Francisco Oleo
De estudiante a coach en UNIR. Alicia Parra se apuntó a la Universidad en Internet para sumar la creatividad a su profesión de ingeniera. Tras estudiar un máster desde Abqaiq, una pedanía en el desierto de Arabia Saudí donde estuvo ocho años, ahora trabaja en Madrid asesorando a otros en talleres donde nacen los productos del futuro.
Alicia Parra ejemplifica como pocos ese nuevo mantra que anuncian algunos gurús, pero que en realidad no es nuevo, porque siempre ha estado ahí. Se trata de la formación continua, de no dejar nunca de estudiar para estar siempre actualizado, algo que han hecho siempre los médicos, abogados, ingenieros… y ahora cualquier profesional si no quiere quedarse obsoleto, sobre todo teniendo en cuenta a la velocidad que va todo hoy.
Ingeniera industrial, empezó a trabajar en proyectos en el sector de la construcción y casi desde el principio, a pie de obra. Primero diez años en Murcia, su tierra natal, y después en Sevilla durante tres, también en primera línea operativa, donde ayudó a levantar desde el mismo movimiento de tierras una planta de reciclaje de baterías.
De Sevilla al desierto de Arabia Saudí
Y de la capital hispalense a Abqaiq, siguiendo la estela profesional de su marido, que decidió cambiar España por Arabia Saudí ante la llamada de Aramco, la mayor petrolera del mundo. “Decidimos dejarlo todo e hicimos las maletas. No fue fácil, asustaba un cambio tan importante como ese, con nuevo colegio para los niños en un país tan distinto. Pensábamos que nos íbamos para dos o tres años y al final estuvimos ocho. Pero luego el tiempo pasa volando y la verdad es que nos fue muy bien. De hecho, nos ha costado volver”, afirma Alicia Parra, que anima a todo el mundo a hacer una cosa así porque cree que “merece la pena intentarlo al menos una vez en la vida”.
Nada más aterrizar en el país del desierto infinito y el mar de petróleo, se instaló con su familia en una colonia internacional para expatriados, donde convivían más de 69 nacionalidades distintas y en la que no faltaba de nada: viviendas, colegios, hospitales, centros comerciales… Al poco de llegar, se puso a trabajar y a estudiar con la idea de probar cosas nuevas. Formó parte del área de tecnología en uno de los colegios de esta ciudad multicultural, donde, además de dar clase, hizo un poco de todo, incluso le tocó arreglar ordenadores. Aprovechó para sacarse distintas certificaciones de inglés y también estudió un máster en diseño gráfico a distancia en una universidad catalana.
La formación me ha parecido muy personalizada en UNIR. Cuando uno está en una clase presencial, lo que ya se ha dicho se pierde. Aquí todo está grabado y lo puedes ver tantas veces como quieras.
Y llegó la pandemia y lo paró todo, o casi. Pero no hacer nada más allá del día a día familiar es incompatible con su carácter y enseguida se puso a pensar qué hacer de nuevo: “Tengo mi ingeniería industrial, mi experiencia laboral, mi máster en diseño gráfico… Pues ha llegado el momento de unir ambos mundos, de integrar la ingeniería con la creatividad. Pero, ¿dónde puedo hacerlo?”, se preguntó.
Fue entonces cuando una vecina venezolana del campamento le habló de UNIR y, tras una exhaustiva investigación y después de bastantes horas viendo vídeos, descubrió lo que buscaba: una titulación en Diseño Industrial y Desarrollo de Producto. Eso y la metodología de la universidad. “Me ha parecido una formación muy personalizada. El profesor está realmente al otro lado de la pantalla. En las clases puedes interactuar y, si no puedes asistir, ves los vídeos y tomas notas después. Para mí eso es muy importante, porque cuando uno está en una clase presencial, lo que ya se ha dicho se pierde. Aquí todo está grabado y lo puedes ver tantas veces como quieras, y así te fijas en detalles que antes se te habían escapado”, explica.
Un TFM en plena mudanza
Ingeniería Industrial, diseño gráfico y después el Máster en Diseño Industrial y Desarrollo de Producto en UNIR. Porque a esta exalumna de la universidad le encanta idear y desarrollar productos. Su TFM, que le pilló en plena mudanza de vuelta a España desde Oriente Medio, lo hizo sobre las maletas, un objeto que conoce bien, acostumbrada a hacerlas y deshacerlas para toda la familia unas cuantas veces al año y durante los últimos lustros. “Realicé una pequeña presentación de mis ideas y trabajos a Samsonite y decidieron hacer conmigo el TFM, que ha consistido en el diseño de la maleta ideal para la siguiente generación”, cuenta.
