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Recursos humanos y financieros “competentes” y más innovación, retos de la investigación universitaria

UNIR ha celebrado el 'Seminario sobre la situación de la investigación universitaria analizada desde España y desde Europa' junto con la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria y la Obra Social de La Caixa. Aquí puedes leer la crónica

Más financiación, un nuevo marco jurídico y una potente colaboración entre universidades, empresas y gobiernos. Son las tres ideas claves que depararon la primera jornada del Seminario sobre la situación de la investigación universitaria analizada desde España y desde Europa que los días 19 y 20 de enero se ha celebrado en la madrileña Casa de América. Un análisis tanto actual como de cara al futuro realizado en las diversas ponencias y mesas redondas que hecho hincapié en la importancia de contar con unos recursos humanos y financieros “competentes” y una mayor innovación. Son los retos de la investigación universitaria española a corto y medio plazo.

Durante día y medio se reunieron prestigiosos profesionales nacionales e internacionales para analizar las prioridades y estrategias en esta área. Y los primeros en pronunciarse fueron los responsables de inaugurar el evento, organizado por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria en la Universidad Politécnica de Madrid y la Obra Social de La Caixa.

El rector de UNIR, José María Vázquez García-Peñuela, señaló que la investigación se focaliza en áreas científicas “cuyas aportaciones puedan transferirse a los procesos productivos y, en consecuencia, generan un rápido impacto económico”. Por ello, ha  instado a revalorizar la investigación en el campo de las Humanidades, “sin obsesionarse con la transferencia de esas investigaciones” y ha defendido “la adecuación de planes de estudios y baremos para los estudios humanísticos”.

A continuación, el presidente del Consejo Social de UNIR, Alberto Ruiz Gallardón, recordó que la investigación universitaria en España ha obtenido el “mejor desarrollo de toda la Historia Moderna en los dos últimos decenios”. Pero si se quiere continuar así, se requiere de los poderes públicos “una regulación que permita que el formidable potencial investigador dé sus frutos”. “Es necesaria una modificación legislativa que dé incentivos fiscales sustanciales y donaciones a las entidades investigadoras, no solo a las personas jurídicas sino también a las físicas”, ha insistido.

El director de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), Miguel Ángel Galindo, destacó que, “si deseamos aumentar la investigación dentro de la sociedad, debemos mejorar la formación de las personas y el capital” y reconoció que, en ocasiones, “parece que hay favoritismo hacia cierto tipo de investigación porque se alcanzan beneficios”.

El testigo lo recogió el director de la Cátedra y del Seminario, Francisco Michavila, quien aseguró que “hay que hacer una reflexión sobre el primer paso para realizar avances y proyectos, las prioridades y estrategias” a seguir en investigación universitaria, la cual, lamentó “ha sufrido una crisis, y en España se ha acentuado con la contracción presupuestaria y la reducción de plantilla”.

El llamamiento a una mayor inversión sobrevoló la primera sesión. Pero también la importancia de que universidades, empresas y gobiernos trabajen de la mano para impulsar la investigación de calidad y abordar cuestiones  vitales como  la financiación, la burocracia, los marcos legislativos, la innovación o la mentalidad emprendedora.

“Nuestra responsabilidad es convencer a los políticos de la importancia de una educación superior y de la investigación para que se pueda invertir y continuar en este camino”, alentó Stefano Paleari. El ex rector de la Università di Bérgamo y ex presidente de la Conferencia de Rectores Italianos señaló que el gasto por habitante en investigación en España, Italia o Portugal es una cuarta parte del de Estados Unidos, “es un problema, sí, pero también puede ser una oportunidad”. Por último, afirmó que “hay sitio para la esperanza” si se educa en cuestiones como “la curiosidad, el valor de lo desconocido, una competencia limpia y la tolerancia”.

