Ignacio Regojo, responsable del área, asegura que “emprender es parte de la misión universitaria” y pone a disposición cursos, programas para aprender a crear empresas y acompañamiento personalizado con mentores.

La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) ha puesto en marcha recientemente su nueva Área de Emprendimiento, en dependencia de la Oficina de Transferencia del Conocimiento (OTC), para reforzar la misión de transferencia de la universidad.
Programas de incubación, iniciativas sociales y tecnológicas, así como cursos específicos para aprender a emprender, son algunas de las actividades que ya se desarrollan en este departamento, dirigidas a estudiantes, profesores e investigadores. Todas ellas se ofrecen de forma gratuita y con acompañamiento personalizado por parte de mentores.
“El plan es sencillo: dar formación, acompañar, crear comunidad y ayudar a que las ideas se conviertan en empresas”, afirma Ignacio Regojo, responsable del Área de Emprendimiento de UNIR.
El próximo programa, “Incubación de Startups UNIR”, tiene abierta la convocatoria hasta el próximo 30 de noviembre. Cualquier interesado puede rellenar el formulario de inscripción aquí.
Emprender también es transferir conocimiento
“Emprender también es transferir conocimiento”, explica Regojo. “Es llevar ideas que nacen en la universidad a convertirse en algo tangible, que aporte valor a la sociedad”.
Según Regojo, en la universidad se enseña, se forma y se investiga, pero también surgen grandes ideas fruto del conocimiento. “El emprendimiento es precisamente ese puente que transforma lo que sabemos en algo con impacto real”.
En este sentido, considera que la universidad es un entorno ideal para aprender a emprender: permite probar, equivocarse y volver a intentarlo. “Aquí tienes formación, mentores y apoyo. Emprender no es solo teoría, es lanzarse, experimentar y aprender del proceso. Y la universidad es el lugar perfecto para empezar”, añade.
Además, el contacto continuo con empresas a través del ecosistema universitario nos permite detectar necesidades en el ámbito laboral que pueden ser cubiertas por ideas innovadoras.
Un lugar de emprendimiento para estudiantes, profesores e investigadores
Desde el Área de Emprendimiento de UNIR se anima a los estudiantes, profesores e investigadores a dar forma a sus ideas, porque en la universidad todos pueden emprender: “Alumnos que traen ideas frescas, investigadores que convierten su trabajo en spin-offs, profesores que detectan oportunidades en su campo”, destaca Ignacio Regojo.
Una spin-off es una nueva empresa creada a partir de otra existente, ya sea esta una empresa matriz, una universidad o un centro de investigación, que se separa y adquiere autonomía propia para explotar nuevas oportunidades de negocio. Son un claro ejemplo de cómo una investigación puede ser el punto de partida para crear una empresa que aporta soluciones reales. “Ahí es donde la universidad tiene un papel clave”, afirma.
“Tenemos investigadores con proyectos tecnológicos y sociales muy valiosos que podrían convertirse en spin-offs, y alumnos que detectan oportunidades en educación, salud, tecnología”
En una universidad tan diversa como UNIR, siempre aparecen nichos que merece la pena explorar. “Somos la primera universidad en línea en español y estamos muy conectados al mundo profesional. Tenemos alumnos en más de 90 países, con perfiles muy diversos, y todos ellos pueden aportar soluciones innovadoras desde cualquier parte del mundo”.
Entorno colaborativo: tú pones la idea, nosotros te ayudamos a desarrollarla
Desde la puesta en marcha del departamento, más de 4.000 personas han mostrado interés en los programas, charlas y eventos de emprendimiento. “La respuesta de la comunidad universitaria ha sido muy positiva. En los programas generalistas, más del 40% de los participantes completan todo el recorrido, una tasa altísima”, destaca.
Toda persona que emprende necesita una guía, formación y pasos claros. Para ello, UNIR ofrece de forma gratuita programas de incubación —generalistas y especializados—, iniciativas sociales y tecnológicas, cursos específicos para aprender a emprender y, lo más importante, acompañamiento personalizado con mentores.
Para Ignacio Regojo, el emprendedor suele ser resiliente, con visión de conjunto y mucha capacidad de adaptación y debe tener máximo ilusión por su proyecto.
Además, recalca la importancia de la colaboración, porque nadie emprende solo, siempre se necesita un equipo o una red de apoyo. “Siempre digo que no somos hombres orquesta y que no somos buenos en todo, necesitamos equipos, herramientas, asesoramiento”.
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