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“Tan preocupante es que haya pocas mujeres en profesiones STEM como pocos hombres en áreas vinculadas al cuidado”, según la rectora de la UAM

Amaya Mendikoetxea, rectora de la Universidad Autónoma de Madrid, habló en UNIR sobre la necesidad de estrechar la brecha entre géneros en los estudios de ciencias desde edades muy tempranas, además de fomentar el acceso de las mujeres a cargos nominales en las universidades y a la innovación.

Amaya Mendikoetxea, en el seminario de UNIR ‘Mujer y universidad. Los retos pendientes’.

La rectora de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Amaya Mendikoetxea, participó en el ciclo de seminarios ‘La dimensión social de la universidad’, organizado por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), donde habló sobre la ‘Mujer y universidad. Los retos pendientes’.

El evento, moderado por el presidente de UNIR, Rafael Puyol, abordó cómo ha cambiado el papel de la mujer en el ámbito universitario en el último siglo, particularmente desde la llegada de la democracia y el ingreso de España en la Unión Europea.

“A pesar de que en el curso 2019-2020 las mujeres representan el 56% del total en estudios de grado, se siguen observando déficits en tres misiones fundamentales: docencia, investigación y transferencia”, aseguró la rectora de la UAM.

Mendikoetxea, quien también es delegada de CRUE Universidades Españolas para Políticas de Igualdad, afirmó que “hay aspectos en los que incidir para avanzar en la inclusión de la mujer en el ámbito universitario, lo cual exige la adopción real de la perspectiva de género, de forma transversal y sistémica, para hacer efectiva la igualdad de hombre y mujer en la educación superior”.

Reducir la brecha STEM desde edades tempranas

“Debemos superar el debate de las mujeres por las carreras STEM”, recalcó. En este sentido, la rectora destacó que es “tan preocupante es que no haya mujeres en titulaciones de física, matemática o ingeniería, como que no haya hombres en aquellas asociadas a los cuidados o la educación, puesto que esto no hace sino reforzar los estereotipos de género”.

Estudios actuales demuestran que para reducir la brecha de la mujer en el acceso a carreras STEM (acrónimo proveniente de las siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) hay que actuar desde muy temprano. “Alrededor de los 6 años, los niños y las niñas, ya han adquirido una serie de roles de lo que la sociedad espera de ellos”, añadió la invitada en el seminario de UNIR.

Si queremos atacar los sesgos de género y la brecha STEM debemos incorporar a más varones en la profesión docente. Amaya Mendikoetxea, rectora de la UAM.

 

Para ello, la rectora de la UAM recomienda a los colegios fomentar el acceso a mujeres referentes en el ámbito de la ciencia y tecnología. También añadió que “si queremos atacar los sesgos de género y la brecha STEM debemos incorporar a más varones en la profesión docente”.

Las disciplinas STEM  representan las profesiones del futuro y son el motor de la innovación en la sociedad para su progreso tecnológico y económico. La rectora recalcó que “las vocaciones en carreras STEM está descendiendo tanto en hombres y mujeres. Hay que fomentarlo en ambos géneros porque estas disciplinas van a impulsar el cambio en la sociedad y van a generar empleo”.

Vida académica: entre techos de cristal y suelos pegajosos

El gran reto pendiente de la mujer en la universidad es en la innovación. Amaya apuntó que “hay un gran movimiento en Europa para que las universidades demos un paso hacia adelante para que la investigación aporte a la sociedad”, y las mujeres tienen un papel minoritario en todo lo relacionado con innovación y transferencia.

Actualmente, las mujeres que dirigen cátedras en empresa y universidad son minoría y 3 de cada 4 catedráticos son hombres. Esta falta de presencia en cargos de poder pone en evidencia que se deben fomentar acciones para avanzar en la inclusión de la mujer en el mundo universitario.

