la historia. En unos casos con una mirada que prioriza la belleza y la expresión plástica de la realidad, en otros con un enfoque en el que prima la objetividad de ofrecer una solución científica a una cuestión pendiente de respuesta.