Varios profesores expertos intercambian impresiones y experiencias sobre esta innovadora metodología, cada vez más implantada en las aulas, y que permite a los docentes trabajar más y mejor con sus alumnos
Una baraja de cartas, un bote de Cola Cao tamaño XXL, danzas, representaciones teatrales y hasta yincanas. Utensilios y actividades en apariencia dispares que, empleadas dentro del aula, cobran una nueva dimensión. Son algunas de las técnicas de las que se valen cinco profesores de diversos niveles educativos, desde Primaria hasta la Universidad, firmes creyentes de las ventajas del modelo de enseñanza inversa. Y así lo han compartido en una mesa redonda online celebrada en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), en la que han dado las claves del denominado Flipped Learning, donde los alumnos son los verdaderos protagonistas de la clase.
“Vamos a poner sobre la mesa diversas cuestiones, como por qué engancha el Flipped y cuáles son las diferencias entre el Flipped Learning y el Flipped Classroom”, introduce el moderador, Antonio Calvillo, doctor en Flipped Classroom y profesor de secundaria de música. La respuesta es unánime: el trasladar las explicaciones más teóricas a casa y ganar tiempo en clase para realizar un sinfín de actividades otorga una calidad añadida a la enseñanza.
“Es la magia del Flipped, puedo atender a cada alumno según sus necesidades, como los chavales trabajan con documentos o vídeos en casa tranquilos, en clase hacemos actividades, batallas de ecuaciones, ejercicios, se ayudan entre ellos… el aula se transforma; el alumno es el protagonista de lo que hace, de su aprendizaje”, señala Juan Pablo Sánchez, profesor de Secundaria en el área de Matemáticas.
Retoma el hilo José Antonio Lucero, profesor de Secundaria del área de Historia y Ciencia Sociales. “La clave es la cantidad de tiempo que te da, el temario de Historia es muy amplio y debo emplear toda la hora para explicarlo sin tiempo para más”, razona. Pero su deseo era el de “hacer mucho en clase, cosas chulas; gracias al Flipped, como los alumnos ya tienen una idea general de lo estudiado, avanzas más y el profesor deja de ser el foco de atención, se convierte en guía que ayuda al estudiante”.
Él lo sabe bien, ya que ha conseguido generar entre sus alumnos grandes expectativas con los numerosos vídeos que ‘sube’ a su canal de Youtube, ‘La cuna de Halicarnaso’. “Son algo sencillo de ver y de tomar apuntes, y las actividades las hacen en el aula. Además, intento dar una pequeña motivación al inicio de cada vídeo, un breve gag y así cada vez que lo subo están deseando verlo y me retan a ver qué hago cada semana”, confiesa, aunque matiza que “la gente se cree que es solo un vídeo, pero si en clase no se hace el esfuerzo de aprendizaje, se queda solo en eso, cuando el vídeo es un medio para aprender”.
Así lo constata también Lidia González, profesora de Primaria. “No sirve de nada hacer vídeos si no sabemos invertir ese tiempo positivamente en el aula para ser acompañantes todo el rato, estamos en casa y en clase con ellos”. En su área concreta, la Música, lo que más le interesa es la “práctica instrumental, que en clase hagan música, se acerquen a ella y sean sensibles a ella, por eso casi todo es práctico con danzas, bailes, canciones, instrumentaciones… se trata de despertar su creatividad”. Esa motivación es lo que les incita a practicar y estudiar en casa. “El secreto está en generar en ellos la necesidad, si la hay lo harán, pero si es porque deben hacerlo, entonces puede que estudien antes o no”, apunta.
Las clases versátiles y activas son la base del Flipped Learning, que llega a un nivel de profundidad “mayor” que el Flipped Classroom, como señala Déborah Martín, profesora de UNIR del Experto Universitario en Flipped Classroom que ha puesto en marcha la primera experiencia flipped online en entorno 3D. “Cuando realmente hay un cambio en la estrategia educativa y de aprendizaje es con el Flipped Learning, requiere de protagonismo del alumno y que nuestras clases sean versátiles, se trata de generar un espacio de aprendizaje con situaciones de aprendizaje, ver qué aprenden los alumnos y adaptar las actividades en función de ello”, incide.
E insiste en que, como profesores, “debemos tener un diseño pedagógico previo del aula y de qué queremos conseguir, desarrollar ciertas competencias, destrezas y habilidades, hay que planificarlo todo”. Sabe de lo que habla. En sus clases presenciales organiza diversos grupos que, dotados de herramientas digitales, llevan a cabo proyectos y gynkanas por la facultad, pero en su enseñanza online está incorporando una plataforma en 3D “que da sensación de presencialidad, facilita la cohesión grupal porque podemos trabajar en colaborativo con metodologías deductivas e inductivas, que van de la teoría a lo concreto y viceversa”.
“Lo importante es que la explicación tradicional sale del aula para invertir el tiempo de otra forma”, coincide Calvillo. Y buena nota ha tomado Juan Pablo Mora, profesor titular de la Universidad de Sevilla del área de Lingüística. Vídeos, lecturas, documentales y debates son, entre otros, algunos de los recursos que ofrece a los estudiantes. “Procuro despertar su interés para que luego busquen la información que les conviene para su estilo de aprendizaje. Se trata de crear un entorno seguro donde sientan que pueden equivocarse y que el profesor y los compañeros están ahí para ayudarle”, razona. Nada que ver con la educación tradicional, donde la evaluación “es un castigo si se falla, todo lo contrario que el verdadero aprendizaje, que sucede cuando uno se equivoca y aprende de sus errores”, concluye.
