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Día Mundial del Autismo: "Un niño con TEA no vive en otro mundo; ve el mundo diferente"

Este martes, 2 de abril, se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Uno de cada 160 niños en España tiene TEA, según las últimas estadísticas de la Organización Mundial de la Salud. Hay alrededor de 50.000 niños autistas en edad escolar.

Isabel Gómez León habla con solvencia sobre un tema que le apasiona, y del que se ocupa hace más de una década, como neuropsicóloga y docente: el tratamiento del Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) y la inclusión en el aula: “Un niño con TEA no vive en otro mundo; ve el mundo de manera diferente”, afirma.

Este 2 de abril se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Uno de cada 160 niños en España tiene TEA, según las últimas estadísticas de la Organización Mundial de la Salud. En nuestro país hay alrededor de 50.000 niños autistas en edad escolar.

En términos científicos, es un trastorno de origen neurobiológico que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral. Esa alteración da lugar a dificultades en dos áreas, principalmente: la comunicación e interacción social y la flexibilidad del pensamiento y de la conducta.

Para muchos, este cuadro que afecta al desarrollo de competencias de tipo social, comunicativo y lingüístico, sigue siendo un misterio. No son pocos quienes además le asocian con falsos mitos, como el aislamiento absoluto.

Pueden comunicarse y sentir emociones

“Un niño autista sí puede sentir emociones y comunicarse, a pesar de muchas creencias sociales, que son erróneas. Asimismo, hay evidencias suficientes como para afirmar que, en determinados casos, el trastorno se supera en su totalidad”, comenta Gómez León, docente del Máster Universitario en Educación Especial de UNIR. Además, es gerente de un centro madrileño de neuropsicología infantil y atención temprana. A diario, asiste a numerosos niños con esta Necesidad Educativa Especial (NEE).

Por este motivo, la experta posee amplia experiencia para transmitir vivencias y brindar consejos a quienes sienten la vocación de dedicarse a un terreno delicado y trascendente: la atención, en un aula o en la consulta, de personas que padecen este trastorno.

A lo largo de su carrera ha cosechado grandes satisfacciones: progresos de niños que eran incapaces de expresarse por su trastorno específico del lenguaje, cambios significativos en personas a las que consiguió reducir su cuadro de fobia social, menores que actuaban agresivamente en un marco de estrés, etc. Todo ello asociado a algunos de los rasgos del Trastorno del Espectro Autista.

Los padres, los especialistas y los maestros, debemos comprender que somos los únicos agentes de cambio para los niños con Trastorno del Espectro Autista

También ha luchado codo con codo con familias que debieron asumir un panorama complejo, al saber que sus pequeños de apenas 2 o 3 años habían sido diagnosticados con el Trastorno de Espectro Autista. “Ellos y nosotros, los padres, los especialistas y los maestros, debemos comprender que somos los únicos agentes de cambio, porque el niño con TEA pasa todo el día en el hogar o en el colegio”, afirma.

Isabel se detiene en algo que considera vital: queda mucho camino por recorrer respecto a la labor del profesional y del docente que atiende este tipo de Necesidades Educativas Especiales: “Nuestra labor es brindar estímulos para ayudar a una persona con TEA, pero mediante tratamientos flexibles y adaptados a cada caso concreto, sin fórmulas rígidas”, advierte.

Una auténtica inclusión

En su opinión, a lo largo de años de trabajo ha podido detectar falencias, que el sistema educativo debería corregir con urgencia. Está en juego, ni más ni menos, la lucha por una auténtica inclusión en el aula (y en la vida).

“La falta de formación en este tema es muy preocupante. Los colegios carecen de personal específico para asistir a personas con estas características. Entonces, se tornan necesarios y vitales los estudios de posgrado. Se requieren docentes con estos conocimientos”, considera.

“Si un maestro no tiene formación específica, solo podrá sostenerse en la ayuda de un orientador de un centro educativo. Pero éste suele destinar poco tiempo al niño, debido a la cantidad de escolares a los que debe asistir, y a las distintas situaciones que presentan otras personas con otras discapacidades”, recalca.

En este sentido, advierte sobre otra cuestión: “Yo les explico a mis estudiantes que utilizar estrategias estandarizadas y rígidas para alumnos con TEA, por más buena voluntad que haya, no solo puede resultar ineficaz, sino contraproducente. En determinados casos, hasta puede llegar a empeorar el cuadro”, sostiene.

Intervención personalizada

Por ello es fundamental formarse, con las herramientas necesarias, como las que aporta el Máster en Educación Especial online de UNIR, la Universidad en Internet. “Cada niño con TEA requiere una intervención personalizada. Hay tal variedad de características, que es muy necesaria la personalización asistencial. No podemos implementar técnicas rígidas para todos. Y un posgrado como éste enfoca hacia tratamientos específicos”.

Es un enorme desafío, pero existen aspectos positivos que invitan a la esperanza. Por ejemplo, hoy el diagnóstico de personas con TEA ha aumentado de forma exponencial. Treinta años atrás, el autismo era casi un enigma, un gran desconocido. Si bien la causa exacta que explica la aparición del TEA aún no está determinada, “se han producido avances importantes, como descubrir una fuerte implicación genética en su origen”, explica la neuropsicóloga.

Según una investigación de la Universidad de California, el autismo aparece por fallos de conexiones neuronales y faltas de capas en el cerebro que se sitúan en lóbulos frontales y temporales de la corteza.

“En los últimos tiempos, gracias a una mayor información, a los avances en las técnicas de detección y a la concienciación por parte de la sociedad y del personal sanitario, se puede trabajar mejor porque se detectan más casos. Esto es muy positivo”, dice.

El objetivo deber ser mejorar la calidad de vida de las personas con autismo, para que puedan llevar una vida como parte integrante e integrada de la sociedad

En definitiva, el objetivo deber ser mejorar la calidad de vida de las personas con autismo, para que puedan llevar una “vida plena y gratificante como parte integrante de la sociedad”. Así lo destacan en su página la Confederación Autismo España y la Confederación Española de Autismo FESPAU.

En ese espacio invitan a todos a sumarse a un reto: conseguir que edificios y monumentos en España se iluminen de azul (el color que identifica al colectivo) el próximo 2 de abril, como muestra de solidaridad. Mediante esta iniciativa, nos invitan a todos a pugnar por la igualdad de oportunidades de las personas con TEA, en la búsqueda de su inclusión, en todos los ámbitos de la sociedad.

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