Sus múltiples aplicaciones en todos los campos, desde la salud hasta la música, han convertido a los expertos en esta materia en demandadas estrellas de las grandes compañías multinacionales
Se ha convertido en un auténtico misterio, en el sentido de que su futuro es aún una página en blanco por escribir y ni los propios expertos en la materia son capaces de predecir hasta dónde llegarán sus aplicaciones. Así lo han reconocido recientemente en la primera conferencia mundial de Inteligencia Artificial celebrada en Shanghai. Un sector donde las compañías multinacionales más poderosas pagan sueldos estratosféricos a los expertos en esta materia -convertidos en demandadas estrellas-, las entradas para los congresos específicos se agotan en cuestión de minutos y continuamente protagoniza portadas en los medios de comunicación debido a que sus múltiples desarrollos resultan a menudo increíbles. Aunque cada vez menos.
La inteligencia artificial (IA) ha cobrado, en apenas unos años, una preponderancia absoluta en nuestras vidas y suscita cada vez un interés mayor a la hora de especializarse, profesionalmente hablando. Muchos son los atractivos que conlleva el cursar un título como es el Máster Universitario en Inteligencia Artificial de UNIR. Entre ellos, el principal es el de ser parte de creaciones tales que permiten realizar un diagnóstico acertado y a tiempo del cáncer, una predicción de Alzheimer o detectar genes de ELA.
“Cada vez observamos mejores aplicaciones de la IA con mayor impacto en la sociedad. Este boom se debe principalmente a que los algoritmos y técnicas de IA, la gran mayoría de las veces, son genéricos y transversales a diferentes ámbitos de aplicación e industrias. La capacidad de estos algoritmos de ‘aprender’ y generalizar se puede aplicar prácticamente en cualquier tipo de sector. El límite viene dado por la creatividad o la capacidad de aplicar la IA a los problemas de cada sector“, explica Federico Castanedo, director de esta titulación.
Buena prueba de sus palabras es que todos los sectores se benefician de los avances en este campo. Desde contribuir a componer un hit musical a crear una receta con los ingredientes disponibles en la nevera, proponer exitosas inversiones en bolsa, tomar decisiones, automatizar procesos robóticos, fortalecer la defensa cibernética para prevenir, detectar y responder ante ataques o amenazas y reconocer emociones en los rostros humanos.
Incluso, la Inteligencia Artificial es la base de un pionero sistema que se implantará en las comisarías españolas para detectar las denuncias falsas. Y hasta hay quien ya trabaja con algoritmos para prever el riesgo de lesiones musculares entre los jugadores de fútbol, si bien los especialistas aseguran que las soluciones tecnológicas para esta cuestión se hallan aún en fase embrionaria. “Al igual que ha ocurrido en el pasado con anteriores revoluciones, la actual está cambiando la forma en que trabajamos y nos relacionamos con el resto de seres humanos”, añade Castanedo.
Tantas aplicaciones multidisciplinares que han convertido a la IA en el concepto de moda y a los expertos en los niños bonitos de todas las compañías que no dudan en pagarles elevados salarios para garantizar su permanencia. Incluso, acuden a las universidades para tentar al profesorado, lo que está causando cierta escasez de docentes en esta materia. “Hay un desequilibrio brutal entre oferta y demanda. Prácticamente todas las empresas están buscando expertos en IA y hay muy pocas personas formadas para llevar a cabo estos trabajos de forma satisfactoria”, reconoce el experto.
Pero, ¿a qué se debe dicha problemática? “El motivo de que haya tan pocas personas formadas es porque se trata de un área tremendamente novedosa y en constante cambio. El entorno educativo, en general, no ha sido capaz de adaptarse a estos cambios e incluir la IA en todos los ámbitos. Por estos motivos, y ante la gran escasez de profesionales, las compañías se ven obligadas a competir por el talento”, sostiene Castanedo.
Y, pese a que el futuro parece que está claro que se escribe con esas dos vocales, el director del Máster Universitario en Inteligencia Artificial de UNIR se muestra cauto a la hora de predecirlo, puesto que se trata de una tarea “complicada”. No obstante, reconoce que las aplicaciones “ya han demostrado que son capaces de realizar tareas humanas de forma extremadamente óptima; el coche autónomo, por ejemplo, es ya una realidad”. Castanedo reconoce que las tareas humanas que pueden automatizarse “serán las primeras en verse reemplazadas, pero para aquellas que se requieran dotes de creatividad e imaginación, posiblemente, tendremos que esperar más años”.
Por último, concluye que la combinación de inteligencia humana y de las máquinas “es una de las áreas activas de investigación y, de una forma u otra tendremos que ver sus frutos en los próximos años”.
