La piel tiene mecanismos de adaptación y defensa para protegerse de la radiación ultravioleta pero esto es insuficiente para evitar todos sus posibles daños.
Por eso se han desarrollado estrategias de fotoprotección de diversa índole, aunque la más extendida es el uso de fotoprotectores. En UNIR profundizamos en cuáles son los mejores métodos de fotoprotección en nuestro Programa Profesional en Dermofarmacia. ¡Conviértete en experto en este campo!
¿Qué es la fotoprotección?
Aunque el término fotoprotección es de uso bastante común entre la población, especialmente cuando llegan los meses de verano, es importante definir correctamente qué es fotoprotección desde un punto de vista más especializado.
La fotoprotección es el proceso de creación de una barrera entre nuestra piel y el sol, con el objetivo de protegernos de los rayos solares perjudiciales y de prevenir los daños que la radiación ultravioleta puede provocar en nuestra piel.
La fotoprotección consiste en la aplicación de diferentes estrategias, como evitar la exposición solar en las horas centrales del día, cubrirse con ropa y sombreros adecuados, llevar gafas de sol y utilizar un fotoprotector, que es quizás el método más conocido entre la población.
¿Qué es un fotoprotector? Se trata de sustancias que se aplican sobre la piel para protegerla de los efectos dañinos de la radiación solar y pueden existir en diferentes formatos o texturas. En todos los envases de fotoprotectores podemos encontrar el factor de protección solar (FPS), que es un índice que nos orienta sobre el tiempo que podremos exponernos al sol sin riesgo de sufrir quemaduras solares. Cuanto más alto sea el FPS o SPF, más alta será la protección frente al sol.
¿Qué es la radiación ultravioleta?
Hablamos de la fotoprotección frente a la radiación ultravioleta (UV), ¿pero qué es la radiación ultravioleta? Son los rayos invisibles que forman parte de la energía que proviene del sol y tienen consecuencias negativas como:
- Daños en la piel.
- Envejecimiento cutáneo
- Melanoma y otros tipos de cáncer de piel.
- Problemas en los ojos.
- Problemas en el sistema inmunitario.
Por eso es importante proteger nuestra piel de la radiación ultravioleta, ya que no solo es emitida por el sol sino también por fuentes artificiales como camas bronceadoras, lámparas solares, luces de vapor de mercurio (frecuentes en estadios y gimnasios), algunos tipos de láser y ciertas luces halógenas, fluorescentes e incandescentes.
Tipos de radiación ultravioleta
Podemos distinguir tres tipos de radiación ultravioleta en función de la longitud de onda de los rayos UV:
- UVA o ultravioleta A
- UVB o ultravioleta B
- UVC o ultravioleta C
La mayor parte de la radiación ultravioleta que llega a la Tierra es UVA, ya que no este tipo no es absorbido por la capa de ozono, aunque también llega alguna UVB. Además, los rayos UVA y UVB pueden afectar negativamente a la salud, especialmente los rayos UVA, pues penetran más profundamente en la piel y son más constantes durante todo el año. En cambio, los rayos UVC son completamente absorbidos por la capa de ozono y la atmósfera.
Efectos de la radiación ultravioleta en la piel
La exposición solar tiene beneficios para nuestra salud, ya que favorece la producción de vitamina D, que ayuda a nuestro cuerpo a absorber el calcio y el fósforo de los alimentos y contribuye a la formación de los huesos. Por eso, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda exponerse al sol entre 5 y 15 minutos unas dos o tres veces por semana.
Sin embargo, la exposición solar también puede tener efectos negativos. Las quemaduras solares son un signo de sobreexposición a los rayos UV en un corto período y el envejecimiento cutáneo prematuro o el cáncer de piel son efectos secundarios de la exposición prolongada a la radiación ultravioleta.
Exponerse al sol de manera prolongada puede causar graves problemas de salud como el cáncer y también otros no relacionados con la piel, como la ceguera si no se usa protección contra los rayos UVA para los ojos.
Métodos de fotoprotección: ¿cómo protegerse del sol?
A través de distintas sustancias, es posible aumentar el tiempo que podemos exponernos al sol sin que nuestra piel sufra daños. Los fotoprotectores son sustancias químicas que actúan mediante dos tipos de mecanismos: absorción o reflexión. En función de ellos, los fotoprotectores solares pueden clasificarse en dos grupos: físicos o químicos.
Protección física
La protección solar física o inorgánica incluye sustancias inertes que, aplicadas en la piel, reflejan la luz solar como si fuera un espejo. Por tanto, no absorben la radiación. Son sustancias impermeables a la radiación solar, generalmente polvos minerales como la mica, el dióxido de titanio, el petrolato rojo, el óxido de zinc o de hierro, salicilatos, cloruro férrico e ictiol, el talco, etc.
Son los mejores fotoprotectores porque protegen de forma efectiva de todo el espectro solar, es decir, de los rayos UVA y UVB. Además, tienen menor riesgo de generar sensibilidad cutánea o alergia, por lo que están especialmente indicados en niños. Se les conoce con el nombre de bloqueador solar.
Protección química
La protección solar química u orgánica incluye sustancias que, al aplicarse sobre la piel, absorben los fotones de la luz solar, a través de reacciones fotoquímicas, y los modifican para que no perjudiquen a nuestra piel.
Necesitan unos 30 minutos para hacer efecto y, al ser absorbidos por la piel, suponen un mayor riesgo de alergia, de ahí que su uso esté restringido en niños.
Son, sin embargo, los más utilizados, pues su textura es más agradable y no se queda una fina capa blanquecina sobre la piel al aplicarlos, como sí ocurre con una crema solar de protección física. Se les conoce con el nombre de protector solar.
Fotoprotección en niños y pieles sensibles
Los niños son un grupo de población en el que deben extremarse las medidas de protección solar porque el exceso de exposición al sol durante la infancia es un factor de riesgo del cáncer de piel.
Evitar la exposición solar (especialmente para menores de un año), utilizar ropa con protección, gorras y gafas o usar fotoprotectores es imprescindible para proteger las pieles de los más vulnerables.
Como ya hemos dicho, los fotoprotectores físicos son los más indicados durante la infancia, pero se deben tomar también otras medidas de fotoprotección. Es muy importante, además, utilizar un factor de protección solar (FPS) por encima de 25 y concienciar de la necesidad de protegerse de los rayos ultravioleta.
Además, las personas podemos tener distintos tipos de pieles que reaccionan al sol. Los llamados fototipos tienen cuatro niveles y, en base a ello, debes buscar el protector solar más conveniente para ti. Al buscar una determinada marca, como puede ser ISDIN, tu protector solar debe contar con la suficiente protección para tu tipo concreto de piel.
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