Isabel Alvarez Castro
Agencias de calidad y expertos en innovación educativa coincidieron en la necesidad de aplicar la IA con rigor científico y principios éticos, siempre al servicio de la inteligencia humana.

“Tanto universidades como agencias debemos colaborar y cooperar en conjunto para avanzar en la era de la IA.” Con estas palabras, Ignacio Hierro del Corral, director de Calidad de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), concluyó el curso sobre Inteligencia Artificial y Calidad Universitaria, organizado por UNIR junto a la Fundación para el Conocimiento Madri+d.
Durante tres jornadas, el curso reunió a los máximos responsables de agencias de calidad, así como a expertos en innovación y calidad educativa de diversas universidades, para reflexionar sobre cómo la Inteligencia Artificial está transformando el ámbito universitario y cómo debe abordarse de forma ética, responsable y siempre bajo supervisión humana.
Ignacio Hierro del Corral, director de calidad de UNIR.
En la mesa celebrada durante la tercera jornada participaron José Luis Aznarte, de ANECA; Jaume Valls, de AQU Catalunya; Cristina Rodríguez, de ACPUA Aragón; Eduardo López, de ACSUG Galicia; Isaac Galobardes, de AQUA Andorra; María Rosa Suárez, de ACCUEE Canarias; y Paula Ramis de Ayreflor, de AQUIB Illes Balears. Todos coincidieron en la necesidad de “implementar la Inteligencia Artificial de manera progresiva y prudente, siempre con rigor científico y atendiendo a principios éticos”.
Por su parte, Goran Dakovic, Head of Agency Reviews de ENQA, advirtió que el creciente uso de la IA entre los estudiantes “no puede dejar indiferente a las universidades, al proceso de enseñanza ni a las agencias de calidad y evaluación”.
Entre las propuestas para afrontar este reto, Dakovic destacó la importancia de “publicar estrategias internas de uso de IA, formar a los supervisores y equipos, y compartir ejemplos y experiencias en este campo”, sin perder de vista la supervisión humana.
Compartir conocimientos: la IA al servicio de la inteligencia humana
Como principales conclusiones del curso, agencias de calidad, expertos en innovación educativa y proveedores tecnológicos destacaron las siguientes necesidades:
- Crear un marco regulatorio que oriente el uso de la Inteligencia Artificial en la educación superior.
- Desarrollar un código ético que recoja buenas prácticas y posibles riesgos.
- Monitorizar los procesos de enseñanza y aprendizaje para garantizar su calidad.
- Compartir experiencias, buenas prácticas y recursos para avanzar con criterios comunes.
- Colaborar en el diseño y desarrollo de herramientas digitales que aporten valor.
- Formar a todos los niveles y departamentos universitarios en el uso responsable de la IA.
No obstante, la reflexión más importante fue que la Inteligencia Artificial no puede sustituir el pensamiento crítico, la creatividad ni la supervisión humana. La IA debe ser una herramienta al servicio de los profesionales para ayudarles a generar mayor valor añadido.
Federico Morán, director de la Fundación para el Conocimiento Madri+d.
Así lo resumió Federico Morán, director de la Fundación para el Conocimiento Madri+d: “El verdadero dividendo de la IA es dedicar nuestro tiempo y esfuerzo a tareas que aporten valor. Los equipos humanos podremos centrarnos en crear e innovar, en lugar de invertir horas en procesos que una herramienta bien diseñada puede realizar de forma automática.”