Se trata de dar una utilidad a un producto. Primero se trabaja la funcionalidad y después la forma, que necesariamente debe ser atractiva para que se venda bien en el mercado.
Dada la relevancia del producto final para la compañía, el proyecto, que tardará todavía en ser una realidad, es confidencial. Sólo me puede decir que se basa en las necesidades que tendrán los viajeros de los próximos años, a lo que ella añade un poco de filosofía que vale para cualquier objeto: “Se trata de dar una utilidad a un producto. Primero se trabaja la funcionalidad y después la forma, que necesariamente debe ser atractiva para que se venda bien en el mercado”.
Esta exalumna de UNIR, que actualmente trabaja en las oficinas centrales de Exolum en Madrid, destaca precisamente la parte práctica de su formación como una de las fortalezas del máster que estudió. “La universidad te pone en contacto con las compañías y tienes que hacer un cuatrimestre de prácticas en una de ellas. En mi caso, las hice en un estudio de diseño y desarrollo de productos de Barcelona. Y pude hacerlas online, ya que para mí era muy complicado que fueran presenciales al estar en otro país”.
La universidad te pone en contacto con las compañías y tienes que hacer un cuatrimestre de prácticas en una de ellas. En mi caso, las hice en un estudio de diseño y desarrollo de productos de Barcelona. Y pude hacerlas online, ya que para mí era muy complicado que fueran presenciales al estar en otro país
En este caso, Parra creó un purificador de aire con una tecnología que había desarrollado la Universidad de Barcelona a raíz de la pandemia de Covid. De nuevo, la forma y la funcionalidad fueron de la mano, creatividad e ingeniería. Lo que más le gusta.
La diversidad es un gusto
Pero hay un tercer factor clave a la hora de diseñar objetos y que ella aprendió en sus años en Arabia Saudí: la cultura. “Es un factor que afecta totalmente a los gustos de cada persona y allí, en el campamento de Abqaiq, con tanta diversidad como había, aprendes los gustos tan diferentes que tenemos en función de la procedencia de cada uno. Un producto diseñado para un asiático no siempre se lo puedes vender a un europeo. Hay prendas de ropa que le encajan muy bien a un norteamericano, pero a casi nadie más, y determinados tipos de calzado que no nos ponemos nunca los españoles… Además, todo va cambiando con el tiempo, los objetos y cómo interactuamos con ellos, los gustos de la gente también, y por eso, aunque la funcionalidad puede ser la misma, la forma va evolucionando”, apunta.
El conocimiento del individuo y de la diversidad social y geográfica es esencial. El mundo está segmentado en muchos bloques y hay que tener en cuenta esas diferencias a la hora de diseñar un producto.
Cada uno tiene su gusto, su forma de ver las cosas, y eso no es algo bueno o malo, simplemente es distinto. Por eso conocer y entender quién es el usuario, cómo piensan las personas, los consumidores, son cuestiones esenciales a la hora de enfrentarse al desarrollo de cualquier producto industrial. El conocimiento del individuo, y de la diversidad social y geográfica es esencial. “Por un lado estaría Europa, por otro, América, también Oriente Medio. India y Pakistán tienen sus propios criterios, luego hay que contar con la zona más oriental de Asia, con China, Japón, Filipinas, etc. El mundo está segmentado en muchos bloques y hay que tener en cuenta esas diferencias a la hora de diseñar un producto”.
Nada de dibujitos, un trabajo muy serio
Según Parra, “en España nos falta entender bien aún el concepto de diseño industrial. Hay pocas ofertas de empleo aquí para diseñadores industriales y tampoco está lo suficientemente valorada esta profesión. Se piensa que es hacer dibujitos, cuando de lo que se trata es de tener una idea, desarrollarla, luego pasarla a 3D, realizar planos de ejecución, experimentar y prototipar”.
Necesitamos como país invertir y fomentar mucho más la innovación. Su ausencia provoca que no se creen muchos puestos de trabajo con un perfil avanzado, con los que nuestros jóvenes puedan crecer y se sientan valorados, y eso provoca que, al final, muchos se tengan que ir fuera.
Un contexto en el que la innovación es un catalizador fundamental. Es básica para crear ecosistemas avanzados que tiren del resto del tejido industrial y de la economía. “Necesitamos como país invertir y fomentar mucho más la innovación. Su ausencia provoca que no se creen muchos puestos de trabajo con un perfil avanzado, con los que nuestros jóvenes puedan crecer y se sientan valorados, y eso provoca que, al final, muchos se tengan que ir fuera”.
Estudiar también es un trabajo
En los talleres del máster, Parra traslada a sus alumnos toda su experiencia profesional y vital en estos años, con la gran ventaja de haberlo cursado ella antes. “Me tomé el máster prácticamente como si fuera un trabajo y ahora aplico la misma metodología, planificación, organización, exactamente igual como si estuviésemos en una empresa llevando a cabo un proyecto”.