En este sentido, Amaya Mendikoetxea destacó que “todavía existen grandes núcleos de desigualdad en docencia, investigación y transferencia. Esto hace que debamos tomar una perspectiva de género trasversal. Las desigualdades que se observan son muy sutiles y estas son las más difíciles de combatir, las que se esconde en grandes números”.

En primer lugar, la delegada de CRUE Universidades Españolas para Políticas de Igualdad, atribuyó esta situación a que “muchas mujeres asumen más cargos de gestión, no reconocidos dentro del ámbito universitario, y tienen menos acceso a los poderes de decisión como los de rectoras, directoras, decanas”.

Foto de familia de los asistentes al seminario “Mujer y Universidad. Los retos pendientes’, organizado por la UNIR. De izquierda a derecha: María Luisa Arjonilla, directora de Tecnología e Innovación de UNIR; Teresa Santamaría, vicerrectora de Acción Cultural de UNIR; Adela López, vicerrectora de Estudiantes de la UNIR; Rafael Pujol, presidente de UNIR; Amaya Mendikoetxea, rectora de la UAM e Isabel Díez Vial, vicerrectora de Desarrollo e Impacto Foto de familia de los asistentes al seminario “Mujer y Universidad. Los retos pendientes’, organizado por la UNIR. De izquierda a derecha: María Luisa Arjonilla, directora de Tecnología e Innovación de UNIR; Teresa Santamaría, vicerrectora de Acción Cultural de UNIR; Adela López, vicerrectora de Estudiantes de UNIR; Rafael Pujol, presidente de UNIR; Amaya Mendikoetxea, rectora de la UAM, e Isabel Díez Vial, vicerrectora de Desarrollo e Impacto.

El documento Universidad 2030 de CRUE tiene entre sus retos de igualdad trabajar el ‘techo de cristal’, esas barreras invisibles que impiden a las mujeres el ascenso a cargos y posiciones que ocupan los hombres. Según Mendikoetxea “es un hecho que se mal atribuye al desinterés de la mujer por acceder a puestos de responsabilidad”.

Esto trae como consecuencia los ‘suelos pegajosos’ que mantiene las mujeres en cargos peor remunerados, de baja cualificación y escaso valor añadido. Según Amaya este hecho “tiene que ver con la sobrecarga de trabajo de las mujeres a nivel personal y laboral en cargos de gestión, que impide que progresen en sus carreras profesionales”. Esta situación provoca un abandono laboral o reducciones de jornada.

En la carrera académica, el techo de cristal se manifiesta en la infrarrepresentación de las mujeres en cargos unipersonales en personal docente investigador, mientras que los suelos pegajosos determinan la sobrerrepresentación de mujeres en la parte más baja de la pirámide organizativa, dos fenómenos que están lógicamente interrelacionados.

¿Brecha de productividad o brecha de atribución?

En cuanto a la investigación, Amaya comentó que “es cierto que hay una brecha de productividad, pero hay que analizarla con detalle” e identificar si se debe a un tema de atribución, de diferencia salarial o al reconocimiento. Parte de la brecha de productividad en los resultados científicos podría no deberse a contribuciones científicas, sino a la diferencia en la atribución.

Hay una tendencia significativa a no nombrar a las mujeres en artículos y patentes de los equipos de investigación, mientras que los hombres se autocitan un 70% más que las mujeres. Amaya Mendikoetxea, rectora de la UAM.

 

La brecha de productividad científica también puede atribuirse a un progreso más lento en la carrera científica, dada por la brecha salarial, por el acceso a puestos permanentes o de gestión, pero también corresponde a un tema de atribución.

Según el informe “Científicas en cifras 2021” de la Unidad de Mujeres y Ciencias del Ministerio de Ciencia e Innovación, cada vez hay más investigadoras, más mujeres en puestos de poder y más directoras en organismos públicos de decisión. Sin embargo, hay que hacer una apuesta por incrementar la presencia de la mujer en este ámbito esencial para impulsar la competitividad de Europa y garantizar la salud y bienestar de sus ciudadanos.

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