Para Federico Gutiérrez-Solana, el problema en España reside en que la inversión en educación, no solo universitaria “se ha alejado de la media europea”. Para solventarlo, resulta vital una planificación estratégica “más allá de una legislatura, porque es el futuro de una sociedad” y que permita implantar un modelo “de mayor inversión con más capacidad de aprovechamiento” cuyo resultado sea una cultura innovadora donde prime la investigación emprendedora. También llamó a “reforzar la estructura empresarial y el número de empresas con capacidad innovadora”.

“Los sistemas que funcionan son los híbridos, donde las empresas y los grupos de investigación públicos trabajan en común, con fuertes incentivos públicos y con liderazgo de las administraciones”, destacó Federico Morán, director de la Fundación para el Conocimiento Madri+d. En una línea similar, el director de ICREA, Antonio Huerta, enumeró los aspectos críticos que lastran la capacidad de las universidades “para equipararse a nuestros entornos de referencia” como son los procesos administrativos impuestos por el Estado, la falta de financiación basal “suficiente” y el sistema de gobernanza de las propias universidades.

Por su parte, el vicerrector de Transferencia y Tecnología y director de la Cátedra UNESCO en eLearning de UNIR, Daniel Burgos, resaltó a España y Europa como potencias investigadoras “de calidad y punteras” pero consideró que “la aportación tangible, el contacto con la sociedad civil o la complicidad con las empresas y otras entidades relacionadas resultan algo más vagos”.

La necesidad de que los avances científicos se transfieran a la sociedad a través de ecosistemas que agrupen “universidades, centros tecnológicos y tejido empresarial” fue la tesis de Rafael Garesse, vicerrector de Investigación e Innovación de la Universidad Autónoma de Madrid. Mientras que Antonio Embid, catedrático de la Universidad de Zaragoza desglosó la estructura de la investigación estatal, territorialmente parcelada y cargó contra “la terrible mentalidad burocrática que impregna a todas las organizaciones para la investigación y la docencia”.

También destacó la exitosa intervención de Josefina Bueno, directora general de Universidades e Investigación de la Generalitat Valenciana, quien ahondó en la brecha de género (Gender Gap) en las universidades españolas. En concreto, hizo referencia al ‘techo de cristal’ según el cual, mientras el número de estudiantes femeninas supera al de los alumnos, la cifra se reduce hasta que las catedráticas representan solo un 25% y únicamente son siete las rectoras. Para revertirlo, Bueno abogó por “planteamientos inclusivos e igualitarios que no permitan la desigualdad en la investigación ni en la gobernanza universitaria” pero también por cambiar los modelos de la sociedad, “donde los estereotipos influyen al elegir la carrera y la invisibilidad de las mujeres científicas es notoria”. Por último, recordó que la excelencia “no tiene sexo”.

Poco antes que ella Carmen Fenoll, catedrática y ex vicerrectora de la Universidad de Castilla La Mancha,  centró su exposición en las alianzas universitarias, importantes para paliar “los problemas endémicos del sistema universitario español”, entre los que se halla una estructura de personal “inadecuada e inflexible”, una financiación de la investigación “insuficiente e inestable” y una gobernanza “colegiada y anticuada”. Y, si bien reconoció que, según las cifras, la productividad científica se ha incrementado en España pese a la reducción de la financiación, dejó claro que la investigación “es una inversión”.

Por su parte, y en referencia a las mencionadas alianzas, José E. Capilla, Vicerrector de Investigación, Innovación y Transferencia de la Universidad Politécnica de Valencia, señaló que estas suponen unas ventajas competitivas de cara a la internacionalización, como son el “compartir buenas prácticas, mejorar la excelencia, posicionarse en el ranking, obtener reputación, lograr influencia política, acceder a acuerdos, proyectos e intercambios, etc.”.

