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El diseñador gráfico del futuro: versátil, empático, buen oyente y valiente

Daniel Sáenz, director de desarrollo digital e innovación de la prestigiosa firma Young & Rubicam proporciona las claves para triunfar en una profesión donde lo digital es un factor imprescindible

Es uno de los sectores que están viviendo de manera intensa la transición de lo analógico a lo digital. Sin embargo, también es una de las profesiones que menos pueden verse amenazadas por la robótica puesto que el aspecto humano resulta de gran relevancia tanto para el presente como su futuro. Y, si tanto los actuales como próximos diseñadores gráficos quieren triunfar, deben conseguir que su mensaje no solo se comunique bien y sea bonito, sino que también pueda disfrutarse, para lo cual el usuario debe ser el centro mismo de la ecuación. ¿Que cómo se logra? Con unas destrezas digitales muy versátiles, pero también con una buena dosis de psicología, de saber escuchar, de valentía para defender un proyecto y de una pizca de humor.

Y así lo recalca Daniel Sáenz, director de desarrollo digital e innovación de la prestigiosa agencia de publicidad Young & Rubicam (Y&R MAD). Desarrollador, diseñador gráfico y psicólogo, Sáenz ha compartido con los estudiantes de UNIR del Grado en Diseño Digital su experiencia y aprendizaje recopilados en doce años de trabajo para marcas como Coca Cola, Fiat, Movistar, Microsoft o Foster’s Hollywood, entre otros, y multitud de premios conseguidos, entre los que destacan dos Leones de Cannes.

Este exitoso joven colombiano encarna como nadie la evolución de un sector que en los últimos años experimenta un cambio notorio en el que lo analógico pierde presencia en favor de lo digital. “Antes la pieza principal de una campaña era un póster, una valla… y ahora eso casi no se ve, interesa una pieza que funcione bien en redes sociales, en la web, que se pueda adaptar a una app, que sea fluido”, apunta. Y si bien reconoce que aún hoy en día permanece “el pensamiento en análogo, al estar acostumbrados a medir y cortar sobre la mesa”, asegura que la tecnología ha supuesto una revolución sin límites.

Cuando empecé en este mundo, las barreras eran todas porque era una cosa como de ingenieros y entrar de diseñador era una pesadilla”, rememora sin perder la sonrisa. Tan solo cinco años atrás, “aún había cosas imposibles de poner en la web” y hoy es el día que la tecnología por fin “se ha hecho asequible, hay muchísimas herramientas asequibles para cualquier cosa sin estar reñido con la creatividad”. Y así lo percibe de primera mano en su empresa con los jóvenes que dan sus primeros pasos laborales.

Unos diseñadores gráficos a los que Sáenz reclama versatilidad. “Se trata de un diseño de 360 grados, que funcione igual en diversos formatos y por eso pedimos que sean versátiles si no para ejecutar, al menos a la hora de pensar”, admite, con especial hincapié en la formación digital. “Si eres capaz de diseñar una web, sé que eres versátil”, sostiene. Pero no es el único requisito. “Tener un poquito de psicología, de ensayo y error, de valentía para defender tu idea y, sobre todo, escuchar a la gente” son otros de los consejos del experto, responsable de campañas tan conocidas como las de Ausonia o de Svenson.

En ambas despuntan claves como el lenguaje inclusivo o el humor, una herramienta de comunicación muy potente. “Como diseñadores gráficos tenemos un poco una responsabilidad social y es cómo puedo transformar el discurso desde mis piezas, quizá no quiero promover estereotipos negativos y eso se logra escuchando”, insiste.

Solo de esa forma se conseguirá el fin último del diseño gráfico. Esto es que, la pieza “sea algo disfrutable, que el usuario se sienta bien mientras la ve o navega por la web, y para eso hay que ponerse en su piel, hacerse preguntas que antes no hacíamos sobre qué pensará o sentirá, porque el diseño cambia con el usuario, lo transforma”, recomienda. Y se despide con un mensaje claro: “El secreto es imaginar tu diseño como una experiencia, el usuario es el ingrediente esencial y el que determinará el futuro“.

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