Jorge Arana Varona
Después de su intervención en las V Jornadas de Educación Ambiental para la Sostenibilidad, la docente de UNIR analiza los desafíos de la formación para el desarrollo sostenible como el cambio climático, la psicología ambiental o la urgencia de cumplir los ODS.

“La sostenibilidad no es opcional, es una responsabilidad colectiva”, afirma Laura Magalhães, especialista en sostenibilidad. Esta frase resume la esencia del Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad (PAEAS), que ha marcado la hoja de ruta en España entre 2021 y 2025. El plan, impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, ha desarrollado más de 60 acciones estratégicas para integrar la educación ambiental en todos los niveles educativos y en la sociedad civil.
Magalhães explica que la prioridad está en la enseñanza formal, desde infantil hasta la universidad, pero también en espacios no formales como ONG, asociaciones y colectivos ciudadanos. “Queremos que la transición ecológica sea transversal”, señala. Esto significa que la sostenibilidad debe impregnar todas las áreas del conocimiento, no solo las ciencias ambientales.
De hecho, UNIR ha dado un paso decisivo: en 2027, todos los grados incluirán una asignatura obligatoria sobre competencias en sostenibilidad. Además, la universidad ya ha lanzado cursos internos para docentes, investigadores, además del personal de gestión y administración, con el objetivo de que la formación llegue a todos los perfiles.
Este enfoque responde a una realidad innegable: el cambio climático ya no es una amenaza futura, sino una evidencia presente. Incendios forestales, olas de calor y fenómenos extremos son señales claras de que la educación ambiental debe ser prioritaria. “La prevención y la resiliencia son claves”, insiste Magalhães. No basta con reaccionar ante las crisis; hay que anticiparse mediante conocimiento y acción.
Respuestas a través de la educación
Sin embargo, ¿cómo se traduce esto en la práctica? El PAEAS ha promovido proyectos como la creación de redes de educadores ambientales, la incorporación de contenidos sobre sostenibilidad en los currículos escolares y la formación de profesionales en sectores estratégicos.
También se han impulsado campañas de sensibilización en medios y redes sociales, con el objetivo de llegar a públicos diversos. “La educación no es solo transmitir información, es generar conciencia y compromiso”, subraya la experta.
Psicología ambiental
Uno de los conceptos más innovadores que menciona la experta es la psicología ambiental, una disciplina que estudia cómo el entorno influye en la conducta humana y cómo nuestras experiencias con la naturaleza marcan la conciencia ecológica. “Los mejores recuerdos de infancia suelen estar ligados a la naturaleza”, comenta Magalhães.
Sin embargo, en un mundo cada vez más urbano y digital, ese vínculo se está perdiendo. Muchos niños crecen sin contacto directo con el medio natural, lo que dificulta la construcción de valores ambientales. Aquí entran en juego iniciativas como las granjas escuela, que permiten a los más pequeños experimentar la naturaleza de forma vivencial. “La educación ambiental debe empezar en la primera infancia”, subraya.
La psicología ambiental también aborda fenómenos como la ecoansiedad, una sensación de angustia ante la crisis climática que afecta especialmente a jóvenes. Según un estudio de The Lancet, más del 60% de los adolescentes en Europa manifiestan preocupación extrema por el futuro del planeta. “Transformar el miedo en protagonismo es esencial”, afirma. La clave está en convertir la impotencia en acción, ofreciendo herramientas para que las personas se sientan agentes de cambio.
Además, esta disciplina propone estrategias para reforzar la conexión con la naturaleza en entornos urbanos, como la creación de espacios verdes, huertos escolares y programas de educación al aire libre. “No se trata solo de enseñar datos, sino de generar experiencias significativas”, explica la experta. Cuando las personas sienten que forman parte del ecosistema, es más probable que adopten comportamientos responsables.
El reto demográfico del s. XXI
España enfrenta un desafío estructural: la despoblación. Más de 3.000 municipios tienen menos de 1.000 habitantes, y la tendencia sigue en descenso. Este fenómeno no solo amenaza la cohesión territorial, sino también la sostenibilidad. “Si no llevamos innovación y conocimiento al campo, perderemos identidad y equilibrio”, advierte Magalhães.
El PAEAS incluye medidas para frenar este éxodo rural, como programas educativos en zonas rurales y proyectos de emprendimiento verde. Además, el Gobierno trabaja en la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico, que contempla iniciativas como el plan “País de 30 Minutos”, destinado a garantizar servicios básicos en áreas despobladas.
Un ejemplo inspirador son los proyectos de innovación social que combinan tecnología y sostenibilidad en pueblos pequeños. Desde plataformas para comercializar productos locales hasta sistemas de energía renovable comunitaria, estas iniciativas demuestran que el medio rural puede ser un espacio de futuro. “La clave está en integrar tradición y modernidad”, concluye la experta.
La IA en el futuro sostenible
La inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta poderosa para la educación, pero también plantea riesgos éticos y ambientales. Según la UNESCO, su uso debe regirse por principios de transparencia, inclusión y sostenibilidad. Magalhães advierte sobre dos desafíos principales: la desinformación y el impacto energético.
“Debemos enseñar a identificar fuentes fiables y evitar las fake news”, afirma. En un contexto donde las redes sociales amplifican bulos y discursos negacionistas, la alfabetización digital es tan importante como la educación ambiental.
Por otro lado, el coste energético de los modelos de IA es significativo. Grandes sistemas de computación requieren enormes cantidades de electricidad, lo que incrementa la huella de carbono. “La tecnología debe ser aliada, no amenaza”, subraya la experta. Esto implica promover prácticas responsables, como el uso de algoritmos eficientes y la compensación de emisiones.
“Somos el futuro”
Laura Magalhães participó como ponente invitada en las V Jornadas de Educación Ambiental para la Sostenibilidad, organizadas por el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM) y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. El evento reunió a expertos de universidades, ONG, sectores de la sociedad civil y administraciones públicas para debatir y aprobar el borrador del nuevo Plan Estatal de Educación Ambiental para la Sostenibilidad, que marcará la estrategia nacional para los próximos seis años.
Magalhães intervino en el grupo de trabajo de universidades, presentando las iniciativas de UNIR en formación e investigación en sostenibilidad, así como propuestas para integrar competencias de sostenibilidad en todos los grados.
La educación ambiental para la sostenibilidad no es solo teoría: es acción. Desde la psicología ambiental hasta la ética tecnológica, pasando por la lucha contra el cambio climático y la despoblación rural, todo converge en un mismo mensaje: somos el futuro que queremos construir. Como dice Magalhães: “Depende de nosotros”.
- Facultad de Derecho