El ex rector de la Universitat Rovira i Virgili, Xavier Grau, fue el encargado de abrir la segunda sesión con una interesante temática, la posición de las universidades en los ranking internacionales . “El impacto de la producción científica es el factor más importante para aparecer en estos listados, pues explica más del 70% de su posición”, ha asegurado antes de incidir en que las universidades investigadoras deben tener “el doble de recursos de lo que se está produciendo hoy en España”. Y si bien matizó que el componente público nacional “es muy cercano a los europeos al suponer el 80% de lo que debería”, la financiación privada tiene mucho camino por recorrer. “Es solo una cuarta parte de lo necesario y, aunque no se puede pedir a nadie que lo haga, el tejido productivo y la sociedad del conocimiento necesitan un nivel de inversión muy superior al que existe”.

El toque internacional se dejó sentir en la siguiente mesa redonda, donde los participantes desgranaron diversas experiencias particulares. Así, Vincent Hoffmann-Martinot desarrolló el profundo proceso de transformación experimentado por la educación superior y el sistema de investigación francés en la última década. El Président de la Communauté d’Universités et Etablissements d’Aquitaine explicó que la primera meta en su país es “resolver la fragmentación y los distintos sistemas educativos para cooperar y reforzar la competitividad de las instituciones científicas francesas en Europa y el mundo”.

A continuación, Robert F. Mudde, director del Graduate School TU Delft holandés, compartió la experiencia de esta universidad tecnológica cuyo objetivo es ofrecer una mejor educación y entrenar a los candidatos doctores (PhD) para que “cada uno tenga  un número de habilidad y cualificaciones, todas del mayor nivel posible”. “Además”, ha recalcado, el PhD “no es el final, sino el principio de una trayectoria”.

Con ellos intervino Gonzalo León, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, que aseguró que el futuro es el de combinar la investigación, la innovación y el conocimiento. Para lograrlo, apuntó, se requiere de una estrategia institucional de innovación enraizada con la estrategia de I+D y con la captación de recursos humanos. Mientras que Isabel Durán, vicerrectora de Relaciones Internacionales y Cooperación en la Universidad Complutense de Madrid, recalcó que en España “tenemos excelentes doctores” y alertó sobre la importancia “de retener el talento” y de que las universidades “sean proactivas y comprometidas con la investigación”.

Por último, el catedrático de la Universidad de Valencia y Director de Investigación del IVIE, Francisco Pérez, se mostró tajante al señalar que la preparación y el desarrollo de la investigación requiere de “un entorno adecuado, recursos humanos y financieros competentes, una cultura investigadora y una atmósfera en la que respirar conocimiento”. A su juicio, los recursos a la investigación universitaria en España se caracterizan “por su nivel menor al de otros países, la mayor dependencia de las fuentes de recursos públicas y su desigual distribución regional y, sobre todo, entre universidades”. Rasgos relacionados con “ciertas características” del tejido empresarial y la “distinta intensidad” con la que las universidades se dedican a la investigación.

En cuanto a cómo mejorar las capacidades y resultados del sistema universitario español, Pérez lo dejó claro. Más recursos y mejor asignados al condicionarlos, por ejemplo, a los resultados, un refuerzo de la gestión y organización de las unidades investigadora, fomento de la formación del profesorado dedicado a la investigación y mayor presencia de las universidades privadas.

La tan mentada Administración pública estuvo presente en el momento de la clausura del Seminario. Y lo hizo con la presencia del Secretario general de Universidades, Jorge Sáinz, quien anunció que, en cuanto a financiación se refiere, desde el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, “nos planteamos que esté ligada a objetivos o resultados”. Por su parte el Director de Universidades e Investigación de la Comunidad de Madrid, José Manuel Torralba, reconoció que, si bien la financiación “es algo muy importante”, lo que más les preocupa es la “gestión de la investigación y de las universidades, así como las barreras (tasas, masas salariales, techos de gasto o la justificación de proyectos) para la innovación y cómo suavizarlas”. Y concluyó asegurando que, una Universidad sin investigación, “no puede hacer su papel en la sociedad, pues para transmitir conocimiento debe generarlo”.

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