Me tomé el máster prácticamente como si fuera un trabajo y ahora aplico la misma metodología, planificación, organización, exactamente igual como si estuviésemos en una empresa llevando a cabo un proyecto
Parra quedó finalista en un concurso internacional que convocó Leroy Merlín con una lámpara desarrollada en convenio con la empresa New Garden, que fabrica bombillas. “Es parte de lo que hago ahora en la ESIT: asesorar en esos talleres colaborativos y de emprendimiento, aportando esas estrategias de diseño, de innovación y de aprendizaje que tengo y también mí conocimiento de las herramientas que se utilizan. Vierto la experiencia laboral que tengo sobre el alumnado, pero también lo que aprendí en el máster, y les doy los consejos que a mí me hubiese gustado recibir cuando lo hice. Son cinco talleres, cada uno ligado a una asignatura, de la que el taller es el trabajo más fuerte”, afirma.
Un asesoramiento, un apoyo, una mentoría para que todo fluya mejor durante el máster y se esté en las mejores condiciones para que los estudiantes destaquen en un mercado cada vez más exigente y competido. Ese es el gran objetivo. Pero con el mercado pasa un poco como con las estrellas cuando miramos al cielo. “Lo que vemos realmente es el pasado”, dice mientras piensa, seguramente, en cómo transformar los mil y un objetos que nos rodean.
Máster Universitario en Diseño Industrial y Desarrollo de Producto
Estrategias y emprendimiento colaborativo de la mano de una estudiante experimentada
El emprendimiento colaborativo ha revolucionado la forma en que los emprendedores desarrollan sus proyectos. Es un enfoque que se complementa con el programa del Máster Universitario en Diseño Industrial y Desarrollo de Producto de UNIR, en el cual los estudiantes diseñan y desarrollan su propio producto, permitiendo una mentoría continua por parte de expertos y fomentando la ingeniería concurrente.
En el máster, los estudiantes tienen la oportunidad de llevar a cabo su propio proyecto, trabajando en hitos sucesivos que conforman una misma memoria. A lo largo del curso, son guiados por profesores con una amplia experiencia empresarial, quienes actúan como departamentos de una empresa real. Estos profesionales aportan su conocimiento y asesoramiento en cada etapa del proyecto, brindando una visión holística que impulsa su desarrollo.
Además, se ofrecen talleres prácticos y especializados de forma paralela, diseñados para complementar y potenciar el desarrollo del proyecto emprendedor, y mentorizados por una experta en la materia. A través de esta mentoría continua, se permite la implementación de la ingeniería concurrente, donde los conocimientos adquiridos en los talleres se aplican de manera inmediata en el proyecto en curso.
Taller 1. Aprendiendo a evaluar y perfeccionar bocetos de productos
En este taller práctico, los estudiantes reciben feedback especializado sobre sus bocetos del producto, permitiéndoles mejorar su diseño desde las primeras etapas. Una coach especializada guía a los emprendedores en la identificación de fortalezas y áreas de mejora, lo que se traduce en avances significativos en el proyecto.
Taller 2. Mejorando la experiencia de usuario a través del diseño de productos
La experiencia de usuario es un factor clave en el éxito de cualquier producto. En este taller práctico, los estudiantes aprenden a aplicar técnicas de diseño centradas en el usuario, permitiendo que sus productos sean atractivos y funcionales. Una mentoría especializada garantiza que sea considerada en cada etapa del desarrollo del producto.
Taller 3. Pitch Deck: cómo presentar tu producto para destacar
El arte de dar a conocer un producto de manera efectiva es esencial para captar la atención de los inversores y clientes potenciales. En este taller, una mentora asesora a los emprendedores en la creación de un Pitch Deck, una breve, impactante y persuasiva presentación convincente del proyecto. Así se maximizan las posibilidades de éxito.
Taller 4. Prototipado: diseñar, construir y validar tus productos
El prototipado es un paso fundamental en el desarrollo de un producto. En este taller práctico, se aprende a diseñar, construir y validar prototipos de sus productos. Una mentora brinda su conocimiento y experiencia, acelerando el proceso de desarrollo y minimizando errores.
Taller 5. ‘Packaging’ y lanzamiento: aprende a diseñar embalajes efectivos para tu marca
El diseño de packaging efectivo fortalece la imagen de marca y atrae a los clientes. En este taller práctico, los estudiantes adquieren conocimientos y estrategias para diseñar embalajes atractivos y funcionales. Una experta les orienta en el lanzamiento del producto, garantizando una presentación exitosa en el mercado.
